Alternativas radicales ante la deuda pública

Caribe Hoy

altTomar dinero prestado y asumir deuda es, muchas veces, una forma legítima que tenemos los individuos para obtener los recursos económicos cuando no tenemos suficientes ingresos para adquirir los bienes y servicios que necesitamos. Pero cuando el que toma dinero prestado es el Estado, el propósito y legitimidad de cada préstamo debe ser objeto del más cuidadoso escrutinio público. Eso es así porque cuando un individuo toma dinero prestado sólo se compromete a sí mismo y (en el peor de los casos) a su familia inmediata.

Pero cuando el gobierno de Puerto Rico toma dinero prestado, la deuda que contraen los gobernantes se convierte en deuda pública y todos los habitantes de esta isla seremos responsables de su pago.

Durante los pasados años el crecimiento descontrolado de la deuda pública ha sido una amenaza constante para el país. Recordamos como el gobierno compartido del PPD-PNP impuso en el 2006 el pago del IVU para garantizarle el pago de la deuda a los bonistas. De igual manera recordamos como el PNP despidió a 30,000 empleados públicos en el 2009 para “salvar el crédito del país”. Ambos partidos principales han sido responsables de tomar dinero prestado a manos llenas, pero ninguno ha asumido la responsabilidad por sus actos.

Al día de hoy Puerto Rico tiene una deuda pública que sobrepasa los $70,000 millones. Es una cantidad que no se puede pagar. Sin embargo, administración tras administración continúa imponiendo medidas contra el pueblo para complacer a los bonistas: privatización, despidos, congelar los salarios, reducir beneficios y destruir los sistemas de retiro son sólo algunas de las medidas tomadas por el binomio PNP-PPD para que sea el pueblo trabajador el que pague la crisis. De hecho, para los patronos y sus voceros la solución al tema de la deuda es sencillo: privatización de los servicios públicos y reforma laboral para “incentivar” el capital para luego… ¡Tomar más dinero prestado! Es la misma receta que llevan imponiendo hace más de 25 años y la crisis es cada día peor.

Pero los trabajadores no somos los responsables de la deuda. Ninguno de nosotros ha tomado ni un solo centavo prestado para hipotecar el futuro del país. ¿Y si no somos responsables de incurrir en la deuda, por qué tenemos que pagarla?

La deuda pública no se puede enfrentar con paños tibios, con llamados a la “reestructuración” de la deuda o a planes de pago. Hacen falta soluciones radicales y ser radical significa ir a la raíz del problema para encontrar la solución. Y la raíz del problema es que el estado toma dinero prestado porque no le cobra contribuciones a los ricos y las grandes corporaciones. El problema es que en Puerto Rico los ricos están acostumbrados a que sea el pueblo pobre y trabajador el que cargue con el peso contributivo y ahora quieren que paguemos por la crisis que ellos mismos han creado.

Enfrentar el reto de la deuda pública es un asunto que va más allá de cualquier preferencia de estatus. La deuda actual se ha incurrido durante la vigencia del Estado Libre Asociado, pero hemos visto como países independientes como Grecia han sucumbido ante los prestamistas a nivel internacional. También bajo la estadidad, hemos visto como la deuda pública ha destruido una ciudad como Detroit. Así pues, de nada sirve enfrentar el asunto del estatus político de Puerto Rico sino enfrentamos, de manera radical, el problema de la deuda.

Para resolver, desde el punto de vista del pueblo trabajador, el problema que nos presenta la deuda pública, proponemos las siguientes siete (7) medidas:

1. Declaración de una Emergencia Social y Económica.

Resulta necesario reconocer, no sólo que el país se encuentra en crisis, sino que atravesamos por una profunda emergencia social y económica que amenaza el bienestar actual y futuro del pueblo trabajador. La deuda que asume el gobierno hoy la tendrán que pagar nuestros nietos y nietas. Partiendo del reconocimiento de esta grave emergencia, es que se deben tomar las demás medidas de este plan.

2. Una moratoria indefinida al pago de la deuda pública.

Una vez reconocida públicamente la existencia de una grave emergencia social y económica, lo próximo es actuar de conformidad para resolver la misma. Y la primera consecuencia es detener, de manera inmediata e indefinida, el pago de cualquier cantidad de dinero para la deuda pública. ¡Ni un solo centavo para el pago de deuda!

3. Una moratoria indefinida a tomar más dinero prestado.

Habrá personas que digan que la moratoria sobre el pago de la deuda hará imposible para el Estado tomar más dinero prestado. No hay problema. Precisamente hay que detener de manera inmediata el que se continúe endeudando al pueblo con más préstamos. ¡Ni un solo préstamo más!

4. Una auditoría sobre el uso de la deuda pública durante los pasados 30 años.

Sin duda alguna el pueblo trabajador no es responsable de la deuda. Pero alguien es responsable. Para esto resulta necesario auditar todos los préstamos tomados por las dos administraciones que se han turnado en mal gobernar al país, para adjudicar responsabilidades. ¡Que se abran al público los libros de contabilidad del gobierno!

5. Procesamiento criminal a todos los responsables de haber endeudado al país.

Una vez se determine quienes son los responsables de haber hundido el país en una crisis de deuda pública, éstos responsables deben ser acusados y procesados por crímenes contra el bienestar del pueblo. En el caso de aquellas personas que se hayan lucrado personalmente, además del procesamiento criminal, se deben confiscar sus propiedades a modo de resarcimiento. ¡Cárcel para los responsables de haber endeudado de manera criminal a nuestro país!

6. Enmienda constitucional para garantizar el bienestar del pueblo por encima del pago de cualquier deuda pública.

Resulta verdaderamente vergonzoso que la actual Constitución le imponga a los gobernantes la obligación de pagarle primero los préstamos e intereses a los bonistas para luego considerar el bienestar del pueblo trabajador. Esta disposición de la Constitución debe someterse a referéndum para ser derogada mediante el voto del pueblo. ¡Nuestras vidas valen más que sus ganancias!

7. Una verdadera Reforma contributiva para que paguen más los que más tienen.

De nada sirven todas las medidas anteriores si continuamos con un sistema contributivo que coloca la mayor parte de la responsabilidad sobre las espaldas del pueblo trabajador. Se deben revisar todas las leyes y decretos de exención contributiva que benefician a las empresas para evaluar su efecto real en la economía. Las grandes corporaciones, locales y foráneas, deben asumir el pago de contribuciones a tenor con sus ganancias, para el bienestar del pueblo trabajador.

Es hora que la medicina amarga la tomen los responsables de la crisis. Es hora que paguen los que se han lucrado de la deuda pública. Es hora que la crisis la paguen los ricos.