Buscando las Raíces de un Padre Escultor llamado Compostela

Caribe Imaginado

altNací en el 98, en el mismo año en que España perdió su último vestigio colonial en América y con él, el resto de su grandeza y su poder... en el año que, para riqueza de nuestro espíritu nacional, surgía también aquella generación del 98 que produjo hombres como Unamuno, Baroja y Ganivet. Quiero decir que yo heredé, probablemente, no el espíritu derrotista en que quedó España sumergida después del desastre sino más bien el espíritu creador que insufló a aquellos hombres para redescubrirnos nuevamente. Y fue por eso tal vez, que crecí artista....

Compostela, [entrevista] en René Jiménez Malaret, “En charla íntima con Compostela”, El Imparcial, San Juan, PR, 19 de enero de 1941, p. 4

La Doctora Carmen Vázquez Arce es la segunda hija del escultor Francisco Vázquez Díaz, conocido bajo el nombre artístico de Compostela. Ella es Catedrática retirada de literatura hispánica en la Universidad de Puerto Rico. Durante 11 años ella realizó una investigación magistral de la vida y obra de quien fuera su padre. Esta investigación ha quedado plasmada en su nuevo libro Compostela: Escultor, de la Editorial UPR y Editorial del Instituto de Cultura, que está por presentarse. Tuvimos la oportunidad de reunirnos con la Doctora Vázquez Arce para dialogar en forma general sobre el libro, su investigación y la presentación.

Nos relata que se embarca en el proyecto del libro más por accidente burocrático que por un plan premeditado. Ella es especialista en literatura hispánica e historia y hace su tesis doctoral sobre Luis Rafael Sánchez. Estando de catedrática quiere tomarse una sabática para escribir un libro sobre él, pero ese proyecto no le fue aprobado. Entonces, medio en broma y medio en serio, pero sin grandes expectativas vuelve a solicitar la sabática. Esta vez presenta como tema de investigación a su Padre, Francisco Vázquez Díaz, un prolífico escultor conocido bajo el seudónimo de Compostela. El permiso le fue concedido.

A través de la investigación que realiza, la autora profundiza en detalles de la vida de su padre que no conocía. Compostela nace en 1898, en Santiago de Compostela, España. De ahí la génesis de su nombre artístico. A pesar que la autora no descubre mucho sobre la infancia de Compostela, sabe que tuvo de 8 a 10 hermanos. Su mamá era ama de casa y su papá trabajaba en una cantera de picapedrero.

Compostela cursó hasta tercer grado. Pero más tarde entró en la escuela de Artes y Oficios, y también estuvo de aprendiz con unos escultores. Su habilidad para esculpir empieza a los 14 o 15 años, cuando en la escuela de bellos oficios aprende ebanistería fina. Ahí comienza a esculpir adornos para los muebles. Entre sus primeras esculturas se encuentra una meiga, una bruja gallega, la cual está bastante cercana a la tradición escultórica de los imagineros gallegos. Nos dice la Doctora Vázquez Arce que luego Compostela se interesa por un aspecto de la escultura que no está muy estudiado, por lo menos en España, que es el animalismo. La escultura animalista en algunos casos sirve para adornar las ciudades, fuentes, tumbas y edificios. Nos señala que el animalismo escultórico es en recordatorio del arte egipcio, donde los animales eran importantes. El grupo de escultores animalistas, sobre todo los franceses, les interesa el animal por la belleza del animal. Compostela sigue esa línea. Él es una persona bien pobre y bajo esas circunstancias una razón por la cual escoge la escultura animalista es que no tenía con que pagarles a los modelos.

A los 20 años de edad se muda a Madrid en busca de fortuna y para destacarse como escultor. Vive con uno de sus hermanos. Ya en Madrid asume el nombre de Compostela para diferenciarse del reconocido artista Daniel Vázquez Díaz. Compostela va al zoológico de Madrid a dibujar los animales que luego esculpe. Su primera exposición es en 1927. Durante su investigación la Doctora Vázquez Arce a través de publicaciones de prensa de la época, descubre que por su estrechez económica esta exposición no es en una galería, sino en las escalinatas del Congreso de Diputados. La exposición causa gran revuelo ya que estaban en plena dictadura de Primo de Rivera y el Congreso estaba cerrado. La guardia civil lo arresta y tiene que cargar con las esculturas en un carretón. Su exposición tratándose de esculturas de animales se interpreta como una crítica al régimen de gobierno. Entonces él se va a exponer en un monumento del paseo de la Castellana. Allí es descubierto por don Ignacio de Bolívar, quien le ayuda a conseguir una sala de exposición. También es favorecido por Canido Sánchez, dueño de una ebanistería, y quien le permitía usar la madera que sobraba para hacer esculturas.

Compostela fue un autodidacta. Su libro de cabecera era el Quijote, de ahí el humor e ironía que hay en sus animales, nos dice la Doctora Vázquez Arce. Compostela se destaca por sus esculturas de pingüinos. El primer pingüino que tienen conocimiento es de 1927. En 1929 se gana una beca para estudiar en Paris. Allí es influenciado sobre el tema de los pingüinos cuando ve el documental de la Antártida del Almirante Richard E. Byrd y luego lee la obra de Anatole France, la Isla de los Pingüinos. A partir de esa lectura, Compostela decide que los objetos de su creación van a ser pingüinos por el parecido que tienen con los humanos vestidos de frac. Luego de su experiencia en Francia, sus pingüinos empiezan a ser más estilizados.

Compostela participó en la Guerra Civil Española de 1936. Estuvo en el famoso Quinto Regimiento bajo de la dirección de Enrique Lister. Ese es el primer regimiento de milicia popular. Hace mascaras en yeso de los milicianos caídos para inmortalizarlos como héroes.

En 1939 cuando Franco toma Barcelona, empieza una emigración de refugiados hacia las fronteras francesas. Compostela en pleno invierno cruza la frontera de los Pirineos franceses con los milicianos. A ellos los envían a las playas y los ponen bajo la custodia de los soldados coloniales de Senegal. Esto ocurre en febrero en pleno invierno. No había condiciones sanitarias algunas, no había casetas, no había nada. Tenían que abrir huecos en la arena y enterrarse varios para poder calentarse. “Me doy cuenta ahora que, a mí, los campos de concentración me perturbaron”, la Dra. Vázquez Arce nos dice que esto es una aseveración de Compostela. En el segundo campo de concentración un médico se da cuenta que él no es parte de la tropa e intenta ayudarlo y sacarlo, pero tienen un accidente. Compostela se le fracturan los pómulos pierde la dentadura. Como consecuencia le queda una cicatriz fuerte en el lado derecho de su cara. Lo llevan a un buque hospital. Luego en otro campo de concentración los médicos le piden que prepare vendajes y ayude a enyesar los heridos.

Mi tío Jesús fue a vivir en Madrid en la casa donde vivió Compostela. Él también era ebanista. La casa era como un sótano. El tío Jesús mantuvo mucha de la información y obras de Compostela guardada y evitó que el régimen de Franco la destruyera. Compostela documenta lo que él hace en los campos de concentración mediante dibujos que mantuvo en sus archivos. Nunca se los enseñó a sus hijos. Este fue un descubrimiento que hicieron haciendo inventario de sus archivos luego de su fallecimiento.

En diciembre de 1939, Compostela embarca en el vapor La Salte con destino a la República Dominicana. A su llegada tenía 41 años. En la República Dominicana expone su tallado y allí permanece por alrededor de un año. Juan B. Soto, Rector de la Universidad de Puerto Rico asiste a una exposición. El Rector interesaba tener un escultor como profesor para su taller de Bellos Oficios e invita a Compostela a venir a Puerto Rico.

Compostela llega a Puerto Rico a fines de 1940. Inicialmente lo invita a dar unos talleres de muestra. El Rector asigna a la Dra. Margot Arce Blanco para que atendiera a Compostela durante su visita. Ella era Catedrática de la Universidad y Profesora de Literatura, y para ese momento también ejercía como de crítica de arte. Compostela y Margot Arce se enamoran y se casan. Él tenía 43 años y ella 37 años. Tiene sus tres hijos. En 1988 Compostela muere en San Juan, Puerto Rico.

Dentro de la escultura Compostela fundamentalmente se dedica a la talla directa. En Puerto Rico Compostela siempre trabajó con madera. Usaba el aceitillo, una madera olorosa y dura que se usaba para hacer balaustres, nos dice la Doctora Vázquez Arce.

Que recuerdas de tu infancia con tu Padre, pregunto. Como exiliado Compostela era un hombre depresivo. En mi casa vivíamos alrededor de él tratando de evitarle las depresiones. No se podía hablar de ninguna guerra porque le daban convulsiones. Esto es parte de lo que hoy día se conoce como el desorden de ansiedad post trauma. Esto yo lo veía ya en Papi. Esto fue una experiencia bien fuerte para mí, porque era como si la muerte estuviera siempre presente, nos comenta la Doctora Vázquez Arce. En mi niñez, que no sé lo que es la muerte, pienso que la muerte puede ser esos momentos en que mi Padre perdía el conocimiento. Ya más tarde, cuando empieza la televisión que los militares dan capsulas de guerra, también tenía la misma reacción. El no podía ver ninguna imagen de la guerra. Durante la guerra le explotó una granada y todavía tenía metralla en el cuerpo. Cuando le daba fiebre le dolía todo. Había que evitar que se enfermara para evitarle una reacción física y emocionalmente muy fuerte.

Finalmente pregunto, como te impacta en lo personal investigar la vida de tu Padre. Fue un proceso difícil. Pero como a mí me encanta investigar fue como una labor de detective. Papi había conservado recortes de periódicos, pero no los nombres de los periódicos. Tuve que ir investigando el tipo de letra para encontrar los periódicos en los ficheros. Una aportación importante en este libro es la bibliografía. Era importante para mi conocer la etapa española de mi Padre que yo no conocía. Me estremeció en particular la investigación sobre toda la parte de la guerra. Uno ver a esa gente luchando por una España moderna, democrática. La gente estaba harta de latifundistas y explotación. Se empieza a formar ese país nuevo y luego ver que como las democracias europeas los abandonan. Para mí eso fue impactante. Ver como estos idealistas apoyan la democracia. Ver cómo los aplastan y sin embargo mantienen la fe en su movimiento hasta último momento, a pesar de que estaban perdiendo la guerra, eso me impactó. De hecho, ellos nunca firman la derrota. Los milicianos salen al exilio no como derrotados. Ellos se dan cuenta de la derrota estando en los campos de concentración.

La entrevista a la Dra. Vázquez Arce fue muy interesante. Por su conocimiento en el tema uno podría hablar por horas con ella. Su libro Compostela Escultor, no solo es una obra magistral sobre la biografía de su Padre, sino un catálogo de su obra artística y una investigación histórica de primera. Valdría la pena que un productor puertorriqueño considerara a Compostela para hacer una película biográfica de un artista y luchador que vivió tiempos similares a nuestro presente y no se rindió.