La jura de Gustavo Petro

Agenda Caribeña
Typography
  • Smaller Small Medium Big Bigger
  • Default Helvetica Segoe Georgia Times

El triunfo histórico en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Colombia de sus candidatos Gustavo Petro y Francia Márquez Mina nos llenó de regocijo y esperanza. Tras dos siglos y un poco más de años en los que las dos corrientes oligárquicas principales en dicho país estuvieron en el control del poder político, se abría ahora un nuevo horizonte. Indicábamos entonces que una propuesta de gobierno predicado en la justicia social, la protección de los recursos naturales y el medioambiente, la seguridad social y la lucha contra la corrupción, marcaría la diferencia en la política colombiana.

 

El pasado domingo 7 de agosto finalmente se produjo el evento esperado: la jura de Gustavo Petro como presidente de Colombia y de Francia Márquez como vicepresidenta.

 

Acompañado por su familia inmediata y por su compañera de papeleta a la vicepresidencia de la república, Francia Márquez Mina, estando también presentes múltiples invitados internacionales, pudimos escuchar el primer mensaje de Petro como presidente. Para comprender el programa que desde la presidencia del país habrá de impulsar el nuevo mandatario colombiano, es importante prestar atención a sus primeras palabras en la Plaza Bolívar.

 

Petro hizo referencia a las palabras finales de Gabriel García Márquez en su monumental novela Cien Años de Soledad. En ella,   como parte de su narrativa, el autor indica lo siguiente:

 

“Todo lo escrito en ellos era irrepetible desde siempre y para siempre porque las estirpes condenadas a cien años de soledad no tenían una segunda oportunidad sobre la tierra.”  

 

Reflexionando ante el nuevo espacio que se abre para Colombia tras su jura como presidente, Petro indica en su discurso:

 

“Los colombianos y colombianas hemos sido muchas veces en nuestra historia enviados a la condena de lo imposible, a la falta de oportunidades, a los no rotundos. Quiero decirles a todos los colombianos y todas las colombianas que me están escuchando en esta Plaza Bolívar, en los alrededores, en toda  Colombia y en el exterior que hoy empieza nuestra segunda oportunidad.”

 

De esa Colombia violenta por algo más de seis décadas de conflictos armados internos, las primeras palabras de Petro son un llamado al desarme y la pacificación del país. Así las cosas, el nuevo presidente colombiano indica:

 

“Que la paz sea posible. Tenemos que terminar, de una vez y para siempre, con seis décadas de violencia y conflicto armado.  Se puede.”

 

           Inmediatamente en su discurso Petro hace el compromiso de cumplir y hacer cumplir los Acuerdos de Paz negociados años atrás y no respetados por el anterior presidente colombiano, Iván Duque, expresando lo siguiente:

 

“Cumpliremos el Acuerdo de Paz, seguiremos a rajatablas las recomendaciones del informe de la Comisión de la Verdad y trabajaremos incansablemente para llevar paz y tranquilidad a cada rincón de Colombia. Este es el gobierno de la vida, de la Paz y así será recordado.”

 

La paz, indicó Petro, “es posible si desatamos en todas las regiones de Colombia el diálogo social, para encontrarnos en medio de las diferencias, para expresarnos y ser escuchados, para buscar a través de la razón, los caminos  comunes de la convivencia. En los diálogos regionales vinculantes convocamos a todas las personas desarmadas, para encontrar los caminos del territorio que permitan la convivencia”.

 

Un segundo tema abordado por Petro en su discurso fue la desigualdad en el país y las medidas que se propone adoptar bajo su mandato para atender las necesidades que dicha desigualdad generan en la población. A tales fines señaló que en Colombia el 10% de los colombianos posee el 70% de la riqueza. A tales efectos propuso llevar a cabo con “voluntad” política de redistribución y un programa de justicia para hacer “una Colombia más igualitaria y con más oportunidades para todos y todas.” Indicó en su discurso lo siguiente:

 

“La igualdad es posible si somos capaces de crear riqueza para todos y todas, y si somos capaces de distribuirla justamente. Por eso proponemos una economía basada en la producción, el trabajo y el conocimiento. Y es por ello por lo que proponemos una reforma tributaria que genere justicia. El llevar una parte de la riqueza de las personas que más tienen y más ganan, para abrirle las puertas de la educación a toda la niñez y la juventud no debe ser mirado como un castigo o un sacrificio. Es simplemente el pago solidario que alguien afortunado hace a una sociedad que le permite y le garantiza la fortuna. Si somos capaces de llevar una parte de la riqueza que se crea a los niños y niñas desnutridas a través de algo tan simple como pagar los impuestos de ley, seremos más justos y estaremos más en paz. No es un asunto de caridad, es un asunto de solidaridad humana.  La solidaridad es lo que ha permitido que los pueblos sobrevivan y logren las máximas conquistas de la cultura y de la civilización.”

 

La reforma tributaria que impulsará el nuevo presidente es una reforma de la salud, de las pensiones, una reforma del contrato laboral y una reforma de la educación. Por eso, indica Petro, “hemos priorizado en el presupuesto de infraestructura de la educación, de la salud, del agua potable, de los distritos de riego y de los caminos vecinales.”


           A los fines de adelantarse a los señalamientos que puedan venir de los sectores más ricos del país, Petro señaló que los impuestos no serían confiscatorios, sino simplemente impuestos justos.

 

           Otros aspectos que destacan de su discurso inaugural son los siguientes:

 

  1. Impulsar la soberanía alimentaria para lograr la meta en Colombia de “hambre cero”.

 

  1. Incorporar a las fuerzas armadas de Colombia en labores sociales y de producción que permitan crear “una nueva ética social indestructible” en la cual la infraestructura militar, como sería el caso de los medios aéreos y navales con que cuenta Colombia, sean colocados a disposición del Estado para “crear la primera infraestructura de la salud preventiva del pueblo colombiano.”

 

  1. Impulsar la igualdad de género.

 

  1. Promover que Colombia se mueva hacia una cultura ambiental sostenible promoviendo lo que llamó el “futuro verde”, es decir, “un modelo que sea sostenible económica, social y ambientalmente.” Para ello indicó “estamos dispuestos a transitar a una economía sin carbón y sin petróleo.” La selva amazónica la concibe Petro como uno de los pilares del equilibrio climático.

 

  1. En su propuesta de gobierno aboga por un “Gobierno del Cambio” descentralizado.

 

  1. En política internacional procurará acuerdos para frenar el cambio climático y defender la paz mundial; así como “mayores alianzas con África de donde provenimos” según Petro,  así como con el mundo árabe en el camino de transitar hacia las nuevas economías descarbonizadas.

 

  1. En referencia a la situación de la región latinoamericana señaló que ya es hora “de dejar atrás los bloques, los grupos y las diferencias ideológicas para trabajar juntos”. Destacó la importancia de entender “de una vez y para siempre que es mucho más lo que nos une que lo que nos separa. Y que juntos somos más fuertes.”

 

En un resumen de lo que es el compromiso de su gobierno ante al pueblo colombiano, hizo referencia a un “decálogo” por el cual se regirá su mandato, a saber:

 

  • “Trabajaré para conseguir la paz verdadera y definitiva. Como nadie, como nunca. Vamos a cumplir el Acuerdo de Paz y a seguir las recomendaciones del Informe de la Comisión de la Verdad…”

 

  • “Cuidaré de nuestros abuelos y abuelas, de nuestros niños y niñas, de las personas con discapacidad, de las personas a la que la historia o la sociedad ha marginado…”

 

  • “Gobernaré con y para las mujeres de Colombia.” Crea un Ministerio de Igualdad”.

 

  • “Dialogaré con todos y todas, sin excepciones ni exclusiones”.
  • “Escucharé a los colombianas y colombianos como he venido haciendo en todos estos años. No se gobierna a distancia, del pueblo y desconectado de sus realidades”.

 

  • “Defenderé a los colombianos y colombianas de las violencias y trabajaré para que las familias se sientan seguras y tranquilas…”

 

  • “Lucharé contra la corrupción con mano firme y sin miramientos…”

 

  • “Protegeré nuestro suelo y subsuelo”, “nuestros mares y ríos”. “Nuestro aire y cielo”, así como la “biodiversidad”, “bosques” y el compromiso de “enfrentar la deforestación”.

 

  • “Desarrollaré la industria nacional, la economía popular y el campo colombiano…”

 

  • “Cumpliré y haré cumplir nuestra Constitución”.

 

No formó parte de su intervención aspectos con los cuales seguramente el gobierno de Petro deberá lidiar próximamente como son el caso de las relaciones políticas y diplomáticas hoy prácticamente inexistentes entre Colombia y la República Bolivariana de Venezuela; el Plan Colombia y la ubicación en suelo colombiano de bases militares estadounidenses, su utilización como cabeza de playa contra precisamente la República Bolivariana de Venezuela; y el tema de los refugiados y desplazados a lo largo de las fronteras de ambos países; la regularización del paso de ciudadanos a través de los pasos fronterizos entre ambos países.

     Captó la atención de la comunidad internacional los señalamientos hechos sobre el proceder del monarca español Felipe VI en ocasión de la primera orden emitida por el nuevo presidente al requerir de las Fuerzas Armadas se trasladara al lugar donde se había llevado a cabo su jura como presidente, la urna conteniendo la espada del Libertador Simón Bolívar. En momentos en que se aproximaba al lugar donde estaban los invitados nacionales e internacionales, mientras dichas figuras se ponían en pie como manifestación de respeto al Bolívar, el monarca español permaneció sentado. Tal parece que luego de más de 200 años de España haber sido expulsada de América del Sur como parte de las guerras de emancipación de los llamados pueblos hispanoamericanos, el golpe de la derrota sigue estando vivo en la epidermis monárquica. Ya la historia se encargará de hacer un juicio más completo sobre este incidente

 

Volviendo al discurso de presidente, Petro fue enfático en la meta de su gobierno de lograr alcanzar el objetivo de finalmente lograr una Colombia unida. Luego de la experiencia de seis décadas de conflictos armados internos, de luchas contra el narcotráfico y agrupaciones para militares, de grandes manifestaciones de corrupción al interior de las fuerzas armadas y del gobierno; y de los graves márgenes de desigualdad social y económica; la empresa que propone acometer el nuevo gobierno será una similar a caminar sobre un campo minado.

 

Lograr alcanzar los objetivos propuestos dependerá de la sabiduría con la cual se enfoque el proceso que a partir del nuevo gobierno comienza, pero sobre todo, por el apoyo popular  que será necesario para llevar a cabo su plan de gobierno.

 

Ya se escucha el debate en algunos sectores, incluso de la izquierda latinoamericana y caribeña en torno a si el triunfo de Petro y su jura como presidente anticipa un proceso revolucionario en Colombia. Hemos señalado antes, y reafirmamos ahora, que los procesos revolucionarios se miden desde la perspectiva de la realidad que logran trascender. Lo que pudiera ser revolucionario para determinado país y determinadas circunstancias políticas no tiene que ser igual para otros países y otras circunstancias.

 

El triunfo de Gustavo Petro y hoy su jura como nuevo presidente de Colombia, se produce en el contexto de un país que desde su independencia hace ya poco más de dos siglos, ha estado gobernado y controlado por la oligarquía que se ha apropiado para sí misma del control del Estado, de la economía, de las instituciones, con total exclusión de la inmensa mayoría del pueblo. Detrás de una aparente democracia, ha sido el narcotráfico y los estamentos militares, los dueños de la tierra, la industria y del comercio. Es este sector privilegiado el que ha impuesto sobre el pueblo colombiano la falta de educación popular, el acceso a la salud, la falta de seguridad social, la represión y la desigualdad en niveles extremos.

 

Tras seis décadas de conflictos armados internos; de cientos de miles de colombianos y colombianas asesinados, torturados, desaparecidos, refugiados y desplazados de sus hogares; el triunfo de Gustavo Petro y Francia Márquez representa para Colombia un cambio radical, ciertamente con el potencial de profundizar mayores cambios y transformaciones necesarias para el desarrollo de una verdadera transformación revolucionaria en Colombia. El programa impulsado por Petro, por lo pronto es más que suficiente para un comienzo esperanzador

 

Como indicó el presidente Gustavo Petro en las primeras palabras de su mensaje al pueblo colombiano:

 

 “Llegar aquí indudablemente implica recorrer una vida. La vida inmensa que nunca se recorre sola”.

 

           Será  precisamente con el acompañamiento del pueblo como ha de darse ese recorrido que aún falta para la verdadera paz en Colombia y en el cual ha empeñado su palabra el nuevo presidente Gustavo Petro.