Los retos de la seguridad: ¿Cómo contener el terrorismo urbano en Puerto Rico?

Justicia Social

alt(San Juan, 1:00 p.m.) Si en Francia o en Alemania, unas personas, por razones políticas o religiosas la embisten violentamente con vehículos de motor contra la población indefensa ocasionando muertos, para adelantar su causa, catalogamos el acto como terrorismo.

En Puerto Rico, unos sicarios se meten en las fiestas de la calle Loíza, y disparan contra la población indefensa que estaba tomando tragos en un negocio. Mientras, en el principal centro comercial del país, Plaza las Américas, un delincuente la embiste a tirros contra otros tres presuntos delincuentes, y la población indefensa que no tenía nada que ver con el asunto, sale corriendo a protegerse. En Puerto Rico le llamamos a estos dos episodios, delincuencia asociada al narcotráfico. Lo que no pensamos, es que el narcotráfico, por razones económicas, incide en la violencia, lo cual tiene efectos políticos y sociales. En esta medida, sin mucha diferencia al terrorismo religioso, el narcotráfico es otro tipo de terrorismo de naturaleza urbana.

La nueva superintendente designada de la policía de Puerto Rico, Michelle Hernández Fraley, asumirá su nueva posición próximamente. La Dra. Hernández Fraley, quien sirvió en el ejército de los EE.UU. con rango de Coronel, y posee un doctorado en educación, llevaba cuatro años como rectora de la Academia de la Policía, bajo la pasada administración. Es posiblemente al día de hoy, el mejor nombramiento que ha hecho el entrante gobernador, Ricardo Rosselló. Es la persona de más experiencia y conocimiento de todos los que ha anunciado para su gabinete.

Ahora bien, su gran reto es contener el terrorismo urbano que azota a Puerto Rico. Asesinatos por emboscada, tipo militar, son conocidos en Puerto Rico por más de 30 años. Nadie al día de hoy los ha podido contener, pese a que bajo la administración del saliente gobernador Alejandro García Padilla, hubo una baja sustancia en la incidencia de asesinatos. Ahora bien, el aterrorizar a la población indefensa, como ocurrió en los dos eventos antes citados en un centro comercial o en una calle comercial, son prácticas delictivas mucho más recientes.

Es momento de contener la violencia callejera contra toda la ciudadanía. Pero, sobre todo, contra la ciudadanía indefensa, que es víctima de otros conflictos entre particulares, y vive aterrorizada. Pensemos.