¡Elizam Vive!

Voces Emergentes

altEn mi vida, he tenido dos extraordinarios maestros de la Libertad: un “surfer” de Rincón y Elizam Escobar…

Me crié en medio de un hogar conservador, anexionista. Mi abuelo, representante del Partido estadista, fue un servidor público de compromiso y total lealtad a su pueblo. En mi casa no se hablaba de independencia. Cuando llego al Teatro Pregones en la ciudad de Nueva York en el año 1989, comienzo a entender lo que ellos llamaban “la lucha”. Es en este escenario, que aparece en mi camino la figura misteriosa del legendario Elizam Escobar.

Pregones crea una pieza de teatro experimental para reclamar la excarcelación de los presos políticos puertorriqueños acusados y convictos por conspiración sediciosa. La figura principal de la obra era la señora Alejandrina Torres, que al momento tenía 50 años de edad y estaba delicada de salud. Cada uno de nosotros debía escoger un preso político. Debíamos estudiar su trayectoria, desarrollar un personaje y darle vida. La primera vez que ví a Elizam vivo, fue en la magistral interpretación en escena del pregonero Jorge Merced.

Me quedé con Elizam dentro de mí. Hubo una sinergía extraña.. Quizá nos unía la poesía, quizá era solo la curiosidad de entender cómo pintaba dentro de su celda… Cómo mantenía la cordura, pero más aún, cómo con su arte mantenía viva su lucha. Elizam me tocó el alma con su pincel; desde su espacio luchador y creador me llevó a un lugar que yo no conocía: el reino del sacrificio. Era la primera vez que me acercaba a la figura de alguien que había sacrificado su libertad por defender un ideal. Al hablar desde el lenguaje común de las artes, aunque nuestros mensajes fuesen distintos, las almas siempre se buscan para que la redención desde amor, el perdón y la compasión sea la que genuinamente nos libere a todos.

En el año 1999, el Presidente estadounidense Bill Clinton conmutó la sentencia de casi todos los presos políticos puertorriqueños, entre ellos, Elizam Escobar. Finalmente, luego de diecinueve años encarcelado, Elizam llega a Puerto Rico a hacer Patria. Quienes hacen patria viven en la patria; porque el amor a la patria es como el amor a la pareja. Nadie puede decir que ama a un hombre o mujer y convivir con otro. El amor es sagrado y quien ama se entrega a la persona que ama y busca la valentía dentro de sí para defender ese amor. El que diga amar a esta patria, debería vivir y luchar en ella. A esto llamo integridad.

Ahora, comenzaba para Elizam el cumplimiento del sueño: hacer patria en la patria.

Y así fue. Comenzó a reconectar, re-conocer, renacer en su suelo y a echar raíces de belleza y creatividad por doquier. Comenzó a dar clases en la escuela de Artes Plásticas, a participar en obras y espectáculos poéticos, a pintar y exhibir en los mejores museos del país. En fin, comenzó a crear vida para su pueblo.

Yo tenía que conocerlo. A principio del milenio, cuando la lucha por liberar a Vieques de la Marina de los Estados Unidos estaba en todo su apogeo, Robert Rabín, director del Fortín, convocó a un junte de poetas en Vieques y mi mítico Escobar iba a estar allí. Me lancé a mi primera aventura sola a la Isla Nena, con una mochila y muchísima curiosidad. Quizás llevaba par de mis poemas por si el atrevimiento era lo suficiente como para lanzarme a un micrófono abierto delante del poeta… No recuerdo si leí; sin embargo, jamás olvidaré que conocí a Elizam en el Fortín de Vieques. No creo que fuese casualidad. Creo que el Universo que tanto me sorprende, orquestó este magno encuentro con el defensor de la patria en el fortín que defendía la Isla Nena. Muchas voces se alzaron para tal defensa y la de Elizam resonó fuerte desde el Fortín…

Hoy caminando por el Viejo San Juan, disfruto de la Campechada dedicada al maestro, artista y guerrero, Elizam Escobar, porque a la gente hay que celebrarla mientras viven. Hoy vi a Elizam vivo en las paredes de San Juan, en el arte, en los niños que pintaban belleza sobre lienzos de papel tendidos sobre adoquines. Hoy ví los versos de Elizam danzar al ritmo de la bomba, la plena y de las carcajadas de un pueblo que, unido decía “GRACIAS” y celebraba su grandeza. Valga aclarar que un guerrero y un soldado son cosas diferentes. El soldado trabaja por un salario; el guerrero lucha para que sea al amor el que lo inmortalice…

Elizam vive y vivirá eternamente: en el Fortín, en las calles de San Juan, en el lienzo de sus estudiantes, en los versos que reclaman la libertad de un pueblo, pero sobre todo, vive y vivirá en mi corazón… ¡Porque la patria se hace en la PATRIA y la Libertad se gesta en el corazón!

¡Que viva Elizam!