Último

Creativo

[Nota editorial:  Este cuento del autor de referencia, es el premio del Certamen Nacional de Cuento Abelardo Díaz Alfaro, edición 2022]

El indio Tanaru murió en Brasil el 27 de agosto de 2022. Se consideraba el último superviviente de una tribu que fue masacrada en ataques iniciados en la década de los setenta. Lo encontraron muerto en una hamaca. Otros partes de prensa aseguran haber hallado el cadáver encorvado en un hoyo.

El habitante de la casa 55 había conservado el reportaje impreso en un papel amarillento y tostado por los rayos del sol. Los huéspedes de los edificios circundantes no conocieron bien al dueño de esa casa, pero lo observaron muchas veces asomado por las ventanas del frente. Tal vez, aspiraba a ver alguno de sus vecinos. Se habían ido años antes cuando el vecindario se llenó de dueños de países lejanos. Para aquel entonces, les ofrecieron a los antiguos propietarios dinero sobre la tasación y no tardaron mucho en pensarlo para entregar las propiedades a los nuevos intereses e irse a otros barrios. Más tarde, abandonaron el país al ser desalojados de las propiedades que habían rentado. El barrio cambió de color, ahora las edificaciones eran blancas, similares a un campo santo, una Santorini tropical, con casas ocupadas a corto plazo. La música de la vecindad era otra, Sinatra, Bach, Piaf y tonalidades arabescas habían desplazado la salsa, las baladas, las décimas y el perreo. El paisaje de la ciudad era una hilera de grandes estructuras de líneas curvas muy parecidas a machetes con los filos hacia el cielo.

La tortuga gigante de Pinta murió en las Islas Galápagos el 24 de junio de 2012. Era el último ejemplar de esta especie y tenía más de cien años al morir por vejez. Durante mucho tiempo cazaron a estas tortugas para comerlas y hacer negocios con sus caparazones.

Los investigadores encontraron el artículo acerca de la tortuga en una revista Naturaleza sobre el escritorio de madera bajo una de las ventanas de la habitación principal. Además, debajo de la revista se halló un ejemplar de Una soledad demasiado ruidosa de Bohumil Hrabal. En la portadilla llevaba una dedicatoria: Para Ernesto, estas palabras te acompañarán para viajar a otros lugares y te repito a mi manera lo que ha dicho este autor, no dejes morir tus ideas vivas y vivificantes. Tu dominicana predilecta, Ibeth. Al lado de una de las mesas de noche, una estiba muy parecida a una columna rectangular tocaba el techo. Al pie de la cama, se encontró un baúl de madera de dos aldabas con sendos candados. En una de las habitaciones se hallaron seis archivos de cuatro gavetas cerradas. Las llaves de los candados ni de los archivos se encontraron. Buscaron por varios días sin resultados.

La estrella de Kepler fue la última supernova vista desde la tierra la cual brilló más que ningún otro astro durante las noches. Pudo observarse por primera vez el 9 de octubre de 1604 sobre la constelación de Ofiuco. Por más de tres semanas pudo ser visualizada de día.

En una libreta de papel amarillo tamaño legal se encontró el manuscrito acerca del fin último del hombre. En uno de los pasajes del escrito aparecían varios párrafos acerca de la estrella de Kepler en los cuales se elaboraban pensamientos de la filosofía de Aristóteles donde se posicionaba la felicidad como el supremo fin último del ser humano. El habitante de la casa 55 antepone en su escrito la idea de la creatividad como ese fin último del humano. Dejar una huella para no ser olvidado y vivir más allá de la muerte. En los párrafos finales cuenta cómo los nuevos dueños del barrio trataron de amedrentarlo para que desalojara la casa, con amenazas, ruidos en horas de la madrugada y con supuestas compras de todos sus muebles. Nunca abandonaré este sitio, les repetía tras cada una de sus ofertas. Tras esos fallidos intentos, los propietarios de los apartamentos circundantes no dejaron de contarle a sus inquilinos acerca del loco de la 55. Se desquició porque todos sus amigos, vecinos y familiares lo abandonaron. No se acerquen a él, es peligroso, cuentan que es un asesino en serie. Ese hombre tiene ratas como mascotas, está enfermo.

Pascual Ramos fue el último hombre ejecutado en Puerto Rico, el 15 de septiembre de 1927, por haber asesinado a un mayordomo en la Hacienda Sabater de Guayama. A causa de una discusión por cuestiones laborales el hombre decapitó a su supervisor con un machete.

En las paredes de la sala en la casa 55 colgaban cuadros con paisajes urbanos con un estilo impresionista de colores explosivos. La columna rectangular en la habitación resultó ser una estiba de pinturas similares. Una de las pinturas mostraba a Pascual Ramos armado con un machete al momento de atacar al mayordomo. Al forzar el baúl de madera y las gavetas de los archivos se encontraron varias carpetas con fotografías en blanco y negro de las caras de los familiares, amigos y antiguos vecinos de Ernesto. Fue como recuperar una cápsula del tiempo en donde resucitaron rostros juveniles, otros arrugados, algunos alegres, muchos tristes y bastantes en poses meditativas. Manuscritos de novelas, poemarios, colecciones de ensayos, guiones de cine y obras teatrales, firmadas con el nombre de Ernesto también fueron catalogados como parte de la investigación. Sobre la cama se encontró una carta en donde el creador presentó una petición: Ibeth, toda mi obra, ya sea escrita, pictórica, fotográfica y tanto los apuntes como los bosquejos, debe ser quemada sin dejar nada. Lo mismo pido para los originales que tengas o posean otras personas. Los descendientes de este país no merecen el martirio de leer cómo su isla se desangró de manera sistemática.

El 7 de diciembre de 2063 murió Ernesto, el hombre de la casa 55. Pasará a la historia como el último puertorriqueño que vivió en la isla. Tres de los manuscritos encontrados conforman la trilogía Último, acerca de un asesino en serie.