La riqueza de don Antonio Cruz Colón

Historia

Hubo una época en Puerto Rico en que el titulo de Don, sólo se le daba a algunos escogidos, por el respeto que se habían ganado entre sus pares. Ese respeto venía de un historial de trabajo, de compromiso, de vida acorde con los ideales que se profesaban y sobre todo, del reconocimiento que el pueblo hace a quienes lo dan todo por la patria. Ahora se le dice Honorable a cualquiera, meramente por un título que demuestre que se tiene una posición de poder político o económico. Los honorables de ahora, raramente pueden ser reconocidos por el pueblo como señores o señoras a quienes se les llame Don o Doña, en el respeto y el afecto del país que los observa. Don Antonio Cruz Colón era Toñito en el afecto de su pueblo. Era la constancia personificada.

La palabra retiro en la lucha por la libertad de su patria y por la justicia social, no tenía cabida en su léxico. Era como decía Don Pedro, de los que venían a dar, no a buscar. Era la grandeza personificada en un cuerpo pequeño, que casi no podía con el tamaño de su corazón y otros atributos de valor que nuestro pueblo caracteriza con coj… y no debemos olvidar que en nuestras mujeres, con Ovarios, para rifarse la vida y la libertad en defensa de la madre patria, que es nuestra nación puertorriqueña y no ninguna patria extranjera.

Toñito Cruz Colón salió de la cárcel cuando se liberó a todos sus compañeros combatientes de la Revolución del cincuenta. Salió solo con una guitarra como pertenencia, porque lo había dado todo y salía a construir de nuevo, una segunda vida al servicio de la lucha por la independencia y a procrear una progenie que permitiera también la resurrección de la vida en el amor. Siempre le vimos riendo, pidiendo un espacio para comunicar que había que seguir mostrando al pueblo que había esperanza de ser libres, de valernos por nosotros mismos. Nunca de rodillas, ni derrotado, no importaba el poder militar o económico del adversario. Lo recuerdo por última vez en Lares, con la alegría de niño grande en experiencias y con el gozo de saber que cumplía más allá de lo indecible, con la entrega de quien no negaba la sombra a quienes le negaron la luz del sol. Es decir, sin un espacio de rencor para los torturadores suyos que lo eran más cuando le cerraban los caminos de la libertad a sus compatriotas. Como no dejó riquezas materiales, alguien preguntará, ¿qué le aportó a su pueblo si no dejó bienes?: Hizo como los torvos conquistadores que describe Neruda en sus memorias, refiriéndose a las riquezas que nos robaron; se llevaron todo, nos dejaron todo, nos dejaron las palabras. Toñito nos legó la riqueza del ejemplo luminoso de una vida consagrada a su gente pobre, a su pueblo esclavo, al ideal de la libertad y de una sociedad más justa para todos. Ese ejemplo no debe ser olvidado, solo actualizado y emulado para que los y las jóvenes de hoy puedan algún día decir, “Viejo del alma cumplimos, hicimos una patria libre y así la vamos a defender para siempre”…