perdón por el asco que a veces
me da la Patria
desde mi silla,
por no dejar que la historia, en su milagro,
me cure los ojos,
por no encontrar el reflejo del cisne
en las aguas turbias de la cobardía,
perdón por recitar el himno
que le escupió la cara a Lola,
por negarle la ciudanía a Hostos,
por no rezar los discursos de Albizu,
por usar el revólver de Lolita
para jugar a la ruleta rusa con los maestros,
por blasfemar el nombre de tus compañeros
sin bautizar mis armas en sus biografías,
perdón por crucificarte en la cruz
de la bandera dominicana
con los clavos de la ignorancia,
por limpiar tu sed de conciencia
con el vinagre de la colonia,
por abrirte el costado con la xenofobia,
por no dejarte resucitar en mi conformismo,
perdón porque sé que no basta con mencionarte,
perdóname Betances
porque no sé qué pasa
que no me rebelo
Crédito foto: Patrick McDonald, www.flickr.com, bajo licencia de Creative Commons (https://creativecommons.org/licenses/by-sa/2.0/deed.es).