Es la película de terror de este verano. Acción y suspenso, se juntan para presentar la tercera realización del filme The Purge – election year (Dir. James DeMonaco, EE.UU., 2016). La serie de esta película de acción, llamada la franquicia
The Purge (la purga) siempre dirigidas y escritas los guiones por la misma persona, DeMonaco, ya lleva en tres años tres películas presentadas: The Purge (2013), The Purge – Anarchy (2014) y The Purge – Election Day (2016). Esto nos debe hacer pensar que la serie ha sido un éxito en venta de boletos, y que la tercera realización sigue por la ruta de las anteriores de convertirse en una mega película de verano (blockbuster). Con un presupuesto de realización de $10 millones de dólares, la película ya ha generado sobre $70 millones de dólares, desde su presentación teátrica el pasado 1 de julio.
La historia en esta realización nos indica que el partido en el poder NFF (por sus siglas en español NPP), ha decido llevar a cabo la limpieza anual, en la cual se eliminan a poblaciones excedentes y cuando los asesinatos por 12 horas son legales, que se puede asesinar a todo el mundo. En el año de las elecciones, los asesinatos comprenden a toda persona incluyendo los candidatos a puestos políticos.
La nueva presentación de The Purge entonces incluye un debate en torno a poblaciones marginales migrantes o étnicamente minoritarias, las cuales se enfrentan a un discurso xenofóbico por parte del NFF. EN otras palabras, el debate entre republicanos (Donald Trump) y los demócratas (Hilary Clinton). De esta forma, esta realización de The Purge es una políticamente mucho más comprometida que las otras dos realizaciones.
En esta tercera edición de The Purge, Leo (Frank Grillo) debe defender a la senadora Charlie Roan (Elizabeth Mitchell). Ante la situación en la cual el NFF intenta asesinar la senadora liberal que se opone a la purga, los migrantes como los étnicamente minoritarios intervienen para defenderla. Una película políticamente interesante.
Si a usted le gusta la violencia la debe ver. El único detalle más “tierno” de esta última versión de la película es que la misma se inserta en el debate contemporáneo de las elecciones de los EE.UU. entre conservadores y liberales. Vaya a verla con reservas.