Maestros del Cine Contemporáneo Latinoamericano (tercera edición)

Historia

Pablo Larraín

Uno de los realizadores latinoamericanos de nuestra actualidad que ha conseguido gran éxito internacional sin jamás perder de vista su identidad lo es el chileno Pablo Larraín. El mismo cosechó aclamación crítica internacional por sus trabajos fílmicos sin comprometer una onza de integridad creativa y, más importante aún, empleando su voz de autor para recalcar rasgos de realidades vividas en su país. Su labor ha sido elogiada en festivales de cine como Cannes, Buenos Aires, la Havana, Londres, Rótterdam, Tokio y Sao Paulo, entre otros. Con su ópera prima “La Fuga” (2006) obtuvo buena recepción pero fue con la llamada trilogía Pinochetista [“Tony Manero” (2008), “Post Mortem” (2010) y “No” (2012)] que se posicionó como uno de los directores más prominentes de los pasados diez años.

Las cintas de Larraín navegan por una línea hiperrealista donde el lente comúnmente sigue con fascinación a los sujetos que capta. Los personajes principales usualmente son figuras que viven al margen de la sociedad, un poco excéntricos y afectados por algún tipo de obsesión. La efectividad de la puesta en escena en estas películas muchas veces recae en los hombros del trabajo que realizan los actores, como el versátil Alfredo Castro y Antonia Zegers (esposa del propio Larraín); quienes constantemente se entregan con una valentía envidiable para proveerle mayor validez al material en cuestión. Las historias de la trilogía, además de ir arropadas por el mismo manto de circunstancias socio-políticas aludidas, también comparten una inquietud que se inclina hacia al esclarecimiento de la identidad personalista. Sin embargo, cada filme se sostiene por sí solo. Mientras “Tony Manero”, una cinta seca y provocadora, nos arroja al sombrío microcosmos de un sociópata obsesionado con el personaje de John Travolta en “Fiebre de sábado por la noche” (1977); “Post Mortem” emplea toques de absurdismo que ayudan a reforzar un contenido pausado, amargo y en ocasiones, esquematizado con secuencias de gran impacto visual. Por su parte “No”, la más liviana y llevadera de las tres, presenta los esfuerzos de un publicista que colabora para derrocar a la dictadura en el plebiscito del 1988 al son de una edición juguetona y unas imágenes que resaltan la “imperfección” de las tecnologías caseras de ese momento.

La ficción de Larraín empuja los botones emotivos del espectador, pone a prueba su paciencia y le desafía. Cada filme plantea una tonalidad cínica directamente atada al sinnúmero de factores que nos delimitan como individuos. En ese estado de intensa sobriedad descansa la honestidad de su obra.

Filmografía parcial:

- “Fuga” (2006)

- “Tony Manero” (2008)

- “Post Mortem” (2010)

- “No” (2012)

Crédito foto: Jathurchan, Wikimedia Commons, bajo licencia de Creative Commons (http://creativecommons.org/licenses/by-sa/3.0/deed.en)