El niñato caprichudo

Historia

Cuando uno está acostumbrado, desde su nacimiento, a que se le consienta todo, a que nadie le ponga ningún reparo a sus antojos descabellados, se vuelve imparable y tirano. Así, la mayor culpa la tiene el consentidor ya que, como bien advierte el refrán siguiente «mucho pide el loco; más loco es el que se lo da todo.»

Como era de esperar, no bien se anunció el alto el fuego indefinido entre palestinos e israelíes se ha dado inicio a la siguiente etapa: la de la reconstrucción. Según las primeras estimaciones de los especialistas, se requiere un mínimo de 5.000 millones de euros para paliar los daños materiales: restituirles un techo a cada una de 17.000 familias totalmente destechadas; reparar los muros, las puertas y las ventanas a 38.000 viviendas seriamente estremecidas; reedificar decenas de colegios y centros hospitalarios que han quedado inservibles; restablecer la red viaria y la infraestructura de electricidad, agua potable y saneamiento que se ha averiado; etc.

Y, como era de esperar, los que tienen que financiar esta reconstrucción son el padrino y los amigos del autor de dicha destrucción. En efecto, estos últimos se muestran siempre tan condescendientes con este niño consentido que, a pesar de los apuros económicos en los que se encuentran, están dispuestos a sufragar de su bolsillo los daños que acarrean sus caprichos. Fue lo que sucedió en 2009 y 2012, a raíz de sus juegos “Operación Plomo Fundido” y “Operación Pilar Defensivo”, respectivamente; es lo que va a acontecer ahora, al término de este último juego llamado “Operación Margen Protector”; y, probablemente, es lo que volverá a ocurrir apenas concluya esta fase de reconstrucción.

No obstante, hay un tipo de daño que ni el padrino ni los amigos de este niñato caprichudo lograrán reparar por mucho dinero que tengan o recauden: se trata de la herida insondable que sufrirán por siempre jamás unas cuatrocientas madres que acaban de quedarse desconsoladamente huérfanas.

 

LO IRREPARABLE

¡Ay, la flor fue desmembrada,

por mero entretenimiento,

y el ave desposeída

de crías, sin miramiento.

 

¿Quién pudiera reintegrar

una rosa deshojada,

y restaurar la sonrisa

a una madre desahijada?


Mohamed DOGGUI

Poeta y escritor tunecino de expresión española