Gardeño o la crisis de identidad de un abogado escritor, que al llegar a otra etapa tardía de la vida reflexiona sobre su pasado, sobre su historia, y sobre todas las cosas acerca de su profesión.

Crítica literaria
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[Nota Editorial:  Palabras vertidas en la presentación del libro en Casa Norberto González, ante casa llena.]

          Haber leído todas las novelas de Hiram Lozada Pérez, es un lujo. Cuando uno recorre Los días de abril (2008), María Madiba (2014), Los muertos se visten de blanco (2015), Morir otra vez (2020), y La espía de Betances (2021), uno tiene que confesar haber vivido.  Su obra, es sin lugar a dudas monumental. En particular, porque el registro de su narrativa ha tenido momentos de gloria, y otros momentos de reflexión.  Pero llevamos un rato, que leer a Hiram es un gesto desde lo humano, verdaderamente humano.
          En los pasados años, desde la pandemia al presente, Hiram Lozada Pérez ha tenido urgencia de contar su historia.  Por lo que, ante el paso del tiempo post pandémico, la urgencia se ha incrementado en este laureado escritor.  Ni bueno ni malo, simplemente se ha incrementado su urgencia de contar su historia. Por lo tanto la novela que hoy presentamos, es parte de esa urgencia notificada por Hiram, con la cual nosotros tenemos que vivir. El escritor no se define.  El escritor no permite que nadie lo controle, y mas que nada, nos permite en su verso libre, contar historia.  El escritor se manifiesta.
          De esto trata el proceso que la obra Gardeño (Isla Negra, 2023, 138 páginas),  nos invita hoy a reflexionar.   Contrario a lo que me contó el autor, Gardeño no trata de un abogado corrupto.  Trata de la vida y obra de un abogado postulante, dedicado a la practica del derecho criminal, que se cuestiona si al defender a sus clientes, hace el bien o el mal.  Es un manifiesto a repensar el oficio, la ética y la moral asociadas a esta profesión.
          Lo interesante es el medio seleccionado por el autor.  Cualquiera desarrolla un ensayo jurídico y plantea los problemas sociales que confronta el personaje central de la novela, Douglas Gardeño Troncoso (DGT), quien defiende  a clientes cuya reputación no es la dominante.  Pero lo mas interesante es que el autor, se plantea desarrollar el dilema profesional de DGT, por vía de una novela.  Ahí está el detalle.
          La novela Gardeño entonces se convierte en el medio para dialogar entre el lector, el escritor, y la cultura general que piensa de forma problemática, la relación entre el oficio y el o la representado.  La novela es un juicio moral continuo, desde la consciencia del escritor, de como se debe comportar no el cliente, sino uno como abogado/persona que interacciona en la vida real con personas que tienen otra vida, y pese a que no desearía pensarlo desde la exclusión, se piensa a partir de la inclusión.
          Escrita en 20 capítulos, Gardeño inicia con el relato de un asesinato, cuya vinculación con la obra es innecesaria o irrelevante, pero nos permite vincular esta novela con los Muertos de visten de blanco (2015) y el personaje tal vez corrupto o de dudosa reputación, llamado Eduardo Rojas.  Es que era el policía bueno, en la novela anterior, hoy es meramente un policía, cuyo destino la novela esta aun por contarnos como termina su final. Porque como bien dijo el cantante de los cantantes, todo tiene su final (Héctor Lavoe Pérez).
          Entonces, en los siguientes 19 capítulos, la novela nos explica como Douglas Gardeño Troncoso, DGT, estaba realmente aburrido, pero sin querer, se entretiene y gana dinero para darse lujos, a través de la vida y obra de Arturo “Chino” Gallardo.  Este, un hombre clásico del bajo mundo de la escuela antigua, se dedica a traficar todo, y como traficante, participa en actos que son todos ilegales.  Pero como Donald Trump, necesita de un abogado, Michael Cohen o DGT, le sirven el propósito necesario a todo cliente.
          Pero las historias de vida de Gallardo se entremezclan con la vida personal de DGT, quien entonces convive con Inés, una relación toxica en todo, pero que a el le produce mucha felicidad. Porque la vida es bonita es bonita, nos recuerda nuevamente Héctor Lavoe Pérez.
          Lo interesante es que DGT se sumerge a un mundo donde su deber profesional de representar a su cliente, es lo mas importante. Ahí discrepo con la explicación iniciar del autor, que era un abogado corrupto. No, es un abogado muy ético, que quiere representar bien a sus clientes.  ¿Tiene esto algo  equivocado, es problemático?  No me parece. Ahora bien, es suficiente para sostener la novela y su narrativa sí, sobre todo cuando uno está buscando el acto de desenlace y reconciliación del personaje/protagonista d de la novela.
          Es interesante los mensajes intextuales entre obras previas, los Muertos se visten de blanco, y esta novela.  Pero realmente y contrario al autor, creo que esta novela dialoga con Los días de abril. Los personajes ambos tienen una pesadilla ética, pero la resuelven, de otras formas, porque hasta a la ética se le puede dar la vuelta.  No hay problema con eso.  Es que cuando se tiene una vasta obra, en todos los géneros, el autor puede dialogar consigo mismo.

          En Gardeño,  la crisis ética esta resguardada por el deber profesional, de la cual el personaje/autor, nunca se desprende. Importante este dato.  Nunca se desprende.
          A manera de ejemplo, Perico le pregunta (pagina 60):

 

“Licenciado, si mato a un hijeputa, ¿usted me defiende? Me pareció, de pronto, una broma.  Pero procuré contestar con sensatez.
Escúchame, Perico, escúchame bien.  No es bueno que mates a nadie.  ¿Qué te pasa?  ¿Quieres joderte mas tu triste vida? Apretó los labios y respondió con inusitada vehemencia:
 Se lo merece, licenciado, se lo merece. Me roba la manteca. Me golpea y me quita la cura… para usarla él. Es un cabrón hijeputa.”

          Realmente, no sé qué decir, pero todos los días como abogado me topo con el mismo dilema.  Es algo normal, ser abogado y transitar en el mundo de las ilegalidades de los clientes. Nuestro rol es estudiar la situación y pensar esto desde la legalidad, no desde la ilegalidad.

          En fin que a través de toda la novela los dilemas éticos, son los que gobiernan al personaje principal. Quien junto a una serie de personajes del bajo mundo (Pitufo, Gallardo, el colombiano), y a otros de reputación diferenciada (Diana Sierra, Inés, Samuel, Juanita, la niña de 14 años, Beatriz e Iris), nos permiten ver que el único ético, en la ética que yo como abogado creo es el personaje central DGT.

          Gardeño  es una novela más en la extensa obra de Hiram Lozada Pérez. No es mi favorita, pero si creo que profundiza en temas ya abordados en Los días de abril. Esto pese a que tiene personajes traídos de los Muertos se viste de negro. No obstante es una que fluye, y nos permite conocer mejor la obra del autor.

          Ojo, que como en los Muertos se visten de negro, esta novela no es del género policiaco de la novela negra. Es un invento de Hiram Lozada Pérez, de contar la vida de los abogados. Le quedó bien. Ahora bien, ojo, que en el tema de la racialidad, como en María Madiba, tenemos problemas, pues ya los negros de Loíza no son afrodescendientes, sino mulatos. Pero cada cual son su tema y su punto.
          Si algo me preocupa, es la lógica de la reconciliación, muy presente en la obra de Hiram Lozada Pérez. Al final, pese a todo, esta novela tiene un final, verdaderamente feliz, para su personaje principal, DGT, y su nueva pareja, Diana Sierra.
          En fin, es un homenaje a lo humano. Como nos recuerda Héctor Lavoe Pérez, es un homenaje a ti, a mí. “Mi gente, lo mas grande de este mundo, siempre me hacen sentir, un orgullo profundo”.

Gracias a Hiram Lozada por mantenernos leyéndolo todo el tiempo.  Gracias a su creatividad. .