Don del cielo es mi cantar
que cobija el 6 de enero,
por los reyes estrelleros
que van al niño adorar.
Gaspar, Melchor y Baltasar
constantes ante el destino,
cabalgan en paso fino
por nuestras jíbaras huellas,
convertidas en estrellas
por magia de lo Divino.
Tres caballos majestuosos,
de reyes amanecidos,
que reinan esclarecidos
para los niños gozosos.
Tres corceles venturosos
en alegre epifanía,
que con audacia, ese día,
se vuelven décima airosa,
cómo desnudez de rosa
entre dichas de armonía.
Y los jíbaros cantores,
como la gente de antaño,
celebramos cada año
con sentires soñadores.
Nos sentimos ruiseñores
para luego cabalgar
y con júbilo cantar
con los tres magos de oriente,
que en cielo resplandeciente
irradian luz estelar.