Leteo: El agua del olvido

Caribe Imaginado

altA las coordenadas de la memoria

Tomando el agua del Leteo olvidé las letras pronunciadas en los escalones marmoleados, vociferada por la sombra dulce. El agua del olvido fue rociada en el cuerpo como si Virgilio en la Divina Comedia me invitara a pasear.

Entrega de los pasos para ascender la escalera y reabrir la puerta con la memoria fresca y plena. De repente un nuevo sendero se dibuja y sugiere un espiral dorado violeta y azul. Caras nuevas, pero familiares acuñadas por un instante de comprensión.

¿De dónde proviene la remembranza la cual se atestigua en mi estómago lúcido, como si ya lo hubiese vivido? Como estando y recordando otra vez, estar en El Palacio de las Garzas en Panamá, en el Salón Amarillo, observando enmarcada la espada de Simón Bolívar. Libertad para las Américas a caballo, y hoy guerra civil cibernética declarada contra la tierra que le vio nacer.

Eones de tránsito globales para descubrir unidad ontológica de totalidad aspirando Paz. Ampliando la visión impávida, como Marco Polo y sus múltiples coordenadas a través de la Ruta de la Seda. Sonrisas mojadas en el vasto horizonte, las cuales albergan y esconden aventuras privilegiadas caleidoscópicas. Contundente repercusión creadora. Agua que no haz de beber déjala correr. Y la sombra se va tras el cuerpo, inseparable, persiguiendo el cenit del presente para marcar otro comenzar, espada en mano implacable, para cortar el hábito del recuerdo.