Los dominirriqueños o el regreso al buen cine boricua

Cine caribe

Los Dominirriqueños (Dir. Eduardo “Transfor” Ortíz, Puerto Rico, 2015) ha sido hasta hoy, la película más exitosa en taquilla en la llamada temporada navideña. La misma ha sido todo un éxito.  Ha estado llena, todo el tiempo, en 45 salas. La misma ha sido exitosa por haber establecido una nueva fórmula de hacer cine en la isla: es una producción local, que incorpora a los mejores comediantes del país, con los mejores comediantes de la República Dominicana.

Siendo la segunda población de Puerto Rico de origen dominicano, con cerca de 70 mil residentes con estatus migratorio regular e irregular, es bien interesante haber hecho esta película. La asistencia a cada presentación la componen una combinación de boricuas y dominicanos, lo cual hace que la película tenga un lenguaje, para el caribe y las antillas, de naturaleza “universal”.  Se trata de la primera película que vemos en mucho tiempo en Puerto Rico, que la audiencia sea local o no, la puede entender. Por tanto, Transfor Ortiz inventó en esta película una fórmula que no habíamos pensado: ¿cuál es la naturaleza universal de las películas puertorriqueñas? Su entorno geográfico. Es decir la cultura y la gente de los que viven entre nosotros en el Caribe.

La película de Transfor Ortiz, nos recuerda al cine experimental de la época de oro de la cinematografía puertorriqueña, el cual se desarrolló entre la década de 1950 y 1960. El mismo fue organizado a través del Departamento de Educación, y su división de educación a la comunidad, mejor conocida como la DIVECO. La fórmula de dicho cine, fue muy sencilla: películas enclavadas en temas cuya materialidad era la comunidad; personajes profesionales de arraigo en la comunidad combinados con actores de la comunidad; y finalmente, los temas desarrollados por la DIVECO estaban dirigidos a toda la comunidad. En este, entre otras variables, su universalidad.

Dicho o anterior, Los Dominirriqueños versa sobre un tema que todos en el Caribe entienden: una cancha de baloncesto cuyo propietario bancario desea ejecutar la hipoteca. Ante esto la comunidad se organiza y en lugar de pelear jurídicamente, organizan un torneo de baloncesto. El mismo es eventualmente ganado por la comunidad quienes se quedan eventualmente con la comunidad.

La dirección, el guión, los escenarios, y sobre todo las actuaciones son de gran calidad y de mucha creatividad. Los actores boricuas en la película, Jorge Pabón (el Molusco), Antonio Sánchez (el Ganster) y Alejandro Gil. Por otro lado, los comediantes dominicanos incluyen a Fausto Mata, Aquiles Correa y Tony Pascual. En los roles femeninos, hay que destacar a la actriz principal, la dominicana Stephany Liriano, quien actúa tanto como dominicana y como puertorriqueño destacándose en ambos roles.

La película hay que verla, pues la misma maneja los íconos nacionales, la simbología nacional, como referentes dominantes. En este sentido, versa sobre tres temas básicos, que el público lo pudo entender con mucha facilidad e interés. Estos son: los temas comunitarios, los temas de la identidad nacional, y los temas sobre la identidad de los seres humanos. El resto, vaya a verla para que se ría y la disfrute.

Es la película más importante que se ha hecho en Puerto Rico, desde que salió al cine Dios los cría (Dir. Jacobo Morales, Puerto Rico, 1979), la cual se presentó 10 años después que la DIVECO había terminado sus funciones.  Por otro lado, insertada en el Caribe, pensemos que Los Dominirriqueños continua una tradición iniciada en Memorias del sub -desarrollo (Dir. Tomás Gutiérrez, Cuba, 1968) y Fresa y Chocolate (Dir. Tomás Gutiérrez Alea, Cuba, 1993). Todas estas película desarrollaron un diálogo de narrativa fílmica, donde la cultura popular interacciona con temas de alto interés, y con actuaciones profesionales y no profesionales.

Es curioso, pero Eduardo “Transfor” Ortiz, se suma a las grandes películas del Caribe, con Los Dominirriqueños, probando que el cine en esta región también puede combinar ser comercial con ser educativo. No nos podemos olvidar que ya él había establecido una fórmula de cine comercial exitoso, a bajo costo, en los filmes Que joyitas (Dir. Eduardo “Transfor” Ortiz, Puerto Rico, 2011), Que Joyitas 2 (Dir. Eduardo “Transfor” Ortiz, Puerto Rico, 2013). Ahora, en Los Dominirriqueños, nos presenta su mejor trabajo fílmico, y por el cual será recordado profundamente tanto en Puerto Rico como en la República Dominicana.

Vaya a ver esta película, una, dos y tres veces. Es una apuesta correcta para seguir desarrollando y consolidando el cine de Puerto Rico y el Caribe. Adelante, Transfor Ortiz, adelante.