La película Central Intelligence (Dir. Rawson Marshall Thurber, EE.UU., 2016) se ha convertido en la comedia del verano. Dirigida para todos los públicos, pese a que los menores deberían ir acompañados de un adulto (para qué no sabemos, pero para algo), la película versa sobre un joven que en su infancia escolar fue humillado en su ambiente escolar.
El joven humillado, en su adultez cambio de nombre a Bob Stone (Dwayne Johnson), y de un jovencito lleno de alegría con retos de obesidad, se convirtió en un fisiculturista todo terreno. Por alguna razón que la película no aclara, pese a que no se hace necesario lo mismo Stone, regresa al ámbito escolar en busca de ayuda de la única persona que en su crisis escolar le ayudo, Calvin Joyner (Kevin Hart).
Entonces nos enteramos que Stone, es un doble agente de la Agencia Central de Inteligencia (CIA por sus siglas en inglés), y que todo el mundo está buscando. La trama se desarrolla en la pequeña comunidad donde la escuela aún existe, pero se dilucida entre agentes y contra agentes de la CIA.
Dicho lo anterior, la película tiene un interesante componente ético-moral contra el acoso interpersonal (bullying por el término utilizado en inglés). Hay que ver la película para entender como Stone/Johnson educa al público sobre el problema, y las opciones que el propio filme sugiere.
Es un interesante filme de verano. No es trascendental, aunque por momentos es muy cómico. Su final es apropiado y encierra una moraleja educativa, razón por la cual deben de ver la película. Pero ojo, no es un filme filosófico. Es el filme del verano que la industria de cine promociona. Comercial, puramente comercial.
Es un interesante filme, el cual era inesperado. Dicho esto, Popstar never stop never stopping (Directores Akiva Schaffer y Jorma Taccome, EE.UU., 2015) es un interesante filme sobre la vida y obra de un cantante, Conner (Andy Samberg) a quien le va todo mal a partir de la fama, y para sobrevivir regresa a sus raíces musicales.
¿Qué significa ser puertorriqueño en Nueva York? Esta pregunta se la han hecho muchos, en el pasado como en el presente, y las contestaciones han sido diversas. Tal vez, el laureado poeta hoy fenecido Pedro Pietri, en su obra cumbre, Puerto Rican Obituary, intenta descifrar esta pregunta, cuando nos describe como los que morimos diariamente por lo que hacemos en la ciudad de los grandes edificios, Nueva York. En esa medida, Puerto Ricans in Paris (Dir. Ian Edelman, EE.UU., 2015), filme que se acaba de estrenar en la isla, es una curiosa sorpresa.
Se trata de una hermosa película. Dough (Dir. John Goldschmidt, Reino Unido, 2015) narra la película de un panadero judío, cuyo negocio va, económicamente hablando, de mal en peor. Ante esto la situación económica de perdida de negocio, y la renuncia del asistente panadero, es que se desarrolla la trama. 
“Cine de gira en la Isla: una muestra franco-puertorriqueña” en la cual se exhiben seis cortometrajes puertorriqueños y un largometraje francés, comenzó en este mes de junio su periplo por 10 Centros Culturales adscritos al Instituto de Cultura Puertorriqueña (ICP). 
La nueva apuesta de uno de los guionistas más emblemáticos del cine de acción y violencia, Shane Black, no es una apuesta cualquiera. El film The nice Guys (Dir. Shane Black, EE.UU., 2016), del cual también escribió su guion, es posiblemente una apuesta distinta a lo que en el pasado éste realizador había hecho.
Criminal (Dir. Ariel Vromen, EE.UU., 2016), es incorrectamente clasificada como un filme de acción. Realmente hablando de una película de ciencia ficción. Pero, ¿cómo podemos justificar que pertenece a otro género: ciencia ficción.