[Mujeres] Madres

Cultura

San Juan, 10:00 a.m.) En Puerto Rico hay mujeres que tomamos café todo el día para que la comida que hay en la nevera sea para nuestros hijos.

 

Mujeres que trabajamos, pagamos contribuciones y no podemos tener un mínimo beneficio del gobierno.

 

Mantenemos a un gobierno, que no puede mantener una carretera en buenas condiciones para llegar a nuestros trabajos o ir a buscar a nuestros hijos a la escuela. Poniéndonos una carga más cada vez que se rompe una pieza del carro viejo que nos ayuda a buscar el sustento. Ni pensar en un sistema de transportación público confiable o con una red que cubra todo.


Mantenemos a un gobierno que si nos enfermamos precisamente por no alimentarnos bien tenemos que sacar el dinero de nuestro bolsillo pero una vez más preferimos la comida de nuestros hijos a nuestra propia salud.

 

Nuestros hijos van a escuelas donde a pesar de tanto taller que toman los maestros vemos cada año la misma dejadez, la misma problemática. Existen horas remediativas donde no se está acorde a lo que dieron en clase, no es explicarles lo que no entendieron, no es ayudarlos a comprender para cumplir bien y tener éxito en la clase, a veces son peliculitas, del bulling, de la familia, de temas no escolares y llegan a casa a las 6 pm y nos dicen: no hicimos nada. Cansados y sin esperanza.

 

No hay transportación para los estudiantes, así que mamá trabajadora debe levantarse más temprano, gastar más gasolina y llevarlo a unas escuelas que cada vez nos quedan más lejos, porque el concepto de escuelas cerca, de comunidad o a distancias que se supone el estudiante pueda caminar ya no existe. Inventaron un programa de horas verdes, comunitarias y otras tantas donde hay que ir lejos a cumplirlas, pagando entradas o giras que siguen desangrando el bolsillo de la madre trabajadora y todo esto so pena de no graduarse si no se completan.  ¿Por qué en el mismo pueblo no se siembran jardines comunales, se visitan asilos de ancianos, se siembras flores para alegría y vistosidad de nuestros alrededores?

 

No tenemos ayudas, pagamos alquileres altos, no se nos dan cupones para alimentos, no somos elegible al plan de salud de gobierno pero cada abril cumplimos con nuestra responsabilidad religiosa de pagar contribuciones sin recibir nada a cambio.

 

Poco a poco cortamos el cable TV, Netflix, salidas, paseos, ropa nueva y ni soñar con uñas o cabello hermoso, de eso solo lo básico para no desentonar. Dejamos de pintar, hacer manualidades o de esas cosas que aunque no tenían calidad artesanal para mercadear nos liberaban del stress. Los materiales están inasequibles. La salud mental se complica.

 

Eso sí, aprendemos a ahorrar hasta las lágrimas, se lava ropa un solo día, se lava el carro en la lluvia, se mantiene la casa con lo mínimo y si se rompe algo se desecha e internalizamos la frase menos es más o inventamos ser parte del movimiento minimalista. Las luces mientras menos watts tengan menos gastan y se crean ambientes más acogedores. Nuestro closet de 6 piezas intercambiables nos da esa falsa premisa de ser clásicas y no necesitar más de lo indispensable, el día que necesitemos algo, descuadrarnos alguna partida.


Ante este cuadro tan deprimente ¿Quién quiere trabajar? ¿Quién quiere tener hijos que no pueden mantener?

 

Somos la verdadera clase pobre de este país, las madres que levantan una nación que alimenta, mantiene y cura a personas que no trabajan o no cumplen con la sociedad.

 

¿Lo quieren más triste, más impactante?

 

Hoy un preso se acostará luego de tener sus tres comidas diarias sin aportar nada, mientras miles de madres que trabajaron, educaron con amor y  fueron buenas ciudadanas se irán a dormir con hambre y con el arrullo del sonido de sus entrañas y el resuello de sus propios sollozos mientras le prometen a sus hijos y a sí mismas: mañana será un gran día.