Por mucho menos se rebelan en medio mundo, pero en Puerto Rico…

Cultura

Las calles emboscadas por los ‘federales’. También los estacionamientos y los centros comerciales. La policía estatal y la municipal, lo guardias privados, todos armados, rondando la ciudad: vigilando y listos para disparar en donde sea, cuando sea, a quien sea que crean necesario. Billboards con imágenes de ataque directo y estigmatización contra jóvenes de los sectores más excluidos de la ciudad. En su campaña política, el PNP criminaliza toda una población que comparte códigos populares como la vestimenta, la juventud y la pose de guapo y tiraera, para movilizar el miedo y el odio contra “ellos” y así justificar su política represiva y tratar de vencer en el referéndum del 19 de agosto que decidirá si se elimina el derecho absoluto a la fianza o no.

Desde la ideología del gobierno PNP la violencia se controla con ‘valores’ morales y con mano dura. No hay ningún tipo de análisis desde las ciencias sociales que le informen. Se trata simplemente de “ellos” (los malos: o sea, las ‘crápulas y garrapatas’, los pobres, los negros, los ‘otros’ que no comparten su visión de mundo y sus valores), contra ‘nosotros’ (los blancos, los ricos, los ‘cristianos’, los conservadores y neoliberales, los PNP, etc.). Y en esa misma lógica, se acaba de firmar el Nuevo Código Penal que criminaliza aun más prácticas políticas fundamentales para la (re)producción de esferas públicas y democráticas en Puerto Rico.

Difícil poder explicar la ‘pasividad’ boricua cuando se trata de la resistencia política y la acción de los movimientos sociales, no así, lamentablemente, para acribillarnos entre nosotros mismos. Nuestra infraestructura política a nivel de las bases y organizativo parecería ser muy frágil y dificil de aglutinar para la acción directa y contundente. La solidaridad a nivel político, en su sentido más literal – de la manifestación social, las resistencias en la calle, la lucha directa, las marchas – contra los abusos del estado parece un pozo seco. Y claro, el gobierno se espabila y organiza en pleno apogeo olímpico, cuando la gente piensa en Culson y la delegación boricua en Londres, no en lucha social.

Por menos de lo que ha sucedido aquí, lugares tan diversos como España, Bolivia, México y Francia (por solo mencionar algunos), estuvieran abarrotados de gentes en las calles protestando y tomando las plazas y lugares de asamblea para resistir. En muchos lugraes ya hubieran obligado al gobierno a dimitir y declarar elecciones populares para escoger un nuevo gobierno, más justo y democrático. Pero aquí…bien gracias. La apatía, o la complicidad, o el interés (o desinterés), son muy grandes. ¿Sera eso? ¿O será otra cosa? Son preguntas tan presentes e históricas en el devenir de nuestro pueblo (Betances: “Qué le pasa a los puertorriqueños que no se rebelan?”)…

Que la creatividad, la indignación y la solidaridad sean más fuerte que el interés personal y las distracciones. Que las necesidades tan reales que no nos permiten involucrarnos más por tener dos o tres, y hasta cuatro, empleos para poder ‘resolver’ también se sumen a la necesidad de sentirnos vivos más allá de sobrevivir entre los nuestros y crear posibilidades de vida digna, más justa y democráticas para todos... Es hora de movilizaciones masivas, de resistencia organizada y contundente, de acciones concretas, de denuncia que anuncia la dignidad de una sociedad que cree en mundos más justos, incluyentes, participativos y solidarios, aquí y ahora.