Plaza de Mercado de Río Piedras. [Parte I]

Algo queda. Si mañana quieres contar cómo era,  te queda un tiempito, corto, para verla. Guárdala en tu memoria, piénsala.

En su interior, quedan algunas fondas,  otros kioscos con venta de frituras, refrescos y lechón, tiene una terraza interior con mesas en las que comparten muchos vecinos y empleados de la zona, mayormente hombres,   comiendo. En la parte trasera hay una terraza con unas cuantas mesas en las que a diario vemos grupos de hombres mayores jugando.  En el pasillo lateral en su interior hay una lavandería, joyería, un sastre, tienda con ropa de muchos colores brillantes y barata. Muchas cosas más, pero pocas de cada una. 

Si, otra cosa del país con sus días contados. Sus días como plaza popular que nos recuerda quiénes y cómo fuimos, están como nosotros, contados. Quedará algo menos que un remanente de Plaza de Mercado.  Podrán remodelarla, eso no lo sé porque el edificio no es tan atractivo como el de Santurce, pero todo puede suceder. Eso sí, como sucedió en Santurce, se remodela para que sea otra cosa. Las Plazas que convertimos en lugares de jangueo de un grupo social y de edad distinto a la clientela que por mucho tiempo las definió. 

Plazas que dejan de serlo. Algo como un monumento a como nosotros éramos como pueblo y que dejamos de serlo. Será una Plaza de Mercado económicamente rentable  pero como toda la ciudad va siendo fría y muerta. Si falta parte importante de su población como ya sucede en Condado, Isla Verde, va pasando en Santurce y Río Piedras,  le falta aquello que le daba identidad y vida. O la vida que construye identidad. 

Porque con vender cosas, comida cara y alcohol no es lo que hace una ciudad.  Tampoco se hace con grupos generacionales y económicos homogéneos.  Esto, lo dejo también para otro de éstos.

Continuará.