Sixto Jorge, un caso de entrampamiento por todos lados [dirigido por el FBI]

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Como fiel defensor de la independencia de toda nación, incluyendo nuestra patria puertorriqueña, miro con gran recelo a todo aquél o aquélla que por intereses mediocres, deslealtad nacional o imitación ciega promulgue la destrucción de nuestra nacionalidad con ilusas pretensiones anexionistas. No obstante, como se humano, con una gran sensibilidad cívica, cuando el instinto me dice que se ha cometido un abuso de poder, aún contra esos con los cuales no comulgo, levanto mi voz para denunciarlo.

La inmensa mayoría de nuestro pueblo siente una fe ciega por las instituciones, federales. Tiene la noción de que éstas actúan siempre bajo el debido proceso de ley y por tanto de una manera justa e imparcial. Lo que le hace pensar que toda persona acusada en esa jurisdicción, es culpable. “Por algo lo acusaron”, es el dicho popular.

El miedo arrastra al ser humano a idealizar todo poder represivo que se afinca en el tiempo. Es el mecanismo psicológico que le permite lidiar con la incertidumbre que genera el temor.

Contrario a la concepción popular, el FBI, espejo de la prepotencia del imperio, está bien lejos de esa imagen idealizada. Es una institución inquisitorial, por lo que el sadismo, narcisismo, infalibilidad, deshonestidad, confabulación y protagonismo son algunas de las prácticas infames que pululan en los cuartos obscuros de esa agencia.

Particularmente, cuando necesitan justificar el presupuesto asignado, aumentar el mismo y competir con agencias en otras jurisdicciones en el número de convicciones y casos resueltos. Ningún jefe de agencia del buró federal puede darse el lujo de ser tachado de incompetente por hacer mal uso de los recursos asignados, lo que le impulsa a asegurar las convicciones como dé lugar. En la calculada ausencia de sensibilidad humana de ese ambiente, con tal de conseguir una convicción, no hay reglas, todo es válido, especialmente cuando el acusado (a), inocente o que siente que el sistema se ha ensañado con él (ella) reta la infalibilidad del aparato federal, no acepta culpabilidad, se declara inocente y decide ir a juicio. El engaño, la instigación, el ocultamiento de evidencia exculpatoria, el testimonio falso, la confabulación con jurados y testigos, la manipulación de los hechos, la tergiversación de la información son algunos de los desmadres y artimañas del FBI y fiscalía con los cuales todo acusado se tiene que enfrentar. Cada uno de estos excesos fueron evidenciados en el juicio de Ojeda Ríos, 1989, en que el jurado no tuvo otra alternativa que declararlo inocente. Absolución que el FBI nunca le perdonó, por lo que lo asesinó vilmente años más tarde.

Si la desquiciada justicia recurre impunemente a la especulación burda y otros desmadres para encarcelar a un ciudadano, qué nos detiene, entonces, a recurrir a la especulación racional para desenmascarar el desquicio.

Sin lugar a dudas, Sixto Jorge Díaz Colón, como todo trepador y escalador del Partido de la Negación Puertorriqueña (PNP), no es una de esas hormiguitas que no pican y que vemos pasearse inofensivas por nuestra mesa. Quedó más que demostrado con sus emotivas imputaciones contra los trampeadores del FBI, el juez parcializado y los fiscales de pantomimas que llevaron el caso. Lo que me extrañó fue que no dijera nada contra los jurados de oficio que lo encontraron culpable; seleccionados precisamente por su afinidad y parcialidad con la corte

¿Cuál fue el pecado de Sixto Jorge? Con certeza, ser impulsivo, ingenuo e instigador. Como uno de tantos vividores del PNP, creyó que podía capitalizar con el inminente naufragio de la descarada cúpula del partido. Ajeno a los tiburones y sin pensarlo dos veces, se tiró al agua a ver que podía pescar. Instigó a Raúl Maldonado Nieves, Raulie, a publicar el chat para revolcar el agua — “Río revuelto, ganancia de pescadores”, dice el dicho— y con la candidez del buen asimilista, ciego a la realidad, se confió en la nobleza de su amigo correligionario, Maceira y en la decencia de sus hermanitos del FBI.

Sixto Jorge conocía a Anthony Maceira, se había encontrado con él tantas veces en programas de La Nación Z, conferencias de prensa del partido, mítines, cenas, viajes y encuentros casuales en restaurantes y hoteles, que lo consideraba más que un correligionario, un allegado. Por el contrario, Anthony, quien siempre ha escondido su imagen tras bastidores, siente fobia por la prensa y veía a Sixto con recelo.

Anthony O Maceira Zayas se anuncia en la red social Linkedin como un abogado totalmente cualificado, con mente legal altamente desarrollada, bien versado en negociaciones, relaciones de la comunidad y otras tantas destrezas. ¿Alguien me podría decir como es posible que una hormiguita, aunque pique de lo más fuerte, se aventure a picar semejante tarántula? Bastaría con el rancio olor del arácnido para que la hormiguita salga “juyendo”.

Existe la presunción que todo funcionario que de una manera u otra tiene que ver con el orden público, mucho más en un individuo versado en derecho, que ante el posible cometimiento de un delito, intervenga antes de que se cometa el delito.

Maceira Zayas, según se autoproclama, es un abogado con mente legal, altamente desarrollada, ¿entonces, por qué tan pronto Sixto Jorge, con quien tenía una relación de confianza, militaba en su mismo partido y no es abogado como él, abrió la boca, no lo detuvo y le indicó que estaba incurriendo en delito? No, todo lo contrario, como todo paladín de la justicia, corrió primero a los brazos de Héctor Pesquera y luego a los del jefe del FBI a denunciar el plan satánico de Sixto, plan de uso y costumbre en las filas del PNP. En el programa de Jugando Pelota Dura cuando le preguntaron a Maceira el porqué hizo lo que hizo y no instruyó a su amigo correligionario Sixto Jorge, dijo que la corrupción había que pararla de inmediato.

¡Exhibición de elegancia para un hombre de sólidos principios! Pero..., Maceira Zayas durante la administración de Ricky Rosselló, además de contratos para su empresa, devengaba dos salarios, uno como Secretario de Asuntos Públicos de Puerto Rico y el otro como Director Ejecutivo de la Autoridad de Puertos. Pregunto.

¿No es corrupción aprovecharse del favoritismo político para enriquecerse? ¿Por qué pasillos se pasean sus elegantes principios? La práctica puede ser legal, pero no deja de ser corrupta e inmoral. ¿Y cuánta propaganda gratuita le reporta este caso a su firma de abogados? ¿Un leproso... denunciando las llagas purulentas de otro leproso?

En el famoso chat de Telegram de Ricky Rosselló, aunque no existe ninguna expresión publicada de Maceira Zayas, todo indica que participaba del mismo, —Entiéndase, no he dicho que disfrutaba del mismo—. El 15 de julio de 2019, dos días después de haber sido publicado dicho chat, tuvo su primer encuentro, no con un agente del FBI cualquiera, sino, nada menos que con el jefe del FBI en la Isla Douglas Leff. Sería interesante saber si existía alguna relación personal entre ellos o si durante su visita a Miami fue Héctor Pesquera, exagente del FBI, quien llamó a Douglas y le habló del caso. No lo sabemos, pero para esta fecha, dadas las repercusiones del chat, Maceira, como otros tantos fanáticos de la anexión, en particular, aquéllos que estaban chupando del erario público, sin lugar a dudas, tenía que sentirse abrumado, inseguro y lleno de encono. No era para menos, se tambaleaban los contratos de su compañía con el gobierno y sus lucrativas posiciones como Secretario de Asuntos Públicos de Puerto Rico y la de Director Ejecutivo de la Autoridad de Puertos. El 28 de julio de 2019 renunció como secretario y el 8 de noviembre, luego que la gobernadora Wanda Vázquez se lo exigió, tuvo que renunciar como director. ¿Maceira, quién no querría vengarse?

Hablar del FBI, Buró de Investigaciones Federales, es hablar de una de las agencias con más recursos de lo que podemos imaginar. Cuenta con las mejores tecnologías, especialistas y los más sofisticados instrumentos electrónicos. Según salió a relucir durante el juicio, el día 29 de junio de 2019 se reunieron Maceira Zayas y Díaz Colón en el restaurante Musa. El encuentro fue grabado por Maceira en su celular, pero... el audio no se escuchaba y no pudieron usarlo como evidencia en la corte (¿?). (Vemos aquí como empieza a fabricarse un caso sin hechos probables con manipulada evidencia circunstancial). Para efectos de prueba, la conversación no era relevante, no había testigos ni otra evidencia para sostenerla, era la palabra de uno contra el otro, pero la presentación de este hecho ante el jurado, surte su efecto.

El 19 de julio de 2019 se volvieron a reunir, esta vez, en el restaurant IL Postino donde consumieron amigablemente tragos, entremeses y comida. ¡Qué manera más simpática de compartir la víctima con el victimario! El exsecretario Maceira –esto es de lo más extraño– cargaba no con uno sino con tres dispositivos de grabación colocados por los expertos del FBI. Pero lo más sospechoso es que la grabación, aunque fue mejorada por uno de los súper técnicos del FBI, según un agente, resultó ser inentendible. (Vean como se sigue entretejiendo un caso sin hechos reales para surtir el efecto deseado en el jurado). Sabemos muy bien, que con la tecnologías modernas se puede escuchar hasta el caminar de una hormiga y se pueden filtrar todos los sonidos no deseados. ¿Cómo no van a poder escuchar una conversación de dos personas que comparten, una frente a la otra sentadas a la mesa, cuando la misma mesa sirve de transmisor y amplificador de las ondas sonoras y cuando se dispone de tres audífonos que a la vez son amplificadores de sonido?

Definitivamente, aquí hay algo que no concuerda. Todo indica que la conversación no era incriminatoria y el FBI amañó las grabaciones para inducir la conclusión del jurado. Es importante señalar que para ese encuentro del 19 de julio, según el agente investigador del caso, Carlos López, el FBI instruyó a Maceira Zayas que le entregara $20,000 dólares a Sixto para concretar la presunta extorsión (entrampamiento). No obstante, de acuerdo al mismo agente , Maceira Zayas se negó a entregar el dinero y el FBI lo dejó que se saliera con la suya. ¡Otra inconsistencia! Maceira está colaborando con el FBI, aceptó que le pegaran al cuerpo los tres audífonos, pero se niega a hacer la entrega del dinero. Una de dos, o estaba reacio a seguir con el entrampamiento al que lo incitaba el FBI o el FBI asumió la posibilidad de que el dinero fuera rechazado y que le afectara continuar con el caso.

Otra de las acusaciones contra Sixto Jorge es por destrucción de evidencia. Resulta que el 26 de julio, un grupo de agentes del FBI bajo la dirección de Carlos López se presentó en la casa de Sixto Jorge, los agentes están cuatro horas y media instigándolo, lo inducen a hacer llamadas incriminatorias y no le confiscan el celular.

Transcurrido ese tiempo cuando lo ven molesto jugando con el celular, se lo arrebatan y lo acusan por destrucción de evidencia. La confabulación de los vengativos sigue su marcha.

Hay que ser sumamente bobo para creer que el FBI, sin ningún problema, pudo entrevistar a Ricky Rosselló, pero que cuando se trató de la defensa, los aguaciles federales, con todos sus grandes recursos, no pudieron localizarlo. ¿No pudieron localizarlo... o no quisieron!

Se ha criticado mucho a Sixto Jorge por sus denunciantes emotivas expresiones; sin embargo, su actitud es comprensible. Su reacción no fue la de una persona que se sintiera culpable por haber cometido un delito. Todo lo contrario, fue la reacción de alguien que se sintió traicionado por sus amigos de partido y ultrajado por la parcialidad del juez, la saña de los fiscales, la maldad del FBI, la predisposición del jurado y la parcialidad de una prensa sensacionalista inclinada a tapar todos los desmanes del establishment. El hecho de que manifestara públicamente su malestar, contrario a las instrucciones de su abogado, demuestra también su insatisfacción con la forma en que se condujo su defensa.

En cuanto a la defensa. Ningún abogado genuinamente fiel a su cliente parte de la premisa de que su caso esta ganado. El desenlace de todo juicio es imprevisible. Y es menos previsible aún en la jurisdicción federal, donde contrario a la opinión del defensor de Sixto Jorge, Rafael Castro Lang, en la realidad de la práctica cotidiana, el estado no tiene que probar la culpabilidad del acusado, el acusado tiene que probar su inocencia, por lo que toda prueba exculpatoria es necesaria. ¿Si lo que estaba en juego  era la palabra de Maceira Zayas contra la de Sixto Jorge, por qué no sentaron a éste a declarar y a desmentir a Maceira, testigo estrella del FBI? El que calla otorga, es la interpretación del jurado.

En un documento del FBI, salió a relucir que el exmandatario Ricky Rosselló fue entrevistado por las autoridades federales el 4 de diciembre del 2020. Esto fue publicado por Luis J. Valentín Ortiz en Prensa Alternativa el 31 de enero de 2023 en el artículo, FBI entrevistó a Rosselló Nevares sobre el chat y la extorsión en el 2020. Cito, “La versión de Rosselló Nevares recogida en el informe contradice la que ha ofrecido Maceira Zayas, testigo estrella de la fiscalía. Por ejemplo, aunque pensaba que Sixto Jorge era capaz de hacerlo, Rosselló Nevares negó durante la entrevista con el FBI, haber sido víctima de extorsión o conocer de la intención de extorsión por parte del productor.”

¿Cómo es posible que el abogado defensor continuara con el juicio sin tomar en consideración el peso exculpatorio de este testigo? Todo parece que había que concluir el caso sin importar mucho el resultado. De acuerdo a los hechos, Sixto Jorge tiene muchas posibilidades de salir victorioso en el Segundo Circuito. ¿En cuántos miles adicionales le sale la apelación?

Nosotros los independentistas conocemos de sobra los chanchullos del FBI, la manipulación del jurado, la siembra de especulaciones, la confabulación con la prensa amarilla, la complicidad de los jueces y el protagonismo amoral de los fiscales. No nos sorprende en absoluto esa conducta, pues esa es la naturaleza colonialista imperial. Un confundido asimilista es incapaz de entenderlo, pues idealiza al imperio y al así hacerlo no puede ver la podredumbre de sus instituciones.

Hay experiencias que inducen al ser humano a reafirmar su ser auténtico. Muchos puertorriqueños nos reafirmamos como puertorriqueños en el ejército de los Estados Unidos cuando descubrimos que luchábamos por la supuesta libertad de una nación que impugna nuestra propia libertad. ¿Podrá esta desagradable experiencia de abuso de poder hacer que un asimilista como Sixto Jorge se deshaga de su implante mental, vea con claridad a donde conduce la negación y descubra su auténtico ser puertorriqueño? No es fácil renacer; tristemente, es más cómodo permanecer en la negación.