Podemos integrar la vida o podemos fragmentarla

Voces Emergentes

altCuando ingerimos algún alimento, lo próximo es hacer la digestión y asimilar sus nutrientes. En lo psicológico el proceso es muy parecido. Tenemos una experiencia y lo que sigue es incorporarla al cúmulo de vivencias que ya tenemos.


Imaginemos que la digestión fue exitosa, no tendremos molestias, ni de estómago ni psicológicas. Si no fue exitosa tendremos indigestión, si es de alimentos, produce dolor de estómago, si es psicológica tendremos diferentes grados de incomodidad.


Digerir es un proceso de integración, de asimilación a lo que ya tenemos o somos. Integrando estamos mas completos, el cuerpo estaría mas saludable, y nuestra psicología seria más amplia en su gama de experiencias y respuestas.

En la vida de cada persona siempre hay experiencias que  marcan, unas mas que otras. Las que se imprimen son esas que se quedan grabadas en la memoria y que se nos repiten en el pensamiento casi sin nosotros invitarlas.


Una experiencia que no podamos digerir, nos produce una súbita indigestión de emociones, un tranque entre lo vivido y la capacidad para digerirlo o integrarlo. En esos momentos tenemos la posibilidad de trabajar con nosotros mismos para integrarla o dejarla dando vueltas en la mente fragmentada.


Fragmentar es algo así como cortar en pedacitos lo que vivimos, es como hacer un fichero y cuando sucede algo que no podemos entender, meterlo en una cajita y pretender olvidarlo. Pero si una persona lleva a cabo esta tarea en muchas ocasiones, tendrá un gran fichero sin rotular, desconectado, desvinculado, o lo que es lo mismo fragmentado.


Por otro lado todos conocemos personas que acumulan emociones, traumas, experiencias variadas, sin un solo minuto de reflexión. Son individuos que parecen estar bien y hasta se les mira con admiración, no se inmutan por nada. Son señalados porque tienen la habilidad de pasar página sin aparente esfuerzo entre una y otra experiencia.


Si bien es cierto que pasar página, a veces,  es muy adecuado, también es cierto que no es saludable convertirlo en un comportamiento habitual. Ningún ser humano es capaz de hacinar eventos sin resolver y no sufrir las consecuencias de esa acumulación.


Por otro lado, es conveniente entender, que el mismo proceso de integrar la experiencia o de fragmentarla que le sucede a la psicología de un individuo, le sucede al de un colectivo. Pensemos en  nuestro colectivo, reflexionemos en estos dos procesos asociados al grupo de personas que hacen al Puerto Rico de hoy.


A simple vista los procesos de integración parecen pobres. Temas como la integración histórica. La formación de  cómo llegamos al momento presente, o del tipo de pueblo en el que nos hemos convertido, parece que requieren de grandes digestiones.


Observando parece que hemos practicado la fragmentación en grandes dosis. A través de instituciones o grupos mutuamente antagónicos. En la práctica extrema de lo individualista, hasta  en los temas que nos afectan a todos, es decir en lo que parece que debe ser homogéneo. En la creciente desigualdad, social, de educación o de salud.


Quizás seria conveniente educarnos para identificar las destrezas de las que disponemos, para integrar la vida. Asimismo trabajar en la asimilación de los nutrientes de lo fragmentado, construyendo  carreteras de conexiones neuronales nuevas, que nos permitan integrar todo lo que hemos echado a un lado.


La salud mental, emocional y física dependen de una atención continua a los temas que nos aquejan. La economía es muy importante y la deuda del país también. Pero está muy lejos de ser el único tema posible,  al final quién construye el país son las personas, no el dinero. Existe un Banco Nacional enorme donde todos somos los activos.