Inestabilidad, corrupción y falta de liderazgo en Brasil

Agenda Caribeña
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altEl conservador derechista vice-presidente de Brasil Michel Temer, se convirtió en presidente hasta el 2018, que debía ser el fin del mandato de Dilma Rousseff. Temer conspiró en la destitución de Rouffeff, logrando un “impeachment” en su contra. Rousseff no fue destituida por ningún cargo de corrupción ni enriquecimiento ilícito, si no por el manejo incorrecto del presupuesto de la nación.

Muchas de las políticas económicas y sociales “liberales” del gobierno de Temer, han sido rechazadas por el pueblo brasileño. Esta situación se ha manifestado en gigantescas protestas. El gobierno de Temer ha recurrido a la Policía Nacional y a las Fuerzas Armadas para reprimir a los manifestantes. Esta demostración de fuerzas, tuvo como resultado evidenciar el nivel de crisis y mostró la fuerza de las acciones de los trabajadores contra el gobierno.

El presidente está acusado por casos de corrupción. El influyente periódico ‘O, Globo, publicó que el presidente de Brasil Michel Temer, fue grabado por uno de los dueños del gigante cárnico JBS Joesley, pidiéndole pagos para silenciar a Eduardo Cunha, expresidente de la Cámara Baja.

El Tribunal Supremo de Brasil autorizó el inicio de una investigación contra el presidente del país Michel Temer por corrupción e intento de obstruir la justicia. En caso de que el contenido de la grabación sea confirmado, Temer puede ser acusado de obstrucción de la justicia en pleno ejercicio de su mandato, lo que le puede causar su destitución como presidente.

La inestabilidad política causada por la corrupción y obstrucción de la justicia del presidente ha sacudido la economía de Brasil. Se ha afectado principalmente la bolsa de valores, descendiendo a niveles alarmantes.

Algo que preocupa mucho en Brasil, es quien sustituiría a Temer en el caso de verse obligado a dejar el poder. Uno de los factores que mantiene a Temer en el poder es la propia incapacidad de los partidos del régimen de conseguir un nombre de consenso, que reunifique los intereses opuestos de los capitalistas y los trabajadores.

La clase dominante en Brasil según sus intereses, considera preferible desestabilizar el gobierno con un golpe de estado encaminado por los de arriba, que “correr el riesgo” de que el gobierno caiga por la fuerza de las movilizaciones de masas. Por su parte, las protestas de los trabajadores son una reacción de las centrales sindicales al amplio programa de “reformas” que Temer intenta implementar. Los trabajadores llevaron a cabo una huelga general. La huelga fue convocada por los principales sindicatos del país y secundada por partidos opositores al gobierno, movimientos sociales e incluso algunos sectores de la Iglesia católica nacional.

Como consecuencia de la inestabilidad de Brasil, la lucha de clases se ha polarizado. Los capitalistas luchan por mantener sus privilegios y los trabajadores, que por su condición económica, apenas pueden subsistir.

Es muy seguro que el presidente Temer tenga que renunciar o sea destituido por el Congreso por sus graves faltas. El Congreso tendrá que sustituirle, si no se le adelanta un golpe de estado.