Muchas y hermosas son las tradiciones que se celebran en Puerto Rico. Las mismas contribuyen a afirmar nuestra identidad nacional. Pueden ser por diferentes motivos, ya sean éstos religiosos, sociales, políticos y hasta fiscales. En algunas ocasiones están asociadas a nuestras costumbres Como ejemplos podemos mencionar las Promesas de Reyes, nuestra Gastronomía en Navidad, la realización de Caravanas Políticas y el dejar para lo último, el pago de nuestros impuestos fiscales. La tradición de la Promesa de Reyes es un ejemplo de ésta afirmación. Antes, éstas se celebraban solamente en el área Oeste, pero hace décadas esta tradición se ha diseminado por toda la Isla. Esta promesa nace dentro de la Religión Católica y al igual que las fiestas, están relacionadas con la Epifanía de Cristo. Las promesas de Reyes se hacen cantando el Rosario que es de origen mariano, o sea se dedican a la Virgen María.
La promesa de Reyes no debe confundirse con la Fiesta de los Reyes Magos, porque son muy diferentes. Durante la Fiesta de Reyes, el lechón pierde su vida para convertirse en un rico manjar sobre la mesa, especialmente en las zonas rurales. Por esa razón es que tenemos la “Catedral de Guayate,” a la que muchos acudimos religiosamente a comprarlos como si fuera día de precepto para la Santa Misa.”
La tradición de la Promesa de Reyes se hace para solicitar a la Virgen María que interceda ante Dios para que ocurra el pedido solicitado. Este pedido puede ser por distintas razones personales para que se resuelva una necesidad. A cambio de ésto, la persona que lo solicita ofrece unos Rosarios o hace unos sacrificios. El Rosario de las Promesas de Reyes es canta ‘o y/o también se llevan “músicas” por el vecindario. También puede ofrecer un viaje a “lugares santos” o otras actividades que requieran un sacrificio personal.
En el pueblo de Juncos, al igual que las Fiestas de Reyes, muchas personas celebran esta tradición. Por ejemplo el párroco de Juncos, donde la patrona ¿matrona? es la Inmaculada Concepción, mandó una promesa de celebrar unos Rosarios canta’o porque se pudiera terminar la remodelación del Templo. La misma se hizo bajo su liderato en tiempo de crisis económica. No se pudo conseguir ayuda gubernamental a pesar de los esfuerzos que hizo la legisladora por el pueblo de Juncos. Tampoco se consiguió financiamiento para finalizar el proyecto, con los bancos privados y aún peor con las cooperativas. Por esta razón el templo estuvo cerrado por dos años y no se podían hacer los oficios religiosos en él. Las misas tuvieron que ser oficiadas en la Capilla del barrio Las Piñas durante ese tiempo. Como no se podía conseguir el financiamiento en ninguna empresa, el párroco Feliciano Rodríguez mandó una promesa a los Reyes Magos para que apareciera el dinero y la obra iniciada bajo su liderato se pudiera terminar. Muy pronto aparecieron dos personas, que prestaron $600,00 uno con bajos intereses y el otro sin ningún tipo de interés y se pudo terminar la remodelación del templo.