De la fiesta del fútbol a la fiesta de la tolerancia

Economia Solidaria


Podría presentarse la vida escolar hoy como una imaginaria “línea de fuego” por la que se cruzan, en distintas direcciones, las múltiples violencias que aquejan al conjunto de la sociedad.

Violencia del sistema socioeconómico, con sus ajustes sucesivos y consiguiente aparición de estrecheces, pobreza y miseria.

Violencia del sistema político, ejercitado por un gobierno que esgrime una justa representatividad mientras la sociedad civil demanda además de esto correcta conducta ética, transparencia en los actos de gobierno, plena participación democrática, respeto a las minorías y decisiones consensuadas.

Violencia cotidiana que se manifiesta en los espacios públicos y privados y que tiende a ser reproducida en todas las actividades que participamos -ya sean de índole laboral o recreativa. En definitiva, la situación socioeconómica que reproduce pobreza y marginalidad, inyecta en la sociedad una violencia que se corresponde directamente con la injusticia social, y por ello, muchas veces las “fiestas” se convierten en pesadillas.

Este ha sido el caso del fútbol en los últimos años. Intentemos -por lo tanto- otra mirada.

La Copa Mundial de Fútbol ha sido siempre para nuestros alumnos una “fiesta” en la que durante 20 días se vive pendiente de resultados, apuestas, juicios deportivos, penales, nombres de famosos e infinitas combinaciones vencedoras. Es objeto de charla entre amigos, vecinos, parientes y compañeros , convirtiéndose el máximo encuentro deportivo del mundo en un tema para dialogar, defender posiciones, compartir horas de expectación, planificar interminables comidas en grupo y perder el tiempo (o ganarlo...) feliz y colectivamente.

Fiesta que facilita el encuentro, la comunicación, el intercambio de ideas, el diálogo entre amigos, compañeros y desconocidos así como la socialización teñida de afecto. Prácticas inestimables en todo proceso de enseñanza.

La “fiesta del Mundial” es también una extraordinaria oportunidad en la labor educativa para convertirla en un aprendizaje diferente. Aprendizaje donde la educación para la tolerancia, el respeto hacia el otro, las diferencias culturales y el esfuerzo colectivo como valor social adquieren una dimensión pedagógica actual y necesaria.

Podemos hacer del “Mundial” un magnífico espacio de educación democrática donde los “saberes y experiencias futboleras” sean -además de conocimientos específicos- también nuevos aprendizajes e instrumentos de educación para la convivencia y el respeto intercultural. Herramientas con un valor pedagógico resignificado de acuerdo a las transferencias posibles y necesarias de acuerdo a los grupos áulicos de edad y de intereses.

El conocimiento de otros países: su posición geográfica, formas de gobierno, características de la población, religión, arte y costumbres, su historia pasada y presente, relación con otras regiones -abre una nueva posibilidad de análisis a la usual lectura mecánica de un listado de exóticos estados hasta hoy perdidos en el planisferio y que ahora se transforman en territorios palpables por la mágica presencia de sus equipos en el “Mundial”.

La comprensión de la diversidad y las diferencias, las distintas civilizaciones y sus manifestaciones proponen una lectura de pluralismo político, religioso y cultural que enriquece el proceso educativo y constituyen ejes fundamentales en la formación democrática y en la construcción de valores para una verdadera educación por la paz y la convivencia.

La construcción de estos valores, la defensa y el reconocimiento internacional a la libre autodeterminación de los pueblos, el derecho a la paz, el respeto a los derechos humanos de “todos los hombres y todas las mujeres en todas partes” y el aprendizaje acerca del esfuerzo colectivo y solidario de los seres humanos como creadores de transformaciones forman parte de esta propuesta.

Es hora que en la Argentina de hoy demostremos ser un buen equipo de fútbol en que cada jugador contribuya desde su posición a la necesaria y acuciante construcción de un resultado armónico, equilibrado y competente, jugando limpio, respetando a todos y dando lecciones vitales de trabajo, solidaridad y eficacia al mundo y a nosotros mismos.

Trabajemos en este sentido con nuestros estudiantes de todos los niveles.

Aprovechemos esta posibilidad educativa sin dudarlo. . .

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