El poeta Marcos Rodríguez Frese, uno de los fundadores del emblemático Grupo Guajana, falleció esta semana, el pasado 8 de abril. En diversos recitales tuve el privilegio de conocer en su propia voz la poesía de sus libros Todo el hombre y Árbol prohibido, ambos publicados durante principios de la década del 70. Aunque en las últimas décadas Rodríguez Frese estuvo reticente a llevar a la imprenta algún nuevo título, recientemente Los Libros de la Iguana sorprendió a los lectores con Redor, un poemario que reunía su obra escrita entre 1968 al 2005.

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Llegaste y notaste rápidamente la diferencia entre los que tenían puesto el uniforme y los que no. Entraste al salón con expectativas, con nervios, con emoción; en fin, con mil sensaciones viajando a la misma vez por tu mente, por tu cuerpo. Es que no puedes explicar lo que sientes cuando hablas de literatura y estás con niños o con estudiantes; sin embargo, es algo así como una emoción intensa y un gran entusiasmo.

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Algunos describen su estilo como punk-funk y heavy metal- funk, otros como psychedelic-funk, y aún otros como slam-funk. Lo cierto es que hay algo de certeza en todas estas etiquetas. Los Red Hot Chili Peppers, una banda que viene sonando desde 1983 y se ha ganado siete Grammys y una entrada al Salón de la Fama del Rock en 2012, se presentó este fin de semana en la sala más grande de San Juan, el Coliseo de Puerto Rico José M. Agrelot, y le dio a un público, que llenó las sillas a capacidad, todo lo que querían escuchar y un poquito más.

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La historia de Puerto Rico y de Panamá son historias paralelas. Como escribe un autor panameño la estructuración del estado panameño va a contracorriente de la historia de Hispanoamérica. Mientras que el final del feudalismo implicó el nacimiento de las soberanías nacionales modernas es en ese contexto que las colonias, tanto bajo el poder de la metrópoli, como Puerto Rico, como bajo el poder de otro actor regional, como Panamá, pierden su capacidad de alcanzar la misma.



El estado nacional en Puerto Rico se ha demorado, si no es que ya no es posible, demasiado tiempo. En el caso de Panamá el estado nacional nace en 1903 bajo el auspicio del mismo poder imperial que impidió el nacimiento del estado nacional de Puerto Rico. Esta es la paradoja, mientras que Estados Unidos impide que Puerto Rico se configure como un estado promueve que Panamá configure su propio estado nacional. Estas dos historias son paralelas. Estas dos historias son divergentes.

La divergencia entre la historia de Puerto Rico y Panamá está en que Panamá logró adquirir su soberanía al enfrentarse a los Estados Unidos. El tratado Torrijos-Carter, firmado en 1977 configuró el proceso por el cual la soberanía de la Zona del Canal pasa de manos estadounidenses a manos panameñas. Este proceso termina en 1999. Aquí está la divergencia entre las historias de Puerto Rico y de Panamá.

Panamá sale del ruedo del poder imperial en 1977 por medio de un proceso de negociación que se fundaba en el estímulo de un nacionalismo necesario. Torrijos dijo, al respecto del nacionalismo, que si había un levantamiento nacionalista había dos alternativas, reprimirlo o apoyarlo. “Yo no lo voy a reprimir”, dijo Torrijos. En 1977 ese nacionalismo alcanzó una victoria. En 1977 las historias de las dos colonias de Estados Unidos comienzan a divergir.

Mientras que Panamá alcanzó su plena soberanía, al menos el reconocimiento formal de la misma en el momento de la firma del tratado Torrijos-Carter, Puerto Rico se ve sumergido en el poder imperial que se deja sentir gravemente en el 1978 por medio de los asesinatos del Cerro Maravilla. Mientras que Panamá firmó el tratado Torrijos-Carter, Puerto Rico firma la pena de muerte para Arnaldo Darío Rosado y Carlos Soto Arriví, acontecimiento que marcó a toda una generación.

La historia de Panamá y de Puerto Rico son distintas. En el 1964 policías estadounidenses disparan contra manifestantes panameños, actos que desembocan en el crecimiento de un nacionalismo antiimperialista de izquierda en Panamá. En la década de los sesenta, al mismo tiempo en que en Panamá nace un nuevo nacionalismo, en Puerto Rico el poder estatal se enfrasca en la persecución y represión de los sectores de la nueva izquierda, actos que desembocan en los asesinatos del Cerro Maravilla. Mientras que Panamá logró su soberanía con el tratado Torrijos-Carter, Puerto Rico afianza su condición colonial con el Cerro Maravilla. Dos historias parecidas, dos historias divergentes.



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