“Soy viuda”, le contesté al reparador de pisos que pretendía saber si podía contar con fuerza masculina para sacar los muebles de una habitación, teniendo él otros empleados a su cargo. No sé por qué le mentí. Tal vez, sentí miedo por su pregunta, pues vivo sola, soy mujer. Tal vez, lo sentí como una intromisión a mi privacidad. No lo sé bien.  En cuanto a la viudez, reflexiono. Es un concepto de dolorosa soledad, de pérdida de un compañero de viaje que nunca he tenido, por lo que no volvería a decir algo semejante por respeto a las viudas que he conocido. Pero si me encontrara con el reparador de pisos y me preguntara por él, por el difunto, creo que como escritora tendría que continuar mi historia. 

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 Últimamente, solo esculpo epitafios:

la vida me sorprende en un hades principesco.

No quiero saber de más nombres, rostros grandes

y pequeños, amados aún por la intensidad

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Entonces, el hombre triste ante el no de la margarita, recordó también la espina de la rosa, y sonriendo fue dando saltos de esperanza hasta llegar al árbol de la maga para enamorarla. Su tronco fuerte, pensaba, podría ser la base estable del gran amor  que tanto, tanto quería. (agosto-2017)

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En la madrugada, el eco de los sueños puede tornarse en graznido de cuervos. Lucas se revuelca en la cama. Los gritos del infernal pajarraco devoran sus recuerdos. Comienza a rendirse esperando por su novia María, que permanece en la capital terminando su tesis.  Los sueños de ella compiten con los de Lucas, quien teme a la soledad en tal extremo, que su mente comienza a filtrarse a través de pequeños rotos, rellenándose de interferencias y silencios. A María le queda un mes para presentar la tesis, pero le envía cada noche un mensaje de amor y alguna anécdota. Él responde enamorado junto a largos mensajes recomendándole libros, pero sus palabras se reducen paulatinamente.

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Lo más fácil es una o más pastillas, para el que tenga un dolor insoportable es lo
necesario. Si no lo es tanto; hay que tratar de dialogar con el cuerpo. Primero
minimizarlo un poco, no ignorarlo pero minimizarlo para que no mande sobre ti. Decirle:
que eres ?
Un picor, un ardor, una hinchazón vieja que se trata bien con hielo y calor/, un músculo
cansado al que dándole descanso mejora?, y una vez decidido, ¿Cómo lo vas a
enfrentar? Comenzar a desplazar para que tu atención del área del dolor se desplace a
cosas placenteras. Una buena lectura, música que sea agradable al oído, una buena
caminata en ambientes exteriores y hermosos, bien montañosos  o bien marítimos,
porque la comunicación con la naturaleza es terapéutica .
Debe aminorar o irse el dolor, pero si no ocurre, desprenderse aún más de él pensando
en gente recién operada, mujeres que paren con dolor y regalan vida a su patria, a su
nación. Niños a quienes les falta órganos o se han lesionado algunos y han tenido que
empezar a sufrir y controlar dolor temprano en la vida.
Hombres y mujeres que han vivido con dolor toda su vida, viéndose privados de sueño
regular y descanso. Cuando pienso en eso y medito sobre ello, creo, de Verdad ,creo,
que mi dolor es pasajero, un dolor pendejo como yo, y me voy cantando..

Entonces, el hombre triste ante el no de la margarita, recordó también la espina de la rosa, y sonriendo fue dando saltos de esperanza hasta llegar al árbol de la maga para enamorarla. Su tronco fuerte, pensaba, podría ser la base estable del gran amor  que tanto, tanto quería. (agosto-2017)

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