LA PREMISA INARTICULADA

Agenda Caribeña
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En la Facultad de Derecho había un profesor que nos insistía en que al analizar un problema no descansáramos en lo aparente. Incitaba éste a escudriñar, a rebuscar otros posibles propósitos obviados en la exposición de motivos de una ley. Se refería a este método de análisis, como (búsqueda) de la premisa inarticulada, o sea aquel propósito de la ley no verbalizado en ésta, y que quizás constituyó la razón o propósito real de su promulgación.

Para la misma época, había otro profesor, que nos invitaba “a desayunar con el Código Civil”. Éste se había memorizado dicho código, y había que ver cuánto disfrutaba cuando le pedía a un alumno que abriese su código en el artículo X o Y, para que comprobase, a continuación, la memoria prodigiosa del profesor, ya entrado en años. “Hay que desayunar con el código” insistía.

Se trataba sin duda, de dos escuelas diferentes del Derecho. La primera abogaba por no limitarnos a lo meramente formal, al texto u letra de la ley, y se nos invitaba a desvelar su dimensión camaleónica en busca de su real propósito y significado. (Realismo sociológico). La segunda, dirigida en todo rigor al texto, (canon) de la ley. (Positivismo– formalista). 

En 1934, Don Antonio S. Pedreira publicó su libro, Insularismo, texto seminal, con amplia vigencia todavía. (El profesor José Arsenio Torres, lo incluía junto al Prontuario Histórico de Puerto Rico de Don Tomás Blanco, como obra básica para describir y descrifrar la identidad puertorriqueña. 

El libro de Pedreira, lleva como subtítulo: Ensayos de interpretación puertorriqueña.

Su tesis sugiere una relación estrecha, diríase incluso causal, en la condición de isla – no limitada únicamente al aspecto geográfico –, y a la formación del carácter puertorriqueño, condicionado éste por la situación colonial de la ínsula. En este aspecto, hace énfasis en la miopía a la realidad planetaria circundante. A las gríngolas a todo lo no proveniente (o al uso) en sus dos metrópolis coloniales. 

“Aislamiento y pequeñez geográfica nos han condenado a vivir en sumisión perpetua, teniendo como única defensa no la agresión, sino la paciencia con que se han caracterizado nuestras muchas e inútiles protestas cívicas”. (Ed. 1934, P. 166).

“Nuestra aguja vital ha oscilado siempre entre dos puntos extramurales: Madrid y Washington. A esa distancia nos han tomado el pulso; de allá nos ha venido el recetario. Nuestra temperatura nacional ha estado condicionada por climas históricos que no son tropicales. Pendientes de esa función metropolitana nos hemos desentendido del mundo: el Real Decreto y las disposiciones del Congreso han sido el imán de nuestra atención. Todo lo demás nos parece superfluo”. (Id. P. 167)

Las manifiestas limitaciones expuestas por Pedreira, más acordes y compatibles a las apreciaciones meramente formales, y ciegos y sordos a realidades sociológicas materiales, se revelan insoportablemente obsoletas en estos tiempos.

En efecto, la mirada miope a través del prisma insular, ignora acontecimientos planetarios que están sucediendo fuera de su ámbito de visión. Pero si esto constituye carencia inmanente al desarrollo histórico puertorriqueño, no resulta igual a la metrópoli, atenta siempre a sus intereses, y a su seguridad, a la que dedica parte importante de su presupuesto nacional. 

En este sentido, al abordar consecuentes proyectos de estatus (comidilla diaria en la política insular), es seguro que no se limita ésta a atender los planteamientos meramente formales, (P. ej., la falacia de un “derecho a la estadidad”).

Su análisis concreto de probables efectos y resultado de dicha solicitud de ingreso en la federación en calidad de estado, no se reducirá a lo formal, sino, como nos incitaba aquel profesor a escudriñarlo, no obviando (ignorando) variables sociológicas – materiales. 

En este análisis, la metrópoli consciente siempre de nuestra identidad propia – hecho resaltado en innumerables declaraciones de congresistas y senadores de 1898 al presente, ciertamente no ignorará, por ser noticia planetaria, que no insular, la delicada situación que se desarrolla en la actualidad en nuestra antigua Metrópoli, el Reino de España y Cataluña (cuyo desenlace podría influir en otros ámbitos como País Vasco y Galicia). Indudablemente una Nación tan preocupada siempre por su seguridad, y exhibiendo y profesando en la actualidad altas cotas de xenofobia y chauvinismo preocupada con la inmigración de origen latinoamericano; no limitará su decisión a lo meramente formal. (Véase, Samuel P. Huntington, Who Are We?: The Challenges to America’s National Identity).

No quepa la menor duda: la premisa de su decisión la tendrá siempre muy presente en atención a su interés nacional, pero ésta necesariamente no se articulará.