Los señores y señoras de nuestra clase política viven al margen de los acontecimientos críticos de la naturaleza. En su óptica estrecha y proclive al oportunismo calculan y evalúan los temas en los que opinan. Las agencias o grupos que manejan su imagen le preparan un libreto light y amigable.
El detalle es que no hemos escuchado a los candidatos, de todos los partidos, hablar con propiedad, sobre el tema del calentamiento global, y sus implicaciones en Puerto Rico.
Entenderán los nuevos y viejos funcionarios que estamos en una isla, con una gran concentración de gente viviendo en las costas. Gente pobre y marginada que no tiene los recursos para mudarse. Cómo se manejará este problema que está a unos cuantos grados de calentamiento. Los pronósticos de los estudiosos serios de este problema son espeluznantes.Pero la bachata y el “selfie” electoral son el menú diario.
Otro problema, de envergadura nacional, es la basura y los vertederos sin vida útil. Pongamos por ejemplo, el vertedero de Arecibo, ubicado en una reserva natural (Caño Tiburones). Es en este contexto donde quieren ubicar una planta incineradora (Energy Answers). Como protector de este crematorio, tenemos al alcalde de las fiestas y el jolgorio, Carlos Molina Rodríguez. El jefe del ayuntamiento tiene clase y le sobra conciencia ecológica. Solo nos falta celebrar, como en Argentina, el desprendimiento de una masa de hielo de un glaciar en la Patagonia. Signo ominoso de que algo nos está llevando al precipicio. Los “idus” de marzo han llegado, le dijeron a Julio César en la víspera de su muerte, si, pero no han acabado todavía, podemos parafrasear nosotros. El planeta Tierra es un ser vivo y en peligro de muerte.