Reflexiones sobre la Asamblea Constitucional de Estatus del pueblo de Puerto Rico

Caribe Hoy

La Asamblea Constitucional de Estatus como mecanismo procesal de Puerto Rico para determinar las relaciones futuras de nuestro pueblo con Estados Unidos es un concepto que se ha manejado por décadas por parte de fuerzas a favor de la descolonización del País. En términos históricos, hasta recientemente, la propuesta era impulsada mayormente desde el sector independentista.

Recientemente se conformó un Frente Amplio Pro Asamblea Constitucional de Estatus (ACE) que, como es el modelo que desarrolló el Colegio de Abogados de Puerto Rico, contempla “una Asamblea Constitucional de Estatus convocada en atención a la voluntad del pueblo de Puerto Rico y su derecho inalienable a la libre determinación expresaba libremente en un referéndum convocado a tales efectos. Esta será un cuerpo político compuesto por delegados nacionales boricuas electos por el Pueblo de Puerto Rico mediante sufragio universal secreto y directo. Será la depositaria de la soberanía del Pueblo de Puerto Rico y representará el mandato del Pueblo de Puerto Rico para revisar sus relaciones con Estados Unidos de América.

La ACE se constituirá al amparo de la propia personalidad, capacidad deliberativa y de negociación del pueblo de Puerto Rico. Ni el proceso de constitución ni el funcionamiento de la misma estará bajo el control de los partidos políticos. Podrán nominar delegados los partidos políticos principales, otros partidos políticos, grupos por petición, las asociaciones, grupos y organizaciones, así como personas independientes.

La ACE así, electa, constituida e investida de capacidad jurídica suficiente, sesionará independientemente del término del Gobierno del Estado Libre Asociado de Puerto Rico y de la administración que esté vigente durante sus deliberaciones, negociación y aprobación final del Pueblo. (Cita de la Declaración de Intención del Frente Amplio Pro Asamblea Constitucional de Estatus. Aunque está en una etapa inicial de su desarrollo al presente el Frente Amplio incorpora representación de las opciones de estatus que se vienen discutiendo en Puerto Rico en décadas recientes).

El derecho a la libre determinación del pueblo de Puerto Rico, que es inalienable, es de todos los puertorriqueños independiente que un sector sea quien lo viene defendiendo y haciendo valer. También ha sido usurpado nuestro atributo de soberanía. No quiere esto decir que no podemos ejercer nuestra libre determinación y soberanía. Se trata de crear las condiciones para poder ejercerlos para decidir nuestro futuro.

La coyuntura actual es una donde se ve de manera fehaciente la forma en que el sistema capitalista colonial implantado desde afuera en nuestro país ha conllevado la deformación de la política en Puerto Rico, la división en cantos de nuestro pueblo y a su vez una camisa de fuerza que nos impide ejercer nuestro derecho a la libre determinación y nuestra soberanía para impulsar los cambios necesarios y crear las condiciones que hagan posible continuar el desarrollo de nuestro pueblo y nuestro país con mayores posibilidades de su inserción en el mundo como país independiente.

La celebración de una Asamblea Constitucional de Estatus del pueblo de Puerto Rico, donde estén representados todos los sectores, representa la espina dorsal de una convergencia en función de que como pueblo adquiramos los poderes necesarios, poderes que actualmente ostenta el Congreso de Estados Unidos por la aplicación a Puerto Rico de la cláusula territorial de la Constitución estadounidense y leyes adoptadas por ese Congreso.

Hay un sector importante en el País consciente y profundamente preocupado por la situación actual, pero cuya situación subjetiva en el momento actual le ha impedido concentrarse en intentar lograr los cambios para el País que podrían ser posible a mediano plazo. Impedimentos como la desmoralización, el cinismo, la desesperanza y la desorganización que debemos superar para que desarrollemos el proyecto de la Asamblea Constitucional de Estatus como un proyecto nacional del pueblo de Puerto Rico en función de tomar los pasos que conllevarían la superación de la situación de crisis actual.

Desde donde estamos tenemos la responsabilidad de trabajar hacia esa unidad de propósito de superar la situación actual y realizar los esfuerzos necesarios de organización sin los cuales lo primero queda solo en propósito.

Otros impedimentos subjetivos son la mentalidad colonial, la ausencia de confianza, la indiferencia, el individualismo, el enfoque en lo negativo y la falta de organización.

Cada cual tiene que hacer el esfuerzo por apoderarnos en función de nuestra visión de la posibilidad del cambio en esta coyuntura. Comenzar por lo que queda de sano, por ahora echar a un lado lo podrido.

Por su parte, los independentistas tienen un trabajo en dos carriles, por un lado trabajar hacia la Asamblea Constitucional de Estatus en función de los cambios que son posibles ahora sabiendo que quizás, lo más probable, no serán todos lo que queremos. Se trata de echar a andar un proceso donde quizás algunos llegarán a un fin deseado final y otros continuarán el camino.

Y por otro lado, el independentismo tiene la tarea de su reorganización independientemente de su posición sobre la Asamblea Constitucional de Estatus porque aunque sea desde el apoyo a la Asamblea Constitucional de Estatus o no, un independentismo rearticulado y organizado es importante para la salida que se le dará a la crisis actual.

Tenemos una sociedad civil de múltiples organizaciones y múltiples puntos de Puerto Rico trabajando en uno objetivos que requieren por un lado apoderamiento y por otro de mayores poderes para Puerto Rico si es que los objetivos de las organizaciones de la sociedad civil han de materializarse.

El tema del apoderamiento no es pertinente solo para la sociedad civil sino para todo el pueblo puertorriqueño. El apoderamiento es asumir cada cual la fuerza y el poder que tenemos para pasar juicio sobre situaciones y exigir, alzar nuestra voz, para que el interés humano esté por encima de todo, del mercado, el capital, etcétera, y organizarnos para ese fin.

A pesar de los múltiples esfuerzos organizativos actuales de fuerzas de la sociedad civil, el pueblo puertorriqueño tiende a ser no organizado y tiende a ver la política con suspicacia. Ahí también hay mucho trabajo que hacer para transformar la visión de la política como politiquería y corrupción, el poder para abusar, a la política como la fuerza y el poder para hacer cosas positivas, para asegurar que el interés humano esté antes que nada.

El trabajo que conlleva el objetivo de la celebración de una Asamblea Constitucional de Estatus del Pueblo de Puerto Rico pone a prueba la capacidad de las fuerzas de avanzada en Puerto Rico de trabajar en función de un objetivo, de convencer en función de un objetivo, de unirnos en función de un objetivo.

Para algunos la palabra unidad se han convertido en algo amargo porque por más que vemos su necesidad, ha sido fuente de decepciones y frustración por tantos esfuerzos malogrado. Pero al presente es el momento en que más tenemos que poner al lado el cinismo y el pesimismo porque el País está en un momento definitorio entre la continuación del sistema deforme en que hemos vivido durante toda nuestra vida de pueblo de democracia simulada, de justicia simulada y, en muchos casos, de libertades simuladas tomando en cuenta nuestra expectativas y la realidad existente.

Las lacras que solo pueden pensar en sus vidas inmediatas sin importarles ni los demás ni el futuro de los demás más allá de su familia inmediata, sin importarles el futuro de nuestro medio ambiente no pueden cegaros a la presencia de la gente sana. Tenemos los elementos, la gente con los atributos, la preparación, el conocimiento, las destrezas y el compromiso con el País para echar a andar el proceso de cambio. Con eso contamos y eso es mucho y con los que no contamos, pues no contamos. Los sectores de avanzada tenemos que hacer repensar la democracia existente y desprendernos de la democracia colonial que no es democracia, y que en lugar de empoderarnos nos pone a pelear unos con otros.

Cada uno tiene que tener pasión, amor al trabajo que hacemos por el cambio, tiene que creerse líder, creerse capaz de analizar, convencer, organizar, inspirar y movilizar para reclamar el cambio verdadero. Emprender desde la tarea más pequeña hasta la tarea más grande. Asumir responsabilidad individual a la vez que realizamos un trabajo colectivo. No le hacemos ningún servicio a nuestra causa haciendo el papel de chiquito. Tenemos una rica historia de lucha y de logros que representamos cada cual cada vez que nos reunimos y nos proponemos algo.

Crédito foto: Angel Xavier Viera-Vargas, www.flickr.com, bajo licencia de Creative Commons (https://creativecommons.org/licenses/by/2.0/)