Marc Anthony y el valor seductivo de la palabra amor

Voces Emergentes

altEl viernes por la noche a los que estuvimos en el concierto de Marc Anthony se nos encendió una pasión de amor. Recordé el primer momento que me encontré con ese hombre de apariencia menuda y voz estruendosamente melódica.

Sabía de Marc Anthony pero no lo había escuchado en vivo. Eso cambió allá para 1988, cuando lo escuché cantar en el musical “The Capeman”, de Paul Simon. El musical en sí fue un fracaso. Pero Marc, ah Marc, cuando ese flaco salió al escenario y cantó la primera nota, me enamoré. De ahí en adelante fui su fan.

El viernes pasado, Marc Anthony volvió a encender una llama de pasión en el corazón de todo el público. Fue durante el concierto de cierre de su gira “Live”. El cierre no podía ser en ningún otro lugar que no fuera Puerto Rico. Tan pronto salió todas y todos nos enloquecimos. La pasión con la que interpretó cada una de sus canciones, los momentos en que pidió a la audiencia y en particular a las mujeres que cantáramos con él, nos elevaba. Nos unió como pueblo en canción. Su emoción, la fibra de su voz, las canciones, todo fue un tributo de amor a este pueblo.

Un pueblo que cantando tranquiliza sus tristezas. Cantando calma las incertidumbres que se nos avecinan. Marc nos hizo volar en tiempo y espacio. Por una hora y media trascendimos. Junto a él cantamos y coreamos con pasión todas sus canciones. El corazón se nos llenó de pasión y felicidad. Marc rindió a Puerto Rico un homenaje de amor con ese instrumento privilegiado que custodia entre sus cuerdas vocales. Así mismo, Marc recibió de su público ese mismo sentimiento de amor que nos regalaba. Se emocionó casi hasta punto del llanto.

Y claro, el concierto concluyó con tres canciones que nos dejaron volando alto: Mi Gente, Preciosa y Vivir mi Vida. El intercambio y fluir de esa energía mágica que nos dio Marc Anthony con su voz, y que el público reciprocó con la suya, yo lo experimento como un regalo de amor y de esperanza para los Boricuas. Gracias Marc Anthony, dejaste a tu gente con deseos de vivir, y bailar y con la esperanza de que esta Isla es y sigue siendo Preciosa.