Jesús Manuel Santiago: en la brevedad del oráculo

Crítica literaria
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“…Aprenderé el idioma de los ojos

e inventaremos palabras fuertes, muchas, poderosas…”

-Jesús Manuel Santiago


Antonio Vicente Mendes Maciel, llamado también Conselheiro, profeta y alquimista itinerante, recorre el estado de Bahía predicando la palabra de Dios, reconstruyendo iglesias y profetizando la llegada inminente del Anticristo. Ambas manos funden su crucifijo. Él, ensimismado, visita ese silencio en guerra que reviste a los ascetas de una luz rebelde y sin tipificar. Abierta la muchedumbre, millares de seguidores ven en las palabras del profeta la salvación de sus almas y la posibilidad de vivir en permanente santidad. Tupido escenario de rezos, de visiones arrugadas de mirador en mirador, destrozos del espíritu se reúnen con sus falsos pájaros. Arrastrados por el fulgor milenarista de sus ojos y por su lacónico verbo mesiánico, una cohorte de magníficos personajes le siguen, cada uno con una terrible historia detrás, convirtiéndose a la verdad del Buen Jesús predicada por el santón y dando de paso un giro radical a todas sus vidas. El mensaje apocalíptico del Consejero termina por identificar al Can, al verdadero Anticristo, con lo que no es sino la joven República del Brasil, la cual pretende la permanente separación de la iglesia y del estado; que decreta el matrimonio civil; que obliga a todas las personas a inscribirse en el censo; y que, además, impone el sistema métrico decimal. Su ruptura, sangrienta, con el Anticristo, es decir con la República, no pasa desapercibida por los dos antagónicos partidos políticos mayoritarios de Bahía: el Partido Reformista Republicano, de corte jacobino y burgués.


Las estampas de la novela de Mario Vargas Llosa La Guerra del Fin del Mundo caminan entre los salterios de sangre y verbo de los convertidos, y las  divisiones de infantería de esa República adusta y temeraria que es sorprendida en su bruto dormir de dominios, y los inmisericordes asaltos del milagro. Febriles escaramuzas  lideradas por los más malvados y salvajes jefes, Pedraò, Pajeú y el demoníaco Joao Satán, todos convertidos al evangelio. Joao Satán, se convierten a las palabras del Consejero. De la conversión de este último bandido renace Joao Abade, el nuevo lugarteniente del Consejero y de los elegidos que deciden poner rumbo a un lugar estable, a una Nueva Jerusalén que ya ha descendido del cielo.

Un Fin del mundo cualquiera, primero y postrero en la Brasil del siglo 19 recreación maravillosa de la Guerra de Canudos, acontecimiento histórico ocurrido en 1897 en el que se movilizaron más de 10.000 soldados de 17 estados brasileños.

H.G. Wells y Orson Welles algo rimados pero tan unidos en aquella transmisión de radio que catapultó al éxito al guionista, actor, cineasta y productor, creador  de la inolvidable Citizen Kane (1941). La obra radiofónica The War of the Worlds, inspirada en la novela de Wells, causó conmoción en los Estados Unidos cuando muchos oyentes del programa pensaron que se trataba de una retransmisión verdadera de una invasión extraterrestre, o en mejor ingrediente, un breviario del fin del mundo que da paso a otro mundo, suprahumano.


“..Esa será la parte que inmortalizará nuestra pieza,

la que nos garantizará la entrada

al museo de la plenitud incorruptible,

al de lo diverso…”


Versos de Jesús Manuel Santiago. Versos brillantes que van en su poema Pintura de una Sagrada Familia. Totalidad de versos que se recogen en su libro Breviario de Fin del Mundo bajo la rúbrica editorial BOREALES. En este reino sin final donde se encierran buenas fórmulas de poesía, tenemos  libro en densidad de axiomas, símbolos, matices, interrogantes. Buen libro de poesía hecho a la diferencia. Libro primordial y terminal, que nos trae la curvatura más fiel de la posibilidad, y que nos brinda una poesía en energía de evolución y de certeza.


“…Soy ciudadano.

Pertenezco

y me hermano

con todos los suelos,

con todas las aguas,

con todas las lágrimas que se derraman

de los cansados contornos cardiacos

de los viejos olvidados

por los vivos.


También,

con todas las sonrisas que se brotan

de los labios de algún niño descalzo

esperando calcetines que usará

para enjugar el dolor de la explotación

en una estación de transporte en Bombay…”

(Ciudadano)


Bombay. Nínive. Beirut. El poeta tiene presente de una voz estelar donde se comunique no solamente nuestro álgido insularismo-sería ya una nueva propuesta en la pluma de Antonio S. Pedreira-sino también con el mundo, el poeta apuesta a crear ágiles estructuras de expresión que llevan una fuerza y contundencia. El libro comienza con un certero prólogo de Lynette Mabel Pérez donde se vislumbran mosaicos, razones, definiciones. Pérez, tiende la aproximación a la suprema diferencia de este libro.

Hablamos un poco con Jesús Manuel, poeta, editor, profesor universitario. Incidimos en este final, creado para continuar. “Escribo para seguir existiendo en el intento de escapar del más absurdo e inverosímil cuento que nos hacen creer, a ese que le llaman realidad. Escribo para escapar de esa historia en la que nos quieren involucrar como personajes con poca actividad de una trama ya definida por otros y que solo privilegia a unos pocos. Escribo para escapar de ser personaje definido por otros y convertirme en creador de  mi propia historia.

De pequeño desarrollé fascinación por la lectura, deuda que tengo con mis maestras de la escuela elemental. Recuerdo con mucha admiración a mi maestra de segundo grado, la señora Hernández. Convertía la experiencia de leer poesía en todo un acontecimiento que despertaba emoción y provocaba felicidad. Leyendo poesía aprendí a entonar y a modular la voz. La maestra nos sacaba al árbol de goma que quedaba frente al salón y allí leíamos todos, al unísono. Leyendo poesía aprendí que no siempre hay que procurar de manera individualista ser la estrella del equipo, sino contribuir para que mi equipo sea un equipo estrella. Leyendo poesía aprendí solidaridad, respeto por los abolicionistas, amor por la naturaleza. Me hice parte de una realidad más grande, la de ser latinoamericano, antillano. Descubrí la capacidad de aportar significado y plenitud que posee la tarea magisterial. De allí, de leer poesía en segundo grado, me nacieron las pasiones: la tinta y la sala de clases. Ese es el origen de un vínculo que aún me acompaña. De ahí que estudiara educación y literatura. De ahí que enseñe  escriba versos.

Después de leer a Julia, a Federico y a Cernuda, me redescubrí con aquellos dedos que de preadolescente hicieron sus primeros intentos de escribir versos. Después de leer las “Tres versiones de Judas” y “Continuidad de los parques” me involucré en el fascinante viaje de cuestionar lo que es dado como real, de reinterpretar las formas, los signos”.

El poeta ve en la poesía y la narrativa un cauce conciliado. “Concibo el ejercicio de escribir como el mecanismo más completo y la plataforma por excelencia para armonizar lo que se percibe como real con la infinitud de la capacidad para imaginar. Es el punto de encuentro para establecer y proponer. En la escritura convive el resultado de la suma de “lo que es” con lo que se quiere, es decir, de la experiencia y el deseo. Para mí, el vínculo entre la poesía y la narrativa es muy poderoso. Aunque suene sencillo, ese poder reside en el hecho de que ambos bien pueden ser vehículos de expresión, o más aún ambos pueden servir de espejo. Al valerse del recurso del lenguaje, su riqueza y sus posibilidades son exponenciales. Pero amo la poesía. Me fascina su capacidad para pasar revista de la “realidad” sin que se agoten las posibilidades ante lo no logrado. Sigo impresionado con la interminable capacidad de crear vínculos metafóricos. Eso la convierte en maestra y humana. Con mi primer libro, “Bachata Rosa en tres tiempos”, quise contar una historia. Son versos que cuentan, o, si se prefiere, es una narración en versos”.

Su perspectiva de él, en la poesía, la pedagogía y el mundo, invita a la reflexión. “Me declaro esposo de la sala de clases y amante de la poesía. Estoy convencido que debemos comenzar a mirar el país, a pensarlo y a reconstruirlo desde la expresión artística. Que nos sirva el arte en cualquiera de sus manifestaciones como espejo para establecer radiografía del estado de situación actual y como lienzo para proponer, para encontrarnos, para crecer…para crear. Se nos hace urgente retomar las virtudes del proceso creativo y de la expresión como armas para combatir la inacción y la aparente incapacidad para resolver, para hacer, para proponer. Es harto conocido la relación directa que existe entre el crear y el desarrollo del pensamiento.

Una persona que crea, desarrolla y ejercita su capacidad para pensar. Un pueblo que crea, produce, resuelve, piensa. Es un pueblo que reconoce la imaginación como el motor que los mueve a la consecución de sus metas y, por ende, como su mayor recurso para echar hacia adelante”.


Breviario del Fin del Mundo, ¿cuál fue el comienzo? “A diferencia de mis poemarios anteriores (Bachata Rosa en tres tiempos, 2010; Clandestino, 2012) que van dirigidos a explorar las relaciones humanas, Breviario de fin del mundo surge de la necesidad de detenernos y mirar situaciones, estados y eventos que existen o que han ocurrido a nuestro alrededor que deberían repensarse, transformarse o sustituirse. El mundo parece haberse convertido en discriminación en racismo, homofobia, abuso político, contra menores. Claro que un cuadro como ese espera un final. Pero, ¿es esa la única alternativa?

Breviario de fin del mundo es producto de la reflexión punzante de lo que ocurre en Palestina, de las luchas por los derechos igualitarios y sus saldos, de las travesías del alma de los que se etiquetan como indocumentados, de las muchas veces adoloridas sonrisas de la negritud, de los menores que mueren explotados pescando langostas o los que son molestados por el clero. Pensé en todo eso y en las victorias obtenidas en grandes y menores batallas. Terminé pensando que la poesía, la capacidad creativa en función del bien individual y colectivo, es el único mesías disponible para librarnos de la hecatombe.”

Cabe preguntarse frente a un libro como Breviario del Fin del Mundo cuán urgente y eficaz llega a ser la poesía fuera del paralelo intimista, erótico, incrustado en los oficios del tacto, el abandono, la exhalación del llanto armado. “La poesía es arma, es exorcismo, espejo, lucha; propiciadora de creatividad, pensamiento y vida. Es el sentido mejor logrado de humanidad desde la plataforma del lenguaje. Hay que volcar la mirada hacia eso. Ese es el eslabón que hemos dejado perder. El panorama será distinto cuando lo retomemos en los escenarios formativos, la sala de clases (desde los primeros grados), en la casa, en el trabajo. Que se estimule el pensamiento, que se rete a pequeños y grandes a expresar una misma idea de maneras distintas. Pareciera ser que se nos ha embotado esa capacidad de crear. La poesía es solución”.

Nuestra literatura se reviste de expresiones innumerables, que hacen vanguardias, estilos, mensajes múltiples pero también implica un cambio de discurso ante la diversidad y la diferencia... “La literatura puertorriqueña florece, es fecunda, diversa. Gracias a los precursores que nos antecedieron y a la seriedad con que muchos de nuestros escritores asumen su función, hoy se escribe con mayor libertad, sin miedos a traspasar los límites mientras se crea. Hemos solidificado la difusión de nuestras letras a nivel mundial. Los intercambios literarios que se dan en el país así como aquellos en los que el país es representado han nutrido nuestro quehacer cultural. Cada vez aumenta el número de proyectos literarios auto gestados, las editoriales alternativas. Prácticamente todas las semanas hay oferta de eventos literarios en el país. Han surgido revistas literarias nuevas y otras que se mantienen con el pasar de los años. Esto es un buen ejemplo de lo que muchos deseamos que ocurra en otros órdenes de nuestra sociedad. Creo que el país necesita con urgencia de las mentes, las capacidades y las voluntades en función de muchos de nuestros escritores. Trato de nutrirme de aquellos que con la palabra y la acción tienen un genuino interés de aportar, de compartir un legado, de aquellos que empeñan palabra y acción. Me gustaría que se abandonen los ataques personalistas, insultantes y pobres y que se sustituyan por argumentos inteligentes y respetuosamente esbozados ante las diferencias”. En ese mismo discurso se quedan para cerrar este artículo los versos de Jesús Manuel, ¿fin o génesis? la poesía es un misterio diario y en buena voz es por más reveladora:


“NO a la cuota de la iupi.

Libros.

Vigilia por la muerte de Jorge Steven.

Museos.

A defender el Corredor Ecológico del Este.

Arte callejero.

Justicia para Maha.

Teatro experimental.

Todos somos José Enrique.

Bandas musicales.

Dile No a La Comay.

Voluntad.

Creatividad.

Aún

nos

queda

país…”

(Movimientos)


Fin de un mundo y continuidad, desde otro lente.