Oscar sigue multiplicándose

Historia

Treinta y tres años, treinta y tres pueblos, treinta y tres días, treinta y tres años cumplió Cristo antes de que lo ejecutaran. Con ese número mágico recordamos hoy a Oscar.

¡Qué alegría y que honor haber conocido a los que pergeñaron esta idea. Que privilegio haber compartido dolores en la caminata y gozos, sufrimientos y agradables sorpresas en cada pueblo! ¡Qué linda nuestra montaña, que verdores se nos ofrecían en un caleidoscopio de colores!


¡Qué hermoso ver el espíritu de lo más genuino del puertorriqueño(a), cuanta generosidad para proveer la comida, para dar de beber, para descansar y pernoctar. Con que gusto se preparaban alimentos y se buscaba un espacio digno para los que pernoctaban! Así nos dio el deambulante de lo que tenía, no de lo que sobraba. Así la señora que no quiso vendernos su olla de cocinar, sino que la prestó cuando supo que era para Oscar y nos dijo que iba a rezar por él para que saliera a la brevedad posible.

¡Qué ilusión nos hace ver en varios pueblos, alcaldes de ambos partidos mayoritarios, caminando juntos entre ellos y a veces con el legislador de la minoría del PIP! Esa unión de pueblo nos hacía pensar que el esfuerzo de Oscar para lograr consensos que ayudaran en la comunidad de Chicago a resolver graves problemas sociales, era un ejemplo que en Puerto Rico tenía y tiene camino fértil.

Como hemos dicho, Oscar luchó contra el racismo contra la discriminación por origen étnico, contra la explotación de los obreros que tenían bajos salarios, contra la falta de servicios de salud adecuados. Contra la restricción de servicios educativos para los hispanos. Por eso se le persiguió y se le acosó como a una fiera, porque estaba concientizando a su pueblo que había que enfrentar la injusticia y vencerla, tomando la iniciativa en sus manos, al margen de los partidos políticos y la politiquería de los que querían puestos para medrar y no para transformar el sistema que perpetúa la pobreza y la desigualdad.

Por eso es injusto y cruel su encarcelamiento prolongado y el intento de erradicarlo de la memoria de su pueblo. Por eso merece que se luche por él pero también, como dijo el niño Alejandro, en Cayey, porque Oscar es bueno, de buenos sentimientos y de corazón generoso y valiente para la lucha por su pueblo.

Cuantas lecciones positivas en esta caminata. No importa la edad que se tenga para empezar a hacer ejercicio. No son incapacitantes los dolores físicos que se arrastran de lesiones o enfermedades viejas. No es necesario tener una imagen física esbelta o atractiva, cuando se camina por un ideal. No hay dolor o incapacidad parcial que pueda evitar que demos lo mejor de nosotros en agradecimiento a quien ha dado tanto por su patria, como Oscar. Por eso vemos las fotos con ejemplos de lo que menciono, no menciono nombres, que la procesión va por dentro, como dicen los españoles. Vemos a compañeros y compañeras que superaron todas sus dolencias y cada día iban convirtiendo en una satisfacción personal, en un placer creativo, en una ofrenda de amor, el logro de cubrir la ruta del día.

El pueblo de Estados Unidos tiene amplias masas de trabajadores, de desposeídos, de gente laboriosa, que tienen el talento y la sensibilidad para contribuir al progreso de la humanidad. Con ese pueblo también tenemos que buscar la unidad, para que su gobierno y los sectores de ese gobierno, que aún fomentan el racismo, el discrimen el coloniaje y la intervención indebida con países soberanos, comprendan como Benito Juárez que el respeto al derecho ajeno es la paz. He hablado de este tema con Oscar y él me enfatiza siempre que debemos distinguir al pueblo trabajador norteamericano de su gobierno, especialmente del aparato corporativo militar, que es el que sojuzga a las masas e incluso al propio Presidente de Estados Unidos. Al Presidente de turno, a veces parecería que lo tienen de rehén y le permiten muy poca libertad de acción. Tal vez eso es lo que explica, porqué Obama aún no excarcela a Oscar, porque ese aparato de represión y de mal llamada seguridad, no le deja comprender que es para el mejor interés de los Estados Unidos, excarcelar a Oscar a la brevedad posible.

Si ello ocurriera pronto, antes del desfile puertorriqueño sería lo ideal, para demostrar un gesto de conciliación del Gobierno de Estados Unidos hacia el pueblo de Puerto Rico, como desagravio por los males morales y económicos que ha causado y causa el coloniaje en nuestro país. Pero tal vez soy optimista pensando que el cerebro y el radar político de los opresores, de los sádicos, que recomiendan la venganza, antes que el diálogo y los gestos de buena voluntad, pueda funcionar y asesoren adecuadamente al presidente de Estados Unidos para que escuche el clamor de justicia de un pueblo por un patriota como lo es Oscar López. Algún día, como decía otro gran patriota latinoamericano, se abrirán las grandes alamedas y opresores con oprimidos, explotados con explotadores, caminarán juntos en la comprensión de que las riquezas del mundo dan para todos y son para todos. Que cuando eliminemos las diferencias de raza, de color, de origen étnico y de preferencias políticas, la humanidad podrá juntar esfuerzos y recursos para que la justicia social y la riqueza material, sea para todos y no patrimonio de unos pocos que aun se creen superiores, limitados por su visión imperial.

Por estos valores y principios, Oscar López ha dado su vida. La ha convertido en ejemplo de resistencia y lucha y también de creación artística. Es una vida llena de poesía y de lecciones políticas. Estudiándolo y conociéndolo comprendemos la belleza de quien lo da todo por su ideal para que su pueblo tenga esperanzas hacia un futuro superior. Pueblo sin hambre pero sin libertad, es pueblo con hambre de dignidad. Oscar quiere para su pueblo bienestar material, con libertad, con dignidad. La manera de conseguirlo es con la ética del trabajo, con la solidaridad humana con la generosidad de compartir con el que necesita lo que tenemos para nosotros. El ejemplo de Oscar, lo demuestra esta caminata nacional, se ha multiplicado y fructifica, es una ofrenda de amor a su pueblo que algún día se entenderá mejor a la luz de los años y de las lecciones que deja la historia a futuras generaciones sobre quienes fueron sus precursores y quienes los verdaderos adalides de la libertad que disfrutaremos cuando seamos dueños de nuestro destino. Agradecimiento eterno y alabanza a los que marcharon e hicieron posible con su trabajo esta demostración de respeto con los ideales de Oscar y compromiso por el reclamo de que se excarcele al patriota.

Año treinta y tres del encarcelamiento de Oscar López.

Eduardo Villanueva Muñoz

Portavoz Comité Pro Derechos Humanos de Puerto Rico.