Aunque la mayoría de las mujeres cubanas no renuncian a la idea de ser madres, el tener o no hijos y el momento preciso para iniciar el camino de la descendencia es un derecho de la pareja, e incluso una decisión que en algunos casos se extiende a familiares más allegados.
Asimilar una sociedad con familias reducidas parece ser una realidad sin marcha atrás en este país, donde después del boom demográfico de la década de 1960 a nivel mundial, se produjo un descenso de la fecundidad, considerado por expertos como de los más acelerados en América Latina y el Caribe.