Andrés Figueroa Cordero y Fidel Castro Ruz

Caribe Imaginado

Corría la segunda semana de julio de 1978. Andrés se encontraba convaleciendo de su tratamiento contra el cáncer en una habitación del Hospital Fajardo en la Habana, Cuba. Como a las 10:00 de la mañana sentimos una conmoción inusual en el Hospital. Un oficial del Ejército Revolucionario entró a la habitación y nos informó que tendríamos la visita del Comandante Fidel Castro.

Unos minutos después hizo entrada Fidel y le dio un caluroso abrazo a Andrés. Fidel le preguntó que cómo lo trataban y Andrés contestó que muy bien y aprovechó para agradecer la solidaridad de Cuba con Puerto Rico. Andrés le dijo a Fidel que le traía un regalo muy especial, y le preguntó que si era posible que se lo diera en esos momentos. Fidel alzó las cejas con asombro y le contestó que en aquella habitación era Andrés el que mandaba, “Venga ese regalo tan misterioso”, expresó con entusiasmo. Andrés me pidió una mochila que habíamos guardado en el ropero y se la entregó a Fidel. El Comandante abrió la mochila con cuidado, sacó de ella una botella y exclamó con asombro: “Ron puertorriqueño, cómo sabías que me gusta.” Se confundieron en un abrazo como dos viejos amigos. Fidel le reiteró que toda Cuba estaba a su servicio para su pronta recuperación. Debo concluir que gracias al tratamiento recibido en Cuba Andrés sobrevivió un año más. Han pasado 38 años desde ese encuentro entre Andrés y Fidel. Ambos cumplieron con su deber.