Salvahuidas o la poesía que nace de su dimensión trágica

Crítica literaria
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Amir Hamed nos dice que “el deleite es lo que queda de la poesía una vez que ha sido desterrada [...] algo así como lo que queda de café en un descafeinado [...] este deleite es el que puede ofrecer la poesía […] una vez que ha sido proscrita […] privada de su dimensión trágica, que es a la vez política, cívica y sacra […] si los programas de cultura de los gobiernos se olvidan de las artes, es decir, de su capacidad consagratoria, los Estados, que pierden ese pabellón inmune, sencillamente se aniquilan”.

Esta dimensión o dimensiones son las que se rescatan en Salvahuidas de Carmen R. Marín. La autora decide desgranarnos sus opiniones, sus miedos, sus vivencias, su alma, su mimesis.

La plástica y lo sensorial saltan del libro directo a nuestras manos. En el poema “Sonido” este nos enreda en su espiral de sinestesias y significantes: diapasón, cuerda, miedo, ballena, descifrada, hastío. Lo táctil y visual se unen para asaltarnos. Y a veces sentimos, y otras más comprendemos o tal vez solo senti-pensamos. Lo que nos prepara para senti-pensar la tristeza y la muerte en sus “Diccionarios de palabras inescrutables”. Nos alista a senti-ver los “Monumentos a la maternidad” o senti-entender las “Pequeñas obsesiones cotidianas”. La poeta nos enseña a absolvernos en “Ego absolvo”, en cuanto a egocéntricos, sexuales, inconscientes o desentendidos, en cuanto a humanos. Entonces sabemos que es posible encontrar nuestro dasein (ser-en-el-mundo) tanto en el sofá de la casa, en el tribunal o una casa protegida. El arte y la poesía tuvieron alguna vez una dimensión sacra, una dimensión trágica, una dimensión que es dada a las transgresiones.

Al entrar en Salvahuidas nos aprestamos a penetrar al espacio de lo sagrado, de lo transgredido o un poco de ambos: “recoger del pavimento / con mis manos / un hijo perforado / restos de hojalata y pólvora / en sus entrañas”, pero el étimon de Salvahuidas no está en estos versos, está en la palabra latina salvare que puede ser interpretada como entero, sano, íntegro y salvo. Lo que acerca este poemario al concepto abstracto de alma íntegra y entera. La poeta va recogiendo los pedazos para alcanzar la integridad. Todos los seres buscamos rehacernos o encontrarnos y tenemos toda una vida por delante para ello. La página es un buen comienzo y es también un buen final para la búsqueda.