Melanie A. Pérez Ortiz (Illinois, Estados Unidos) es docente e investigadora en el Departamento de Estudios Hispánicos de la Universidad de Puerto Rico. Tiene un Bachillerato en Artes con concentración en Estudios Hispánicos de la Universidad de Puerto Rico, y un doctorado en Literatura Hispanoamericana de la Universidad de Stanford (Ph.D., 1999). Es autora de, entre otros trabajos de investigación, Palabras encontradas: Antología personal de escritores puertorriqueños de los últimos veinte años (2008) y Los prosaicos dioses de hoy: Poesía puertorriqueña de lo que va de siglo (2014). A partir de su último trabajo de investigación publicado, Melanie ha contestado nuestras preguntas. Todas sus respuestas son para ser compartidas con todos vosotros.
1.1 Wilkins Román Samot (WRS, en adelante) – Recientemente publicó La revolución de las apetencias. El tráfico de muertos en la literatura puertorriqueña contemporánea (2021). ¿De qué trató o tratas en dicho ensayo de investigación? ¿Cómo surgió la oportunidad de trabajarle?
1.2 Melanie Pérez Ortiz (MPO, en adelante) – Las oportunidades de trabajar los temas surgen del inconsciente y las ganas, además de la curiosidad. Por ejemplo, este libro se escribió aun cuando yo continuaba tratando de posponerlo en una agenda de trabajo que en principio no lo tenía como primera prioridad. Te cuento. Yo llegué a Puerto Rico en el año dos mil con la idea de escribir una historia de la esfera pública en el siglo XIX en Puerto Rico. Durante los primeros años trabajé mucho hacia la escritura de ese proyecto, pero este otro, el de la escritura puertorriqueña contemporánea, se me seguía metiendo en el medio. De momento me cansé de pelear conmigo misma y acepté que aquel proyecto no saldría si no terminaba este primero. En la introducción a Palabras encontradas, un libro de entrevistas que publicó también Callejón en el 2008 y que entiendo como una primera etapa en la investigación de este mismo proyecto, explico que me interesaba poner al día la crítica, que todavía en el año dos mil, cuando empecé a investigar sobre el tema, hablaba de la literatura puertorriqueña como si terminara con lo que se llamó la generación del setenta. Para aquel libro entrevisté a Rafael Acevedo, Mayra Santos Febres, José Pepe Liboy Erba, Pedro Cabiya, Ángel Lozada, Juan López Bauzá, Áravind Adyanthaya, Carlos Roberto Gómez y el Che Meléndez para que me ayudara a historiar los años ochenta; no como poeta sino como crítico. En esas conversaciones encontré las coordenadas para estructurar el libro: Primero, propuse que se hablara de la generación inquieta para referirnos a escritores que ocupan por lo menos tres décadas: desde los años ochenta hasta la primera década de los dos mil. Cuando la crítica descarta organizar el análisis a partir de generaciones, yo defiendo el concepto por razones sicoanalíticas, pues el campo letrado puertorriqueño es tan pequeño que para poder hablar hay que matar al padre, que más allá de la metáfora muñocista, el sistema literario funciona como una familia. No me refiero a “la gran familia puertorriqueña” pero sí una comunidad de letras disfuncional como todos los clanes, en el sentido de que nos conocemos, nos peleamos, nos ignoramos, nos admiramos, colaboramos… Más importante que eso es que compartimos un momento histórico y ello crea un inconsciente político como dice el marxista estadounidense Frederic Jameson, o una estructura de sentimiento, como propone el teórico Raymond Williams. Sobre todo, por el momento particular que se comparte a partir del fin de la Guerra Fría del Siglo XX con la caída del bloque soviético, que dejó a los teóricos de la cultura perdidos, sin vocabulario o lenguaje para analizar el mundo, visto que el lenguaje del marxismo que es el que se utiliza en los estudios culturales a partir de la escuela de Frankfurt había fracasado. Entre las preguntas que circulaban a finales del siglo pasado estaba la de ¿quién tiene autoridad para hablar por otro? A esta pregunta se respondía que nadie, pues cada experiencia es inenarrable, privada, intransferible. Hubo una gran celebración del individuo, precisamente en el momento en el que el neoliberalismo entraba en la ofensiva que nos ha traído a la crisis que vivimos ahora. Tardé mucho en escribir el libro porque necesitaba encontrar el lenguaje para explicar lo que yo entendía desde el inconsciente, desde las entrañas, desde el vértigo. Leía literatura puertorriqueña joven y entendía que la facilidad de la errancia y los tránsitos abiertos que notaba la crítica no bastaban para explicar la búsqueda que estaban llevando a cabo estos escritores y escritoras. Al final encontré varias cosas. Que sin recurrir al “Padre” que ya se da por muerto y enterrado (el trabajo que hizo Edgardo Rodríguez Juliá fue, precisamente, enterrar a los padres a partir de los que se organizaban las narrativas puertorriqueñas hasta los años setenta), la literatura sí explora para encontrar formas de narrar lo comunitario. En un momento en que pierde autoridad una matriz mítica, tiene que surgir otra porque los seres humanos organizamos la vida a partir de narrativas, de historias. Ellas se construyen en diálogo con los ancestros, pero no los que habían organizado en universo narrativo hasta entonces. Entonces se activan narrativas olvidadas por el clan, precisamente porque el orden del padre descartado las silenciaba. Se construyen nuevas genealogías que llamo un nuevo panteón de ancestros a quienes se les rinde homenaje, cuyas palabras sirven mejor para la conversación a presente y futuro—por lo que fungen de nuevo canon, aunque no haya uno y el mismo para todos sino que el mundo de las letras está fragmentado en pequeñas comunidades, se crean alianzas en diálogo con distintos ancestros que se activan por razones coyunturales a veces, siempre de manera precaria y mediante homenajes que siempre evitan el servilismo. De la escritura puertorriqueña contemporánea sorprende su madurez. Las voces de escritores jóvenes son cultas, se conocen el instrumento de trabajo que es la palabra, lo estudian, lo practican a diario y además ocupan espacio sin pudor y sin disculpas, atentos a rescatar del pasado saberes propios ya olvidados e ideando un mundo donde haya cabida para el futuro. Lo que construyen para ellos mismos y las generaciones próximas es un mundo de palabras en el que quepamos en comunidad de esperanza. Así, cada capítulo de La revolución de las apetencias (2021) comienza con un escritor de la generación del setenta, que es un ancestro con el cual persiste la conversación. Ya mencioné a Edgardo, luego están en mi libro Joserramón (Che) Meléndez, cuya obra la academia nunca ha analizado, Ángela María Dávila y Pedro Pietri. Me planteé el libro como un ejercicio de lectura de un corpus a partir de ejemplos. Ello implica que no pretendo haber agotado el tema. Hay muchos escritores importantes cuya obra no trabajo y es porque una vez explicado el método de trabajo y los hallazgos (hablo de literatura urbana en el capítulo 2, de literatura fantástica en el 3, de la superación de Edipo con la construcción de otras genealogías, otros panteones en el capítulo 4 y de la relación de lo local con lo global, del diálogo entre el interior y el exterior de la isla en el capítulo 5.
2.1 WRS – ¿Qué relación tiene su trabajo creativo-investigativo previo a La revolución de las apetencias y vuestro trabajo creativo-investigativo posterior? ¿Cómo lo hilvana con su experiencia de puertorriqueña y su memoria personal o no de/ con la literatura de Puerto Rico o fuera?
2.2 MPO – Creo que esa pregunta ya está respondida. Tanto Palabras encontradas como Los prosaicos dioses de hoy (2014) que es una antología de poesía joven son etapas anteriores, parte del proceso de La revolución. Sin embargo, puedo añadir que ahora tengo varios proyectos. Tan pronto pueda meterme de cabeza en la Colección Puertorriqueña de la Biblioteca Lázaro de la Universidad de Puerto Rico (UPR) voy a terminar ese libro sobre el Siglo XIX que abandoné por lo contemporáneo y que me debo a mí misma. Además, tengo otros: Una segunda parte del libro de entrevistas que ya comencé con una entrevista a Luis Negrón; una colección de ensayos que he escrito para distintos medios y otro más que no quiero anunciar todavía porque me gusta mucho y quiero esperar a que encuentre su forma para hablar de él públicamente. A ver, para intentar responder más precisamente… Como ya expliqué, en este momento histórico se reconstituye el panteón de ancestros con el que se conversa. Se prefiere la conversación con los poetas, que se miraron poco en su momento y hasta muy recientemente: los que colaboraban con Guajana, con Ventana y los que publicó Quease, dirigida por Joserramón Meléndez en su Antología de la sospecha. Los escritores hoy en día los desentierran, los leen, los estudian, y encuentran otros como Marigloria Palma. Y los escritores nuyoricans, sobre todo quienes colaboraron con el Nuyorican Poet’s Café y tienen una tradición fuerte de exploración de la poesía en la página, pero también el efecto de su voz y el cuerpo que la enuncia para la tribu, lo cual acerca nuevamente la poesía a su función ritual, que es algo que interesa mucho a las escritoras y los escritores contemporáneos, porque hay un interés en redescubrir la relación de la palabra con lo sagrado, con la magia.
3.1 WRS – Si compara vuestro crecimiento y madurez como persona, docente, investigadora y escritora con su época actual en Puerto Rico, ¿qué diferencias observas en vuestro trabajo creativo-investigativo? ¿Cómo ha madurado su obra? ¿Cómo has madurado?
3.2 MPO – Me río porque pienso que yo no maduro, sino que inmaduro. Pero es un chiste, porque vengo de decir que me sorprende de las escritoras más jóvenes (a veces uso el femenino como genérico, fíjense que voy cambiando estrategia de inclusividad) la madurez con la que se asumen como profesionales de la palabra y escogen una vida dedicada a la exploración de sus recursos, a producir libros, al arte en distintas manifestaciones, a la didáctica, a la producción de eventos, a las colaboraciones. Encuentran maneras de sobrevivir con dignidad sin venderle el alma al mercado ni al capital. Esto que acabo de escribir no es una evaluación mía, sino que así es como se conciben ellas. Se forman en diálogo con la academia y por su cuenta, producen conocimiento propio, tienen contactos por toda América Latina con los que conversan y crean proyectos. Hay varios poetas en el país de quienes aprendo, cuyas investigaciones y conversaciones constituyen pequeñas universidades. Cuando llegué a Puerto Rico me costó mucho encontrar una comunidad de pares con quienes conversar. Me parecía que mi manera de ver las cosas no coincidía con lo que circulaba en debates intelectuales del momento. Ni aquí ni en los Estados Unidos. Por eso no me quise quedar por allá. No me veía conversando con una comunidad que no fuera de puertorriqueños residentes en la isla. Es cierto que el mundo ha cambiado y que el aquí y el allá son cada vez más porosos, pero la academia estadounidense sigue siendo narcisista y la de acá clasista, sobre todo. Tal vez quise quedarme con el mal más conocido, cerca de mis montañas y mis playas, mi familia. Yo tuve la suerte de estudiar con Mary Louise Pratt y Sylvia Winter, en la Universidad de Stanford en California. Cada una a su manera, Pratt, canadiense, desde la noción de la transculturación y Wynter, jamaiquina, hablando de la ecología de ontologías diversas que existen para explicar el mundo y la vida, sobre todo en territorios que han sido colonizados, proponían la mirada que hoy se llama decolonial. Esa mirada se confundía en la academia puertorriqueña con los análisis del marxismo patriarcal, por llamarlo de alguna manera. Entonces, pues ello provoca un juicio de valor. ¿Es que yo no sé o yo no entiendo? ¿Es que entiendo algo que tal vez otres no ven? Me he hecho la vida sumamente difícil, porque, por ejemplo, no me ha interesado publicar en revistas académicas arbitradas de los Estudios Unidos. Todo ello por no tener interés en que mi agenda de investigación estuviera de alguna manera determinada por lo que interesara por allá. Es una batalla vieja de los latinoamericanistas en los Estados Unidos. Lo que ha sucedido es que hoy en día hay bastantes puertorriqueños, chicanos, afroamericanas en la academia gringa como para que la mirada académica de allá estudie las opacidades y diferencias de ciertas otredades (con menos énfasis las de clase). Es decir, que la academia estadounidense de la que huí tal vez no sea la de hoy y muchos que fueron mis compañeros de estudios por allá han hecho carreras exitosas, mientras que en Puerto Rico la conversación abierta entre grupos o generaciones ha sido muy difícil. Pero las decisiones se toman en coyunturas particulares sin ver qué resultará de ellas. Lo que he construido de manera muy solopsista hoy en día es menos problemático. Encontré mi comunidad. Me siento en casa cuando converso con escritores más jóvenes que yo. Y creo que ellas encuentran el sentido en lo que yo he tratado de hacer, erráticamente, mientras buscaba salidas, temas, vocabulario, actitudes, análisis, por varios años. Pertenecer al clan de los más jóvenes hace que me sienta validada. Puedo mencionar a Nicole Cecilia Delgado, a Xavier Valcárcel, líderes cada cual a su manera; a Ángel Antonio Ruiz, quien se ofreció a publicar mi poesía y conversó conmigo para estructurar aquel libro que hoy pienso que necesitaba todavía bastante más edición que no tuvo debido al cariño que me tienen los colegas que me leyeron y criticaron entonces; converso con Luis Othoniel Rosa, por teléfono y por mensajes esporádicos, Sergio Gutiérrez fue mi estudiante, Mara Pastor fue mi estudiante, Juan Luis Ramos fue mi estudiante, Carlos Vázquez Cruz, Luis Negrón es mi amigo, con Alexandra Pagán estoy cocinando una camaradería de la que espero que salgan proyectos pronto y con todas ellas nos tenemos admiración mutua, cosa que les agradezco infinitamente porque llegó un momento en que pensé, mirándome en el espejo que es la mirada de ellas, que mi modo de mirar no era una aberración.
4.1 WRS – Melanie, ¿cómo visualizas vuestro trabajo creativo-investigativo con el de su núcleo generacional de docentes, investigadores y estudiantes con los que comparte o ha compartido en Puerto Rico y fuera? ¿Cómo ha integrado vuestro trabajo creativo-investigativo a su quehacer de docente e investigadora y vuestro trabajo escrito de interés literario?
4.2 MPO – A ver, trabajo literario no tengo mucho. Publiqué una crónica sobre mis viajes a Cuba que se tituló Espejos (2014), porque mis viajes a esa isla se dieron en coyunturas importantes para ellos y nosotros. Fui en pleno periodo especial, en el 94, y veinte años después en el 2014, cuando Puerto Rico estaba por entrar en su proceso de quiebra. Fui más veces, pero esas dos fechas son el foco de la crónica que creo que mezcla viajes distintos que no están mencionados. La publiqué para la memoria. Pienso que en el futuro a alguien podría servir mirar por mis ojos esas dos coyunturas históricas mientras sucedían. Entonces en el aire circulaban preguntas sobre fracasos paralelos en dos islas hermanas que apostaron a caminos opuestos en la historia del Siglo XX y con esas preguntas me enfrento desde la anécdota. También publiqué el libro de poesía a que aludo arriba, Catálogo de desperdicios (2014). Te diré que cuando me encuentro con gente nueva y llega el momento de presentarse, ante la pregunta de quién soy, a qué me dedico, prefiero responder siempre que soy maestra. Adoro el salón de clase, a mis estudiantes y el proceso de construir conocimiento juntos. Luego me puedo pensar crítica literaria, aunque mi libro no es de crítica sino de teoría. Sobre la faceta creativa no hablo. Tal vez no la haya asumido con suficiente responsabilidad y prefiero seguir creciendo. Cuando madure, si algún día lo logro, pues la conversación vendrá de afuera, de los lectores.
5.1 WRS – Ha logrado mantener una línea de creación-investigación enfocada en la literatura en y desde Puerto Rico. ¿Cómo concibes la recepción a vuestro trabajo creativo-investigativo dentro de Puerto Rico y fuera, y la de sus pares?
5.2 MPO – Con los medios electrónicos cada vez más la comunidad crítica y productiva de puertorriqueños dentro y fuera de la isla están muy al tanto de lo que se produce desde distintos lugares. Se produce crítica sobre la literatura puertorriqueña desde Australia y Argentina y sabemos por motores de búsqueda y por las redes quiénes están dónde y los temas de investigación que adelantan. Se producen libros creativos y críticos continuamente y cada vez más el adentro y afuera de la isla se difuminan. También porque docentes que comenzaron sus carreras aquí en la isla se han trasladado a concluirla en los Estados Unidos, como Rubén Ríos Ávila, Juan Duchesne Winter y Áurea María Sotomayor, quienes hoy trabajan desde Nueva York el primero y desde Pittsburgh las últimas. A pesar de ello, a mí me gustaría ver más conversación. A ver, sabemos quién es quién y qué se produce. Nos leemos mutuamente con curiosidad, pero los recursos para realizar el trabajo desde la isla son cada vez menos, aunque nuestra productividad se ha mantenido estable. Me refiero en concreto a la carga de 24 créditos docentes por año si se enseña en el sistema UPR, a la falta de sabáticas y la desaparición de fondos para la investigación por más de una década debido al ataque que sufre este sistema debido al neoliberalismo y a otras razones políticas. En el sistema UPR esta realidad ha creado un clima desolador. Ha habido retiros masivos de docentes con plaza; los docentes sin plaza que persisten no tienen esperanza de lograr un puesto con seguridad de empleo, que tiene consecuencias en otros aspectos como la salud física y mental de los individuos, debido a que el proceso de reclutamiento está congelado y esto afecta hasta la perspectiva que se tiene en cuanto al sentido de lo que se hace en el imaginario de los estudiantes graduados. Las distintas crisis han provocado que, sobre todo posteriormente a los huracanes Irma y María, se creen fondos para investigaciones relacionadas con la catástrofe que han beneficiado a los proyectos de quienes han accedido a dichos recursos tanto de adentro como de afuera. Colegas puertorriqueñas muy comprometidas con los estudios de la crisis y sus efectos como Marison LeBrón y Yarimar Bonilla, quien ahora dirige el Centro de Estudios Puertorriqueños de Nueva York han lanzado iniciativas como El Puerto Rico Syllabus; poetas como Urayoán Noel, quien se formó inicialmente en Río Piedras y ahora está en Nueva York tiene una presencia y un prestigio notable tanto adentro como afuera de la isla. Lo mismo se puede decir del poeta Raquel Salas, quien ahora dirige un proyecto de archivo y documentación de movimientos poéticos y poetas desde Houston, Texas con otras colegas, mientras reside en la isla. Hay que reconocer que quienes, como yo, tenemos plaza, podemos trabajar en nuestros proyectos en medio de la crisis manteniendo, por ahora, el salario que hace posible que atendamos la investigación paralelamente con las tareas administrativas y docentes. Por otra parte, hay que también mencionar que el estado de la cuestión hace ya veinte años es el entendimiento de que entre puertorriqueñistas, tanto los puertorriqueños que viven dentro de la isla como los que viven afuera, sean estos poetas o académicos, escriban en inglés o español, todas producen conocimiento, cultura y estrategias de resistencia que se influencian mutuamente. Me refiero a lo que se ha llamado, gracias a Juan Flores, remesas culturales para referirse a las aportaciones de las comunidades puertorriqueñas en los Estados Unidos en la comunidad académica local y en la comunidad puertorriqueña en general, que pasan también por los productos que circulan a través de los medios de comunicación en masa y las redes.
6.1 WRS – Sé que vos es de Puerto Rico. ¿Se considera una investigadora puertorriqueña o no? O, más bien, una investigadora, sea esta puertorriqueña o no. ¿Por qué? José Luis González se sentía ser un universitario mexicano. ¿Cómo se siente vos?
6.2 MPO – Boricua de las nacidas en la luna; específicamente en Chicago. Criada aquí desde los dos años. Bachillerato del Departamento de Estudios Hispánicos en Río Piedras y luego becada para hacer el doctorado en la Universidad de Stanford en California. Con plaza ganada desde el año 2000 en el mismo Departamento del que me fui en el año 94 del siglo pasado. Es lo que digo, el adentro y el afuera ya no están tan claros. Más allá de eso, está claro que los puertorriqueños no estamos obligados a hablar de Puerto Rico, que podemos investigar y aportar en cualquier campo de la cultura y el saber sin que nuestro foco sea la puertorriqueñidad, ni un enfoque en particular de ningún tipo. No estamos llamadas a definir la puertorriqueñidad ni a defenderla puesto que la definimos y la defendemos todas las puertorriqueñas de nacimiento, sangre u adopción, en palabras y acciones diarias. Es territorio ganado. Cuando regresé a la UPR luego de haber estudiado afuera había prejuicio entre los colegas sobre la formación que se obtiene como hispanistas cuando se estudia en “universidades americanas” abocadas a los estudios culturales y con prácticas ya no filológicas. No fue el caso siempre, visto que los colegas que veían una pureza contaminada en estos nuevos profesores contratados entre el 97 y el 2005, egresados de Harvard o Cornell, eran muchos de ellos egresados de instituciones estadounidenses. Tengo que admitir que mi formación en lo puertorriqueño fue algo autodidacta. Como dije antes, me formé como puertorriqueñista con dificultad, porque a pesar de que mis maestras Sylvia Wynter y Mary Pratt trabajaron siempre desde la perspectiva decolonial no son puertorriqueñistas. Para lograr el expertise necesario para intervenir en el campo me formé por mi cuenta, comprando y leyendo todo lo que se publicaba, metida en la biblioteca, y en debate con Richard Rosa, otro puertorriqueñista notable, quien trabajó al principio de su carrera en Stanford cuando yo era estudiante ya casi de salida y fue parte de mi comité de tesis. Yo me he centrado en estudiar la literatura puertorriqueña, más entiendo que mis ideas son aplicables a Latinoamérica en general. Se puede generalizar esta noción de que a partir de la muerte de los metarelatos se reconstituye el campo discursivo a partir de nuevas genealogías activando formas discursivas que en otra época se consideraba literatura menor o literatura de mercado, o light; desde la literatura fantástica, hasta distintas perspectivas anti-Edípicas que implican la experimentación textual y llega hasta el reavivamiento de la ciencia ficción. Se pueden aplicar estas ideas al estudio de escritores como Jorge Volpi, Edmundo Paz Soldán, Cristina Rivera Garza e incluso Mariana Enríquez, quien está en boga en la academia estadounidense. Si tuviera tiempo ese libro también lo escribiría. He mantenido mi formación latinoamericanista en la docencia, pues enseño a menudo el curso introductorio a la literatura latinoamericana con mucha alegría, pues se trata de un corpus de textos maravillosos que se pueden revisitar infinitas veces sin aburrimiento. Me mantengo al día en mis lecturas y produzco teorías. Tal vez debería escribir más, pero la vida ha sido tan complicada.
7.1 WRS – ¿Cómo integra vuestra identidad étnica y de género, y su ideología política con o en vuestro trabajo creativo-investigativo y su formación en Estados Unidos y Puerto Rico?
7.2 MPO – ¡Como ha evolucionado la mirada sobre el género! ¿Verdad? La perspectiva decolonial también toma en cuenta desde sus orígenes el asunto del género y la sexualidad. Repásese This Bridge Called my Back (1981), editado por las chicanas Cherrie Moraga y Gloria Anzaldúa que este año cumple cuarenta años de su primera publicación. Ese libro, junto a Borderlands/ La frontera de Gloria Anzaldúa, son imprescindibles para entender el trabajo para decolonizar el lenguaje y la cultura que se produce hace décadas. Allí hay ensayos de Audrie Lorde, bell hooks, afroamericanas, además de ensayos, poesía, crónica producidos por escritoras minoritarias en general. En la colección de ensayos se argumenta a favor del análisis interseccional, visto que las opresiones están interconectadas y no es posible resolver una sin la otra. Para decolonizar el pensamiento se inventan textualidades que mezclan los géneros más clásicos, como la crónica, el ensayo, la novela, la poesía, la autobiografía y redefinen los modos de producción del trabajo académico, en diálogo con intelectuales orgánicos, con organizaciones de base comunitaria, con el activismo en la esfera pública más amplia. Es la influencia de estas precursoras lo que ha provocado mi trabajo académico desde un afuera, digamos. Debido a la crisis, cada vez más en la academia se ha querido privilegiar la publicación en revistas arbitradas, por ejemplo, donde los pares validan las ideas y los argumentos. Pero la academia tiene sus reglas, sus procedimientos que pueden coartar los procesos creativos y de pensamiento, sobre todo cuando provienen de lugares relacionados con la práctica. Además, el mercado académico es siempre un mercado. Por ello me he visto más como una intelectual pública que como una académica. Me doy cuenta de esto mientras lo escribo. Es por ello que he preferido producir y co-animar en distintas coyunturas de mi vida dos programas de radio: En su tinta, con Mayra Santos Febres y Palabras encontradas con Lilliana Ramos Collado. Fueron momentos de una productividad muy alegre en mi vida. Un día también comencé a escoger mejor las conferencias académicas en las que participar, porque implican una inversión de tiempo y dinero que la institución aquí en Puerto Rico no financia y que, en mi experiencia, generan pocas conversaciones interesantes. Son eventos masivos donde la mayoría va a hablar, a mostrarse y no necesariamente a escuchar y crear conocimiento en conjunto. Se trata del comercio de valores académicos más que de ideas. Me cansé de ponerle energías a eso y decidí quedarme en el espacio de la conversación pequeña entre colegas y escritores con intereses afines. Todavía no sé si fue una buena decisión. Por otro lado, he organizado en tres o cuatro ocasiones congresos para hablar del género de la ciencia ficción y la escritura fantástica del Caribe, en colaboración con mi querido amigo Rafael Acevedo y esa experiencia me ha sorprendido porque, honestamente, no me esperaba la acogida al evento y luego me di cuenta de que la ciencia ficción es uno de los modos de la literatura para pensar lo absurdo del presente, para idear humanidades para después de la crisis. Tuvo como consecuencia la publicación de un número de la Revista La Torre adscrita a administración central de la UPR, a través de la editorial universitaria que ni sé si sigue viva.
9.1 WRS – ¿Qué diferencia observas, al transcurrir del tiempo, con la recepción del público a vuestro trabajo creativo-investigativo y a la temática del mismo? ¿Cómo ha variado?
9.2 MPO – Creo que ahora, en este momento histórico, incluso para mí, mi trabajo logra su mayor coherencia, visto que, como dije al inicio de esta entrevista, estaba algo perdida, pues la mirada decolonial que yo traía desde Stanford no conversaba bien con los debates que se estaban llevando a cabo en Puerto Rico en la primera década de este nuevo milenio. Era lo que se llamaba la mirada posmoderna. Me parecía y aún me parece, desde mi formación habermassiana, que el proyecto democratizante de la modernidad no se debe abandonar y menos en el momento en que las minorías están entrado a espacios de poder (esto visto desde los Estados Unidos) para contar sus versiones de las cosas. Sí, la nación es una narración impuesta por las clases en poder, en su mayoría blanquitos—adjetivo que implica raza, clase y género—y ello implica un lenguaje, unos procedimientos, unos géneros, unas jerarquías sociales. A partir del muñocismo y Manos a la Obra se creó una clase media que logró traer al país a los índices de consumo que sufrimos hoy en día, debido a que el acceso a dicho consumo no equivale a la redistribución de recursos. Ante la pregunta de quién será el autorizado a hablar por todos, a proponer el proyecto de redistribución de recursos, mi respuesta es “todas, todes, todos”, cada una habla por sí y por el colectivo. Y las generaciones más jóvenes lo tienen bastante claro, lo están haciendo. Desde volver a la tierra para recuperar la soberanía alimentaria, hasta proteger el medio ambiente del capital que todo lo devora y lo convierte en desecho. Implica resistir la noción de que es normal que existan desechos humanos, que la vida es para sacrificarla a la producción y la explotación de recursos para beneficio de unos cuantos. Si el viejo marxismo implicaba el culto a otro padre, digamos Marx, el Che o cualquier figura que lidere las huestes de cada país o región, las nuevas propuestas discursivas que provienen del activismo social y comunitario se acercan más a la noción de compartir la tierra y sus recursos, desde los saberes de nuestros ancestros, desde la certeza de que nuestras vidas son pasajeras, que las violencias del pasado no se borran y exigen reparaciones y que el mayor valor que tenemos es el planeta que estamos obligados a proteger, porque es nuestra casa común. Esos saberes son los que nos salvarán de la extinción como especie. En ese contexto, es importante notar que Puerto Rico es una isla privilegiada por el clima, por sus tierras fértiles, por su abundante agua, por lo que es posible redefinir las nociones de desarrollo que nos vendieron para que signifique sustentabilidad y equidad. Esa es una tarea para todes, sin que haga falta un líder barbudo que nos conduzca a la nueva vida.

 (San Juan, 9:00 a.m.) A veces decimos este año fue difícil, me fue mal. Si damos una mirada profunda en nuestro ser y a nuestro alrededor encontraremos un sin fin de eventos significativos que marcaron a las comunidades por siempre y nos dieron momentos de alegría. Con ese pensamiento en mente hemos seleccionado diez eventos que desde nuestra óptica nos parecieron significativos en nuestro pueblo de Cayey. Iremos por diversas áreas culturales.

El primer evento seleccionado fue la Primera Promesa de Reyes celebrada en la remodelada Plaza de Recreo, Ramón Frade León el 15 de enero de 2023. En donde la tradición de la Fiesta de Reyes tomó otra mirada con el rosario cantado. Empezamos el año con esa gran bendición. El segundo evento es uno de carácter deportivo el homenaje a Luis "Rolo" Colón el 10 de febrero de 2023 donde los niños estudiaron y celebraron la vida y la obra de un gran deportista. Nos enseñó que los obstáculos pueden superarse. El pelotero biónico que nunca olvidaremos. Tercer evento uno literario, Noche de Poesía Filiberto Santiago Rosario en donde los poetas declaman sus poemas. Estas comenzaron el 15 de marzo de 2023. Se siguen realizando los terceros miércoles de cada mes. Tienen el nombre de un cayeyano noble que desde las leyes nos enseñó a ser filántropos y plasmar nuestras emociones en el género de la poesía. Cuarto evento la inauguración de las Canchas de Soccer este se celebró el 13 de abril del 2023. Este evento nos llevó a ver sus frutos el 2 de mayo 2023 cuando, El Colegio la Merced se proclamó campeón del Primer Torneo Buzzer Beater realizado en las Canchas de Soccer de Cayey.

El quinto evento uno de carácter educativo en donde se reunieron por primera vez los directores escolares retirados para tener un acto de confraternización este se efectuó el 19 de mayo de 2023. El sexto evento la conmemoración de los 250 años de la Fundación de Cayey en dónde se le presentó al pueblo el nuevo Himno de la ciudad, Somos Pueblo. Unido a dicha celebración llego el séptimo evento el primer cancelador pictórico de Cayey. El octavo  la reincorporación del Centro Cultural Miguel Meléndez Muñoz de Cayey después de ocho años un grupo de ciudadanos lograron que se reabriera. Evento número nueve de las exposiciones en la Antigua Alcaldía organizadas por Cayey Cultural Inc. El evento número diez la celebración de los 60 años de la Tuna de Cayey.

Está lista de eventos muestran claramente que Cayey es una Capital Cultural

(San Juan, 12:00 p.m.)

Mirar de cielo

para mi niña presa,

ciudad velo de ojos microscópicos.

 

La calle vaporiza los deseos

de la vieja mendiga

soledad, solitaria y lenta

 

Leer más...

Tania Anaid Ramos González (San Juan, Puerto Rico, 1971-) es poeta y columnista internacional. Estudió en la Universidad de Puerto Rico, recinto de Río Piedras, donde obtuvo su doctorado en Filosofía y Letras (Ph.D., 2018). En su tesis doctoral aborda el tema del amor en la poesía de la puertorriqueña Ángela María Dávila. En 2002, su tesis de maestría fue reconocida con el Premio Gertrudis Gómez de Avellaneda, que otorga la UNESCO a la mejor a la mejor investigación de poesía en el Departamento de Estudios Hispánicos de la Universidad de Puerto Rico. Parte de su trabajo creativo ha sido reconocido por el PEN de Puerto Rico Internacional (2014, 2022). Ha tenido a su cargo la edición de la Revista de Estudios Hispánicos de la Universidad de Puerto Rico y ha dirigido el programa de pruebas estandarizadas de conocimiento y aptitud en el área de español para Puerto Rico y América Latina. En la actualidad, codirige el Centro Lingüístico, Literario y Cultural del Caribe-CLLCC, preside la Asociación de Profesionales de la Danza de Puerto Rico (APRODANZA) y es docente en diversas universidades de Puerto Rico. Sus columnas se publican en la revista Posdata Digital de Santa Fe, Argentina, la Revista Latina NC de Estados Unidos y en los periódicos El Sol de Colombia y El Siglo de Guatemala. Tania Anaid ha contestado todas nuestras preguntas. Todas sus respuestas son para ser compartidas con todos vosotros.

1.1   Wilkins Román Samot (WRS, en adelante) – Hace poco publicaste Llueve (2021). ¿De qué trata o tratas en este poemario y cómo recorres entre la literatura y la realidad o no ficción? ¿Cómo surgió la oportunidad de trabajarlo?

1.2 Tania A. Ramos González (TARG, en adelante) Llueve es un libro en el que trabajo el tema de la tristeza, el abandono, el desamparo… Está inundado de adioses o despedidas por las que transitamos, pero también trabajo el llover como metáfora del acto creativo. Utilizo el verbo en presente, es decir, el acto más que la lluvia en sí, porque son los actos los que mueven el mundo, metonímicamente hablando. Cada poema está concebido como una isla, como una habitación por donde pasa la lluvia, o, como pequeñas esferas cuyos cristales de hielo se funden con el aire cálido y húmedo de la poesía. Hay mucho de tristeza, pero también de redención. Así que, digamos que la lluvia irriga el cuerpo textual y lo nutre para darle vida en un ciclo continuo desde la escritura.

Además, te confieso que me encanta el aroma de la lluvia al estar en contacto con la tierra, ese olor, ese sonido que suscita al caer, aviva constantemente en mí la necesidad de escribir. Aquí en el Caribe siempre llueve, así que es parte de nuestra vida lidiar con la lluvia. De esa experiencia cotidiana, además de la tristeza que te mencionaba, nace la propuesta estética del libro que a fin de cuentas es la permanencia de la poesía por encima de la tristeza y el dolor. Ante los huracanes del ser, ante la mirada fría del otro, ante la injusticia itinerante y la proteica y constante mentira de quienes dicen amarnos, que prevalezca la poesía. El cuerpo es solo recipiente de la lluvia. Nuestros actos y palabras son panteones del futuro, la apuesta al vacío es siempre desde el silencio construir nuestra utopía.

2.1 WRS - ¿Qué relación tiene Llueve con vuestro trabajo creativo anterior y hoy?

2.2 TARG –Llueve responde a un momento histórico de profunda tristeza. La poesía para mí, en el fondo, es como el óleo de un desnudo, una radiografía de la lengua y del ser. Rupturas a nivel personal y laboral generaron un ambiente nublado que propiciaron, en principio, la escritura que posteriormente trabajé para su publicación.

Cuando se publica mi primer libro, Invisibilidades (2020), aunque hubo uno anterior que se intituló AZULA en el 2011 (de poesía amorosa), su temática y estructura fueron concebidas de manera distinta. Honro a tres mujeres importantes a nivel personal e intelectual: Lolita Aulet (mi abuela), Idea Vilariño (poeta uruguaya) y Ángela María Dávila (poeta puertorriqueña). Además, fue escrito con mucha calma, hay poemas que pertenecen a distintas épocas, pero que temáticamente pedían pertenecer al libro. Sin embargo, cuando toca revisar el libro, Llueve, y ponderar qué poemas se quedan y cuáles no; quince compañeras de trabajo, incluyéndome, habíamos sido recién despedidas, sin justificación, de un empleo en el que dejamos el alma y la vida, todas durante más de 10, 15 o 20 años. Así que Llueve, junto con otro libro de cuentos que aún no he publicado, es la dosificación artística del trauma. Sin duda, con las rupturas, igual que con la muerte, se aprende a vivir. He aprendido a distinguir quiénes realmente son amigos, quiénes honran su palabra, quiénes prefieren el dinero o se venden por dinero. Con esa experiencia aprendí que cuando le tocas el bolsillo a cualquier persona, así haya sido tu amigo, no hay valores ni principios ni ética: es lo que es, el dinero toma siempre la delantera, no es el trabajo, ni el legado, ni el amor, es el dinero. Por eso, en un sentido, las guerras militares y geopolíticas son iguales a las interpersonales; la diferencia es que en la primera mueren materialmente más personas, y en la segunda se muere simbólicamente. El patrono te desaparece y los compañeros de trabajo que se quedan o los que entran nuevos a ese espacio corrupto se contaminan y mueren también simbólicamente para el que es expulsado. Desde ese lugar, reviso y termino este libro. Por tanto, tiene el hueco que deja una herida en el tiempo y la lluvia es la metáfora perfecta para homologar, verbalmente, el llanto y la búsqueda de la redención.

Por otro lado, el próximo libro, Rotura en el aire, es otra cosa. Es un trabajo consciente con el lenguaje y con la música de las palabras, con el quiebre de la sintaxis y la búsqueda del origen de los sonidos. Y Mundo repetido, tiene que ver con el Alzheimer, es la ruta que me ha tocado transitar con mi madre tras el borramiento de sus recuerdos; es la experimentación lingüística de la desaparición de la mujer que me parió y que, sin duda, es la que más me ha amado. Entonces cada libro, pide algo distinto, me mueve hacia espacios, temáticas y formas distintas de apalabrar la intensidad con la que soy poseída y miro, en cada etapa, la poesía.

3.1 WRS – Si compara su crecimiento y madurez como persona y escritora, ¿qué diferencias observa en su trabajo creativo o no inicial con el de hoy?

3.2 TARG –Todo el tiempo estamos aprendiendo voluntaria o involuntariamente. Es esa paradoja o dicotomía de cambio permanente en la vida lo que posibilita que la escritura se mueva y se renueve.  Por ejemplo, este último año he estado trabajando, junto con el poeta peruano Raúl Castañeda, en un Ciclo de poesía hispanoamericana (2023-2024). Cada entrevista, cada lectura, cada discusión con los poetas convocados mueve también lo que escribo. No puedo dejar de indagar, de preguntar o cuestionarme sobre el hecho poético, es una búsqueda continua. Desde el primer contacto que tuve con la poesía hasta el último que tenga, creo firmemente, que el trabajo creativo estará cambiando, creciendo, madurando o buscando nuevos paradigmas desde donde mirar o mirarse.

Te cuento una anécdota de infancia. Cuando me enamoré de la poesía por primera vez, como una loca desquiciada, tenía ocho años. Los ejercicios de gramática tradicionales que nos piden redactar, en especial las oraciones simples y compuestas coordinadas, yuxtapuestas y subordinadas eran un caos. ¿Por qué? Porque me iba al patio y un espíritu viejo me dictaba las oraciones, entonces ni la maestra ni Dios las entendían: sujeto omitido, neologismos, elipsis de verbos… y mi abuela, fiel defensora de la lengua, pero también de la poesía, vio algo que yo no, y empezó a leerme poesía. Fue automático en mí querer hacer eso que ella me leía, maravillarme con el uso de las palabras y, por supuesto, establecer diferencias entre el lenguaje común y el literario. Pero fue instantáneo, amor a primera leída. No escribo hoy como en esos tiempos y más vale. Pero es el hambre infinita por indagar la poesía lo que mueve mi trabajo creativo. Trabajar el poema, como trabajar el amor, incesante, apasionada, seriamente y con rigor, ese para mí es el camino.

4.1 WRS – Tania Anaid, ¿cómo visualiza su trabajo creativo con el de su núcleo generacional de escritores con los que comparte o ha compartido en Puerto Rico y fuera?

4.2 TARG – Amo la poesía y no hay medida ni consideraciones al respecto. Eso está fuera de todo razonamiento y explicación para mí, ya sea en Puerto Rico o en el extranjero. Con los poetas es distinto, el proceso es gradual. En mí el gusto por la poesía, en principio, es visceral, intuitivo y posteriormente intelectual. De tanto leer, llegas a preferir unos más que otros. Me seduce el asombro y la inteligencia en el poema, me importa el compromiso y la disciplina del poeta y la potencia de su escritura (aunque también sus posturas políticas); pero hay textos que me atrapan y escapan a esos paradigmas. La literatura puertorriqueña actual, igual que la del siglo XIX tiene poetas increíbles. No establezco comparaciones porque puede inducir a error. Cada generación aporta lo que le toca circunstancialmente, responde a un momento histórico, una ideología, una mirada estética a favor o en contra de la anterior. Habrá grupos poéticos, movimientos literarios, poetas solitarios, vanguardistas, malditos, poetas que destruyen a otros poetas, poetas que me gusten más, otros menos. Me parece que lo importante es que se siga publicando y escribiendo, ya la historia y las próximas generaciones dirán.

Por otro lado, me interesan los poetas que me mueven el piso y me quitan el aliento, los que me hacen pensar y repensar, los entienda o no; los otros, solo los leo una vez. Me he dado cuenta de que es parte del camino de las artes en general: construir, destruir, deconstruir… Solo paso juicio de lo que amo en la literatura para entenderlo, si es que es posible, porque no entender es otra forma de conocimiento, si es un acto consciente. Analizar un libro o un poema es para mí la forma de abrirlo y hurgar el amor que le tengo a la poesía, porque es adentrarme a su musicalidad, a la médula, además de disfrutarlo.

En mi poesía, intento ir por esos derroteros, pienso mucho lo que escribo, mido el verso, aunque no parezca, trabajo el ritmo, ordeno las vocales, las acentuaciones, la selección de palabras, me lo tomo en serio, se me va la vida. Pero no espero nada de nadie. He aprendido a no esperar nada de la gente, ni bueno ni malo, igual siempre me sorprenden; pues es así también con el proceso de escritura. Lo cierto es que busco una armonía entre la voz lírica y la polifonía circunstancial e histórica.

5.1 WRS - ¿Cómo concibe la recepción a su trabajo creativo dentro y fuera de Puerto Rico, y la de sus pares, bien sean escritores de poesía u otro género?

5.2 TARG –La recepción de la literatura puertorriqueña, porque no hablaré de mí, pues me interesa el colectivo, Puerto Rico-Caribe, quizá por cuestiones que tienen que ver con la difusión y divulgación de las obras fuera de nuestro país, es escasa, que no nula. Nos leen poco, en general, nos conocen poco. Creo que nosotros leemos más literatura de otros países hispanoamericanos que lo que nos leen a nosotros. De hecho, el Ciclo de poesía hispanoamericana surge por la necesidad de visibilizar nuestras voces y ponerlas a conversar con escritores de otros países. Es un espacio para el encuentro y para seguir leyéndonos. Retomo el camino de mis ancestros, como decía Bashō, y de algunos colegas contemporáneos también. Las distancias se han acortado con el fenómeno de Internet; así que, es la forma de seguir el diálogo y compartir literatura.

Otra confesión… este Ciclo de poesía es un gran esfuerzo hecho sin recursos y sin ánimo de lucro, lo hemos emprendido por amor a la poesía. Pudo haber sido una conversación privada y nada más, pero cada autor nos generaba tantas preguntas interesantes que nos dijimos, esto hay que compartirlo. Así que, aprovecho esta oportunidad para mencionarlo porque he recibido críticas por la selección de los poetas, e inclusive por la exclusión de ciertos países con una gran tradición literaria como si fuera intencional. Lo cierto es que es una muestra y uno de los criterios ha sido darle visibilidad a escritores puertorriqueños que han tenido poca en nuestro país y ni hablar fuera, y ponernos en contacto con escritores hispanoamericanos que siendo extraordinarios desconocemos o muy poco conocemos, tanto en Puerto Rico como en otros países latinoamericanos. Esto, por un lado, porque hay escritores puertorriqueños que ya son conocidos a nivel internacional y no necesitan de un Ciclo para visibilizarse. Por otro lado, entrevistamos a los escritores que gentilmente han accedido y aceptado la invitación, pues hay poetas que han dicho que no y otros que no nos han respondido. Este es un proyecto en el que pongo mi dinero para que se geste y mucho tiempo para la investigación y edición de las entrevistas, y lo hago porque genuinamente lo mueve el amor por la poesía. La Universidad de Puerto Rico y el Seminario Federico de Onís del Departamento de Estudios Hispánicos lo acogieron porque vieron el valor que tenía. Pero el trabajo y el esfuerzo es nuestro y es impagable. He hecho este ciclo junto con el poeta peruano Castañeda, precisamente, porque vi la oportunidad de abrir esa recepción. Por eso, a quienes han criticado esta primera entrega, pronto saldrá la segunda, mi invitación es a hacer lo mismo e incluir a todos los que entiendan lo ameriten. Ojalá tuviéramos el tiempo para entrevistar a diez poetas mínimo por cada país, pero no ha sido posible. Ahora bien, también hemos recibido muchos elogios por el trabajo. Los poetas nos han agradecido el que los hayamos considerado y somos nosotros los agradecidos por tenerlos y por tenerlos vivos para hablarles y preguntarles sobre su trabajo. Así que, regresando a tu pregunta, veo un problema serio con la recepción de la literatura puertorriqueña, y he buscado de forma espontánea y microcósmica hacer algo para remediarlo.

6.1 WRS – Sé que eres de Puerto Rico. ¿Se considera una autora puertorriqueña o no? O, más bien, una autora de literatura, sea esta puertorriqueña o no. ¿Por qué? José Luis González se sentía ser un universitario mexicano. ¿Cómo te sientes?

6.2 TARG – Me considero una escritora puertorriqueña y caribeña con toda la complejidad que implica ser afrodescendiente, indígena, española, árabe, judía…, en fin, una mezcla, un mejunje de razas y creencias. Las distinciones aportan, las diferencias enriquecen la literatura. Por ejemplo, lo que me gusta de lo Real Maravilloso hispanoamericano es lo que aporta Alejo Carpentier del Caribe negro, nuestra América negra, Pedro Uslar Pietri de la América mestiza y Miguel Ángel Asturias de la América indígena, (lo indígena maya). Somos distintos, no somos iguales y a la vez nos une un dolor parecido. Lo diferente nos complementa y nos lleva al asombro y a la belleza profunda de nuestra heterogeneidad. Otro ejemplo, en las entrevistas del Ciclo de poesía, el poeta uruguayo Eduardo Espina nos decía, que antes de morir, los poetas del llamado neobarroco hispanoamericano, es decir, él, José Kozer, Roberto Echavarren, Eduardo Milán, entre otros (porque él entiende que es lo neobarroco lo que nos diferencia de los estadounidenses y europeos, desde Sor Juana hasta el presente —ver las entrevistas del Ciclo—), pensaban lanzar a nivel poético “una bomba atómica”. —“Somos neobarrocos”, —decía, —“eso no nos los quita nadie”, —comentaba enfáticamente; pero a la vez, Espina es más gauchesco, Kozer es más cubano, pero no desde la revolución, Eduardo Milán va por otro camino siendo neobarroco también. No ha habido ninguno que haya querido ser lo que no es, y cada poeta aporta una sonoridad, un léxico, una sintaxis particular. Los peruanos saben cuál es su tradición poética y la celebran y buscan renovarla, en ellos vibra Lima, el Cusco, el Amazonas; en nosotros vibra otra geografía y eso está en la escritura también, no podemos fingir, aunque hay quienes lo hacen, yo no puedo. Somos Caribe y te aseguro que no quiero escapar a esa realidad sin importar su complejidad ni riesgos.

7.1 WRS – ¿Cómo integra su identidad étnica y de género y su ideología política con o en su trabajo creativo?

7.2 TARG –La identidad y la ideología política están en todo lo que escribimos. Creo que no hay forma de separarnos. Para algunos será más evidente, para otros menos, pero está presente en toda escritura o manifestación del arte. Muy temprano aprendí, con el antropólogo peruano Walter Quinteros, a reconocer lo político de todo acto, hasta del pensamiento o principalmente del pensamiento. No estamos escindidos de ello. Pero es lo político, no los partidos, ni las sectas. No uso la poesía, conscientemente, como tribuna de nada, pero escribo de lo que quiero y me interesa sin ataduras. No leerás un poema que directamente hable contra el capitalismo y el neoliberalismo, pero implícitamente está en la poesía y en la narrativa que trabajo. Por ejemplo, mi poesía es muy femenina. Si trabajo el tema erótico hablaré desde mi postura heterosexual, que no ortodoxa, pero heterosexual, no podría fingir ser otra, en ese sentido. Cuando hablo del poder, ataco al opresor, no puede ser de otra forma para mí. Cuando tengo que tomar una posición la tomo y asumo las consecuencias, pero no uso los títulos, ni mi identidad, ni la escritura para tomar ventaja de ninguna situación ni de nadie. Supongo que está en la crianza, mis padres y en especial mi abuela nos enseñaron con el ejemplo a no mentir, no robar, no invadir… La biblioteca de los nietos estaba llena de libros infantiles cubanos, las muñecas que me regalaba mi abuela eran negras, eslavas, asiáticas, eran diferentes a mí y eso era normal. Así que la identidad y lo político está en todo, incluyendo la escritura.

8.1 WRS – ¿Cómo se integra su trabajo creativo a su experiencia de vida? ¿Cómo integra esas experiencias de vida en su propio quehacer de escritora hoy?

8.2 TARG – Te comenté que el libro Llueve está vinculado directamente con una experiencia de vida (Ver respuesta #2); Mundo repetido también, dada la condición de Alzheimer de mi madre. En la narrativa, hay un libro de cuentos inédito aún, Piso 13, que es la elaboración de mi experiencia en el espacio laboral. En ese libro aparecen personajes que vienen de la República Occipital del Mediocre (RODEM), se llaman los rodemianos y llegan a la tierra para ocupar los espacios de poder en las empresas privadas o públicas, aunque perfectamente los puedes hallar gobernando o presidiendo muchos países. Pues publiqué uno de los cuentos en prensa digital en Guatemala, Argentina y Colombia, y, ¿qué crees?, hubo lectores que comentaron que la autora conocía muy bien cómo era la corrupción en su país. Sin duda, el problema de la corrupción en los espacios laborales y gubernamentales es un mal común. Entonces sí, creo que es más evidente y explícito, aunque trabajado, en mi narrativa la experiencia vivida. Pero quizá por eso me demoro, porque quiero que sea literatura, no un relato más. 

9.1 WRS – ¿Qué diferencia observas, al transcurrir del tiempo, con la recepción del público a su trabajo creativo y a la temática del mismo? ¿Cómo ha variado?

9.2 TARG – La recepción del público, como te mencionaba, es gradual y lenta. Todos los poetas que entrevisté decían algo parecido, por ejemplo, decían que solo nosotros, entre los poetas, nos leemos; otros, que se publica mucha poesía, pero no se vende tanto y de hecho, los libreros lo confirman, se vende más narrativa que poesía. Por otro lado, mis primeros dos libros han recibido menciones de honor del PEN de Puerto Rico (Invisibilidades antes de ser publicado, en el 2014, y Llueve en el 2022), entonces pareciera que sí. Este año hubo que imprimir una segunda edición de Invisibilidades, así que se está leyendo. Algunos colegas escritores han reseñado mis libros y agradezco su mirada y lectura. Son muchos los y las colegas que han publicado textos hermosísimos. O sea que la publicación de libros de poesía es un camino de resistencia contra la banalización de la poesía misma y del mercado.

Con respecto a la temática, es más bien la forma de exponerla, es el asombro de la mirada ante la lengua, esa que te deja tirada en la calle, la palabra que compite contra sí misma en el poema, saqueada, amada, vituperada, enredada, con la que trabaja todo poeta. En mí hay una búsqueda inagotable por apalabrar lo que no se puede, lo que descentra al lenguaje y a la lengua, además de investigar, indagar qué es eso que llamamos poesía, y de llegar al acūmen, pensado desde el latín.

10.1 WRS - ¿Qué otros proyectos creativos tienes recientes y pendientes?

10.2 TARG – Se está presentando en las redes sociales y en la página de YouTube del Seminario Federico de Onís el Ciclo de poesía hispanoamericana actual 2023-2024 que consta de 19 entrevistas, y lecturas de poemas, a escritores hispanoamericanos. Este proyecto, acogido por la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras, Facultad de Humanidades, Departamento de Estudios Hispánicos, Seminario Federico de Onís, comenzó en octubre (Primera entrega) y terminó en diciembre 2023; la segunda entrega está pautada para finales de enero hasta abril del 2024. Es un proyecto en el que llevamos trabajando poco más de año y medio. Las entrevistas son un buen termómetro para medir la temperatura de la poesía actual, estilos, temáticas, qué se ha estado publicado desde el 70 hasta ahora. Los escritores convocados, la mayoría, no todos, son educadores, entonces son muy elocuentes y elaboran hermosas metáforas y analogías sobre la escritura, la poesía y autores o movimientos literarios imprescindibles.

Por otra parte, está pendiente en febrero una lectura con poetas internacionales, es otro proyecto que ha corrido paralelo al de las entrevistas.

También están pendientes a publicarse dos poemarios y dos libros de cuento, uno de ellos de microrrelatos. Además, una serie de cuentos infantiles que ojalá se concrete. No tengo prisa por publicar, ya saldrán a la luz cuando sea su tiempo y se pueda. Por ahora, mi prioridad sigue siendo vivir, es decir, conseguir estabilidad laboral y echar pa´lante mi familia.

(San Juan, 9:00 a.m.) El 28 de diciembre de 1895 fue el nacimiento del cine con la primera exhibición comercial de sus películas que hicieron los hermanos Louis y Auguste Lumière en el Gran Café del Boulevard de los Capuchinos en París, donde existe un rincón con placas y recuerdos de aquel día histórico que me emociona cada vez que lo visito. Trece años después mi abuelo Daniel Ayala inauguró el primer cine de Guines, llamado entonces Salón Teatro de Guines, después Teatro Ayala y que ahora ocupa la Casa de la Décima Mayabeque que dirige el amigo Lázaro Palenzuela.

El 25 de diciembre de 1977, falleció en Suiza el que muchos consideran la mayor figura del cine en toda su historia, Charles Chaplin, cuyo museo en Vevey, Suiza, donde vivió muchos años y murió, visité el mismo año en que se inauguró y del que incluyo algunas fotos.

Este documentado artículo de José Manuel Estévez que incluyo, relata la historia del cine fundado por Daniel y sus socios.

Luego publicaré la columna que escribí en el diario El Reportero de Puerto Rico sobre el abuelo que no conocí, Daniel Ayala, así como fotos de Daniel, del cineteatro cuando se fundó en el 1908 y de la Casa de la Décima Mayabeque que hoy ocupa el edificio así como fotos de los hermanos Lumiere y el Gran Café del Boulevard de los Capuchinos de aquella época en París y un artículo que escribí en Diálogo, periódico oficial de la Universidad de Puerto Rico, sobre los comienzos del cine.

(San Juan, 12:00 p.m.)

…marullo…

mar y arrullo,

tu voz en mis oídos…

la ola, el viento y el vaivén que me marea

en el brazo de las olas en tu abrazo que me espera

y voy y vienes, y vas y vengo

que en el último splash de los mares

la caricia de Neptuno canta

en su beso de abismo,

nuestro anhelo.

Leer más...

A Ramon e Irmgard de la Revista Biekest

 

(San Juan, 10:00 a.m.) El Festival de los Reyes Magos en Vieques produce esta colección desde el 2009 como parte de sus esfuerzos por promover la cultura puertorriqueña y apoyar la niñez viequense. La venta de platos conmemorativos tiene un doble propósito:

  • Defender y mantener una de las más arraigadas tradiciones que la colonia no ha logrado erradicar, y
  • Ayudar a los Reyes Magos a obtener los juguetes no-bélicos, libros, camisetas, y todo lo que llevan a Vieques todos los anos el 7 de enero para el Festival de Reyes.

Los Reyes de Oscar llegan envueltos en la bruma mañanera de nuestros campos y montañas. Esta bruma los proyecta con la magia y el y el misterio que tanto enamoran a niños y niñas. Y también a adultos. Vienen coloridos trajes, pero también en blanco. En rojo expresando su alegría, en verde su esperanza en el futuro, y en blanco su pureza de corazón.

Los Reyes Magos de Elizam nos presentan a tres patriotas revolucionarios: Segundo Ruiz Belvis, al Padre de nuestra Patria, Ramon Emeterio Betances y al Padre de la Patria Cubana José Martí.

En su hermoso dibujo, Oscar ha plasmado unos Reyes que llegan en corceles de Vieques (como debe ser, porque ni allí ni en la Isla Grande hay camellos). Los caballos le sirven bien para moverse ágilmente por nuestras montanas y colinas, y para, dondequiera que haya niños que creen, atravesar ventanas y buscar la yerbita debajo de las camas.

Oscar no presenta unos Reyes portando lo símbolos de los valores mas preciadas para la humanidad: el Amor, la Libertad y la Paz. Estos reyes, que también lucharon por la Paz de Vieques, que aman intensamente la Isla Nena, y muy especialmente a su juventud, les desean cosas tan importantes como la autonomía alimentaria, la capacidad de moverse libremente por su carretera marítima (tan descuidada y abusiva), a la vida saludable libre del cáncer que azota a Vieques como consecuencia de los ejercicios militares de la marina y sus bombas que aun permanecen en sus aguas y tierra, y la felicidad de su niñez y juventud.

Vienen además estos Reyes cargando con las banderas que han simbolizado la lucha por lograr todas estas cosas.

(San Juan, 9:00 a.m.) Las y los puertorriqueños nos sentimos inmensamente orgullosos de nuestra Bandera Mono estrellada. Es uno de los principales símbolos que reafirma sin lugar a dudas, nuestro inmenso amor por Puerto Rico y reafirma sin dudas que somos hijos e hijas de este archipiélago caribeño.

Tres ejemplos son suficientes para ilustrar este hecho. Cuando la tenista Mónica Puig jugó la final del oro olímpico por el deporte de tenis, evento que paralizó a nuestra nación, en las plazas públicas a lo largo y ancho de donde vivía un boricua, esa bandera monoestrellada era la que se ondeaba y enarbolaba a quien quisiera verla. El estallido de júbilo cuando se convirtió en la primera boricua en ganar una medalla de oro en unas olimpiadas para Puerto Rico, todos alzamos nuestra bandera de la estrella solitaria y danzamos en la jubilosa celebración.

Cuando nos dejaron solos durante el huracán María, fue nuestra hermosa bandera la que nos acompañó en cada casa de nuestra nación y nos ayudó a levantarnos por nuestros propios esfuerzos.

En las marchas inmensas en las que se exigía la salida de Ricardo Roselló González, nuestra gente se acompañó con un océano de banderas boricuas. Ellas representaban la esencia digna, respetuosa, de nuestro pueblo.

Nuestra bandera, la de todos, tuvo que ganarse el espacio contra aquellos que quisieron esconderla por el gobierno de Estados Unidos y sus intermediarios colonialistas. Ellos trataron de ocultarla pero no pudieron con nuestro pueblo. Precisamente porque representan un manantial de reafirmación boricua, la bandera ha sido defendida y rescatada por la perseverancia y constancia de muchos boricuas en la historia, especialmente los que han defendido y defienden la independencia de Puerto Rico.

Por ejemplo, durante los tiempos de la Ley de la Mordaza, se prohibía la exhibición de la Bandera Boricua. Se le tildaba de ser una símbolo de lo subversivo, de lo ilegal. La constancia y la perseverancia de esas mujeres puertorriqueñas, de los hombres puertorriqueños que pertenecían al Partido Nacionalista lograron elevar el desplegar la bandera de esta nación al símbolo esencial representativo de afirmación puertorriqueña.

¿Cómo nació la Bandera Boricua?

El nacimiento de la bandera puertorriqueña tiene es un ejemplo adicional del lazo inquebrantable de luz entre el pueblo cubano y el boricua. El nacimiento de la insignia nacional ocurre resultado de una alianza de lucha por la independencia de Cuba y Puerto Rico, del colonialismo español. Aquí compartimos una breve historia del nacimiento de la bandera boricua recopilada por Proyecto de Afirmación Puertorriqueña:

“La reunión constituyente de la Sección Puerto Rico del Partido Revolucionario Cubano, tuvo lugar el 22 de diciembre de 1895, en el ‘Chimney Hall’ de Nueva York. Asistieron 59 puertorriqueños. De las actas de la reunión surge: «Terreforte, uno de los supervivientes del grito de Lares, presentó la nueva bandera que es de la misma forma de la cubana, con la diferencia de haber sido invertidos los colores: franjas blancas y triángulo azul en vez de rojo, con la misma estrella blanca solitaria en el centro».

Existen varias versiones sobre el autor de la bandera. Terrefone atribuye el origen de la bandera a Francisco González (Pachín) Marín, quien le escribió desde Jamaica sugiriendo la idea de invertir los colores de la bandera cubana. Antonio Vélez Alvarado, sostiene que un 11 de junio de 1890 o del 1891, invirtió los colores de la bandera cubana y así se le ocurrió formar la bandera puertorriqueña. Roberto H. Todd asegura que fue Manuel Besosa, miembro de la directiva de la Sección Puerto Rico, quien decida la bandera de Puerto Rico. La bandera puertorriqueña fue bordada por María Manuela «Mima» Besosa según narra Roberto H. Todd o por Micaela Dalmau, según la versión de Antonio Vélez Alvarado. Adoptada la bandera puertorriqueña fue utilizada por primera vez en la Intentona de Yauco el 24 de marzo de 1897. El Partido Nacionalista la acogió como su emblema en las elecciones de 1932. Blanca Canales proclamó la República de Puerto Rico en Jayuya en 1950 utilizando esta bandera y Lolita Lebrón la desplegó durante el ataque al Congreso en 1954. En los años 1916, 1922, 1927 y 1932 las cámaras legislativas trataron de oficializar la bandera sin éxito. Cien años después la bandera es oficial en el corazón de todos los puertorriqueños.”

Naranjito y LA BANDERA EN LA PARED DE LA CASA DE DON CHE NEGRÓN

Naranjito, también cuenta con una bandera que es parte de la historia. Aquí su historia:

La bandera que hoy reconocemos, está asociada a la gloriosa gesta de la Revolución Nacionalista del 1950. Tiene su raíz en la heroicidad de los revolucionarios nacionalistas; el compromiso de lucha de los familiares de Ñin Negrón, también portaestandartes de la lucha libertaria de la Matria. Efraín Negrón, que nos comparte el testimonio sobre el nacimiento de la Bandera en la pared:

“En un día lluvioso de noviembre de 1950, al atardecer, el «Jincho» de Eulogio, Rafael López, un joven del Barrio que para ese entonces tendría menos de 18 años de edad, llega a casa corriendo, asustado, y con mucha prisa. Le dijo, casi le grita, a mi viejo, quien estaba sentado en el balcón de la casa:

-» Don Che, Don Che, viene la Guardia Nacional y la policía; son muchos, bien armados en busca de Ñin.»

“Tan pronto dio el mensaje salió corriendo y se perdió de nuestra vista. Casi inmediatamente, nuestra casa fue rodeada por efectivos militares y policiales. Recuerdo las bayonetas, los cascos de metal, y el uniforme verde olivo. Un ejército. En la casa nos encontrábamos mis viejos, mi hermana Laura y su hijo José Ramón, de pocos meses de nacido. Su esposo, don Tito Negrón, se encontraba en Corea como soldado del mismo ejército que rodeaba nuestra casa. También estaban mis hermanas, Elba y Aida, que para ese entonces tendrían doce y diez años respectivamente, y mi sobrino Felito, unos dos meses menos que yo, hijo de mi hermano Felo. Yo aún no tenía cuatro años de edad.

“Mi vieja, Doña Rosa, nos tomó a Felito y a mí de la mano y nos llevó al cuarto de dormitorio de ella y el Viejo y nos metió debajo de la cama. En esa misma cama José Ramón se encontraba durmiendo. Recuerdo los ruidos y las voces amenazadoras de los guardias y las protestas de mis viejos. Un policía buscó debajo de la cama donde nos encontrábamos, pero no nos vió. La vieja intervino inmediatamente y lo increpó: «Va a despertar al niño.» El policía se retiró. Felito y yo nos habíamos metido en dos cajas que la Vieja tenía debajo de la cama que servían de guarda zapatos. Dentro de una caja para guardar zapatos ocurrió mi primera experiencia revolucionaria.

“A mi Viejo se lo llevaron arrestado. Nuestra casa quedó hecha un reguero. La bandera puertorriqueña, montada en un marco de madera y cristal a la entrada de nuestra casa fue desgarrada y pisoteada. A Ñin no lo cogieron esa noche y por espacio de dos semanas junto a un grupo de patriotas de mi pueblo se mantuvieron por los montes de nuestros barrios. Ellos fueron los últimos nacionalistas en ser capturados en la Insurrección Nacionalista de 1950.

“Por más de dos semanas tampoco supimos del Viejo. Sabíamos que estaba preso, pero desconocíamos sus circunstancias. Luego nos enteramos de que había permanecido en la cárcel de la Princesa. Cuando el Viejo regresó de la cárcel trajo consigo tres potes de pinturas con los colores de la bandera de la patria. A la pregunta de la Vieja de para qué quería esa pintura, le contesta: «Vamos a pintar la bandera en la misma pared donde estaba la que pisotearon. La próxima vez tendrán que llevarse la pared completa.» Y le dije a mi hermano Manolo que la pintara. La bandera ha permanecido desde entonces en la entrada de nuestra casa.

Leer más...

Más artículos...