Mientras Hamas manifestó su disposición a firmar un alto el fuego propuesto por Egipto, Israel ha comenzado su agresión militar Rafah. En la madrugada del martes 7 de mayo, el ejército israelí bombardeó parte de la súper poblada localidad en la frontera con Egipto, dejando 18 personas muertas y decenas de heridos. Para comenzar la “Operación Rafah” dispuso la penetración de tanques israelíes para controlar el lado gazatí de Rafah, y el cierre del paso fronterizo con Egipto hasta el miércoles 8 lo que impidió el acceso de la ayuda humanitaria, alimentos, agua y medicina y la pronta atención medica de las personas heridas con los bombardeos.
La “Operación Rafah”, busca terminar con los objetivos históricos del nazi-sionismo israelí y expulsar de su propio territorio al pueblo palestino hacia la inhabitable zona de Al-Mawasi para luego colonizarlo con ocupantes armados. Antes de la ofensiva israelí, Rafah contaba con una población de 200.000 habitantes. Luego, recibió a los 1,5 millones de personas que se encuentran refugiados en no más de 65 kilómetros cuadrados.
La operación militar sobre Rafah es y será otro crimen de guerra que desenmascara una vez más el carácter genocida de Netanyahu, lo que ha profundizado su aislamiento. La ONU y agencia de Naciones Unidas para los Refugiados palestinos (UNRWA) se niegan a intervenir en el desplazamiento forzoso. Hasta el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, ha calificado a la operación como “inaceptable”. Hasta el momento, el imperialismo norteamericano; principal aliado de Israel, se niega a apoyar la operación y ha paralizado momentáneamente el envío de 3.500 bombas pesadas al país sionista para evitar “el impacto que podrían tener en entornos urbanos densos como hemos visto en otras partes de Gaza”. Biden, que avaló la invasión genocida a Gaza, ahora teme por la pérdida de apoyo de su base electoral pensando en las futuras elecciones de EE.UU.
Negociar bajo fuego: el fracaso diplomático imperialista
Durante el sábado 4 y el domingo 5 de mayo, Hamas habría aceptado la propuesta de tregua progresiva y un alto el fuego en tres fases que había sido propuesta por Egipto y Qatar. Esta propuesta incluía la retirada de Israel, la renuncia militar de Hamas, y la liberación de rehenes. Pero, Netanyahu se negó a aceptarlas al calificarlas como "una terrible derrota para el Estado de Israel". Para el martes 7, Hamas debería haber regresado a El Cairo para para concluir las negociaciones, pero esto nunca sucedió. Mientras buscan negociar una tregua favorable bajo fuego, Israel retomó la ofensiva y comenzó en soledad la agresión militar sobre Rafah.
El carácter colonialista del Estado de Israel busca ocupar el 100% del territorio histórico palestino y con ese objetivo utiliza su poderío militar y la impunidad que durante más de 70 años el imperialismo le ha otorgado. Netanyahu y su gobierno de ultraderecha religioso no acepta cualquier tregua o alto el fuego porque la paz es incompatible con sus objetivos de limpieza étnica.
Las movilizaciones mundiales y la crisis imperialista
Las enormes movilizaciones estudiantiles en las universidades de los Estados Unidos y Europa han puesto contra la pared al gobierno de Joe Biden y a su política imperialista. A pesar de la represión, persecución, criminalización y los miles de detenidos; los acampes, ocupaciones y tomas se sostienen y se extienden a Europa. Desde las acciones en la Universidad de Columbia, en Nueva York, a las ocupaciones en la universidad de Barcelona y Ámsterdam – entre otras - el movimiento estudiantil entra en escena para exigir un alto el fuego permanente y el fin del genocidio. Además, exigen que los gobiernos y universidades rompan relaciones de todo tipo con el estado genocida de Israel. Mociones de ruptura ya son aprobadas por los claustros de las universidades, como sucedió en la Universidad de Barcelona.
Esta oleada es una clara expresión del crecimiento de la solidaridad mundial con el pueblo palestino y que cuestiona la política imperialista e imposibilita aún un triunfo militar y político de Israel en Palestina. Estados Unidos es el principal aliado de Israel, junto al imperialismo europeo, y ha destinado miles de millones de dólares en armar a su gendarme mundial en Medio Oriente. Pero, golpeado por la movilización y el recuerdo de las movilizaciones contra la guerra de Vietnam en la década del 60, Joe Biden retacea su apoyo y se niega a apoyar la “Operación Rafah” fracturando parcialmente al bloque imperialista aportando aún más al aislamiento de Israel. Lo que se expresa también, en las movilizaciones al interior del estado sionista, de repudio a Netanyahu por su fracaso de garantizar el retorno de los rehenes.