Algo nos dice que el film Escobar: Paradise Lost (Dir. Andrea di Stefano, EE. UU., 2014) es una continuidad de la lógica de Hollywood de hacer cine venerando a los mafiosos. Ese cine ya ha existido extensamente y el mismo ha sido documentado con todos los grupos de mafiosos de EE. UU. Ahora le tocó la oportunidad a Pablo Escobar Gaviria, y la película nos narra un periodo particular en el año 1992, cuando la persecución del estado colombiano se inició contra el entonces senador.
Ese proceso de 1992 se cuenta de forma ocurrente a través de la historia de unos hermanos canadienses, Nick (Josh Hutcherson) y Dylan (Brady Corbet) que fueron a las costas de Medellín para abrir una escuela de surfing. Estos jóvenes se adentran al mundo de Medellín a través del amor que Nick le profesa a una joven llamada María (Claudia Traisac), que resulta ser la sobrina de Pablo Escobar (Benicio del Toro). A partir de ese momento, el amor, la sobrina y el capo, es que se desarrolla la película.
La relación entre el joven y Escobar se desarrolla como en familia, estableciendo cada vez más lazos de cercanía. Todo esto mientras Escobar va eliminando físicamente a toda persona que se constituya en un obstáculo para su proyecto de acumulación de capital.
La película es interesante pues se ha firmado desde una mirada un tanto más sensible por parte del director. La película dirigida por Andrea Di Stefano, rompe y profundiza a la vez en los estereotipos asociados a Escobar. Es interesante, pues este director es el creador de la renombrada película Life of Pi (2012).
Estéticamente, la película es muy interesante. A su vez la actuación de Benicio del Toro, no así la de los otros actores y las actrices, es merecedora de distinción. Su trabajo está a la altura de un actor ganador de un Oscar en el pasado.
Vayan a ver esta película por el aspecto humano de la violencia en Colombia. No desde la mirada del narcotráfico y las industrias de Pablo Escobar, sino desde la perspectiva de los seres humanos a los cuales el afectó en su trayectoria al poder.
Con o sin una copa de vino, esta película debe ser vista. Película de verano para pensar.