¿Cómo se alimentan los pobres en Puerto Rico?

el Post Jurídico

A fines del siglo XIX y a comienzos del XX, el tipógrafoRamón Romero Rosa, una de las figuras claves de la intelectualidad obrera, denunciaba la miseria en que vivía Puerto Rico. José Elías Levis, escritor y pintor, describía en su novela Estercolero,  las terribles condiciones en que se encontraban los  campesinos o jíbaros, lo que ya había denunciado el doctor Cayetano Coll y Toste.

Carmelo Rosario Natal en su libro Los pobres del 98 puertorriqueño documenta el crecimiento del hambre, del desempleo, las consecuencias que tuvo para los  pobres la sequía y la invasión de Estados Unidos: los suicidios, el alcoholismo, el juego compulsivo, la violencia y el terrible abandono de los niños que no estaban amparados legalmente. También se desató una epidemia de viruela.

En el siglo XXI la pandemia del COVID azotó al planeta y la pobreza aumentó en la Isla. Ha crecido el número de deambulantes, lo que suscitó un llamado a darles comida de parte de una destacada  sicóloga clínica con el fin de movilizar a la población más pudiente.  El maltrato entre parejas y el de los niños y ancianos forma parte de nuestra cotidianidad, así como la violencia nuestra de cada día y el encarecimiento de los alimentos, lo que empeora la situación de los pobres.

¿Existe seguridad alimentaria en Puerto Rico? ¿Qué se cosecha en el país? ¿Se está cosechando arroz? ¿A  qué lugar pueden ir a comer los más necesitados? No me refiero particularmente a los deambulantes que pueden ir a centros como el de la Avenida Keneddy, a la Fondita de Jesús, y a lugares gubernamentales, entre otros, y que pueden recurrir a las entidades religiosas y laicas que reparten comida, a pesar de que estas no dan abasto.

El 58% de los menores de 18 años vive en la pobreza y de cada 10 niños de 6 a 8 se acuestan a dormir sin ingerir alimento, según se expone en la página de Internet del Chef Iván Clemente quien ha llevado a cabo una gran obra social por más de 40 años y que ha sido conferenciante internacional en más de 100 países. Así lo ha hecho por igual la Fondita de Jesús.

Un almuerzo   en lugares populares cuesta de diez  a quince dólares. ¿Dónde pueden almorzar a  un precio razonable una comida equilibrada que no cause obesidad mórbida los guardias, los conserjes, los mensajeros, las secretarias, la mayoría de los servidores públicos, especialmente los que trabajan en las carreteras o en la policía y los que arreglan tuberías?

La clase media media y la clase baja se han afectado más por el encarecimiento de los alimentos. ¿Cuándo obtendremos la soberanía alimentaria? Definitivamente, la protección de las tierras agrícolas y la producción de alimentos es indispensable y tiene que estar en primer lugar en la agenda de cualquier gobierno.