McFarland, USA y la oportunidad a ser tratado de forma digna e igual

Cine caribe

McFarland, USA (Dir. Niki Caro, EE.UU., 2015) es una de esas películas en el género drama, que usted debe siempre ver. Se trata de un filme de la historia de los más pobres en los EE.UU.: los que recogen frutos, en la película uvas, en las tierras planas de California. Son inmigrantes, en la película con papeles y regularizados, que viven de recoger uvas y envían a sus hijos a la peor escuela de la comarca para ver si aprenden, como mínimo a leer. Pero todo cambia cuando Mr. Jim White (Kevin Costner) llega con su familia y se ubica en el poblado, deprimido y mexicano, de McFarland. Esto cambia el curso de la escuela y sus estudiantes, del poblado y de la propia vida de White.

White, o Blanco como le llamaban inicialmente los estudiantes cuando aún no respetaban sus intenciones, llegó a McFarland despedido de su anterior empleo, donde había agredido a un estudiante. Llega con poca reputación, pero deseoso de trabajar. En la escuela superior-intermedia de McFarland se encuentra con las lógicas de los blancos racistas de los EE.UU., los cuales se dividían entre ayudar o no ayudar a los jóvenes migrantes.

White se concentró en dar sus clases de biología y tener una oportunidad como asistente de dirigente del equipo de futbol. No obstante, de ahí lo sacan y se concentra en las carreras a campo traviesa. Aquí descubre que sus estudiantes todos recogían frutas en las mañanas o en las tardes, y que una virtud que tenían era saber correr, a campo traviesa, y sobre todo de forma rápida. El resto es, literalmente hablando, el mundo mágico de Disney. La magia de la casa productora torna una historia verídica en una oda y homenaje a los buenos, a los humildes y pobres del planeta que caen en manos de gente buena como White y su familia.

Le película basada en la historia verídica de la Jim White y su familia es un homenaje a los migrantes, pobres y marginados, que vienen a los EE.UU. ha realizar un sueño. Sí, el sueño americano del progreso. La película dirigida por una directora mujer, de origen de Nueva Zelanda, captura de forma muy tierna y efectiva la complejidad de la migración y la intervención del “hombre blanco bueno”. Es una buena realización, y sobre todo le permite a Kevin Costner devolvernos un poco de idealismo en cuanto a la regularización de las poblaciones migrantes. También nos devuelve a su personaje paradigmático en su carrera actoral en Dance with wolves (Dir. Kevin Costner, EE.UU., 1990) en la cual a parte de dirigir también la actuó. En dicha ocasión, como en MacFaland, en claro homenaje a la diversidad cultural y en reconocimiento a las minorías subyugadas.

En fin, que vaya a verla. Es drama donde usted llora mucho, de rabia y de alegría. Pero merece la pena verla. Linda película.