Aibonito en el Bicentenario de su Fundación

Cultura
(San Juan, 9:00 a.m.) El maestro Eugenio María de Hostos formuló hace mucho más de un siglo una estrategia pedagógica en 35 lecciones para la enseñanza de la geografía. Según el partiría de las mismas nociones intuitivas que le administraban sus alumnos, para llevarlos de manera lógica de lo más próximo a los mas lejano: de la casa al barrio, de ahí a la ciudad, la provincia, la región, el país, el continente, por último, al mundo. Era conocer lo suyo para conocer mejor lo ajeno, en un esquema en donde el barrio era el puente fundamental entre el hogar y el mundo. (Ver: Eugenio María de Hostos, Obras Completas, Vol. XX: Ensayos Didácticos – Tomo III. San Juan: 1969, págs. 14-15 y 71-111).   
     Todavía hoy nuestra generación conoce muy poco (y no digamos la actual) sobre el origen, configuración física poblacional, y su toponimia (Qué no dicen sus nombres) de nuestros pueblos y barrios.
     Es que, en realidad la verdadera historia de nuestros pueblos y barrios esta por escribirse. En nuestro caso de Aibonito siempre estaremos en deuda con el educador José Morales Cassagne quien publicó Descripción e Historia de Aibonito en 1948. Se ocupó de varios temas. Entre ellos el de la fundación de Aibonito donde se encargó de censos, barrios, gobierno, religión y hasta las leyendas que nos identifican – como la de El Puente la Llorosa.
     Los datos históricos de la fundación de Aibonito se remontan al 13 de marzo de 1824. (Coll y Toste. Boletín Histórico de Puerto Rico, Tomo VIII, p. 169-170). Es el pueblo de mayor altitud en la Isla con 2,401 pies sobre el nivel del mar. Geográficamente, corresponde a la región de la Cordillera Central, en la Sierra de Cayey, que comienza al Este de Aibonito. Colinda con los municipios de Barranquitas por el Norte, por el Este con Cidra y Cayey por el Sur con Salinas y Coamo que también lo rodea por el Oeste.
     Desde Buena Vista y Asomante puede divisarse la Bahía de San Juan a un lado y la llanura de la Costa de Sur y la Isla de Caja de Muerto al otro. Por su altura, topografía montañosa y el clima fresco se la llama la Suiza de Puerto Rico y la Ciudad Fría.
    La mayor parte de los pueblos en Puerto Rico tuvieron su origen en ermitas que sirvieron para congregar a las gentes dispersas en los hatos y haciendas. Así también nació Aibonito. La primera referencia a la fundación del pueblo apareció en la Revista Cosmos editada en Yauco en el 1903.
     Sobre su fundación no deja de ser leyenda que el 17 de mayo de 1615 un arcabucero español llamado Diego Álvarez al llegar al pico del Asomante y ante el imponente paisaje exclamó: “¡Ay, que bonito!” Por ello se le llamó al lugar Laybonito o “montaña del Ay-bonito” (José Morales Cassagne: Descripción e historia de Aibonito, Imprenta Venezuela, San Juan, Puerto Rico, 1948, pág. 6 (2da Edición 1955, p. 15).
     Entendemos que el nombre se deriva del vocablo indígena Atibonicu o Jatibonicu, palabras que se conserva también en la isla de Cuba y Santo Domingo, República Dominicana y que significa Rio de la Noche.
     Desde el comienzo del Siglo XIX ya había terratenientes en el lugar que eran respetados y consultados en la toma de decisiones. Es entonces que Aibonito presento a través de Don Manuel Vélez la petición de separación de la Villa de Coamo el 30 de junio de 1822 ante el gobernador Don Miguel de la Torre. Dos años después, el 13 de marzo de 1824, según Cayetano Coll y Toste, historiador puertorriqueño, obtuvo su declaratoria de pueblo de parte del Gobernador, Don Pablo de Rivera, teniente de Guerra, fue el Capitán fundador designado por el vecindario en 1824.
      Varios sucesos ocurrieron en el Siglo XIX que han sido motivo de recordación por la trascendencia que tuvieron para el pueblo de Aibonito, uno de los más significativos, sin duda, fue la construcción de la Carretera Central en el 1874. Surgió de la necesidad de comunicar el Norte con el Sur de la Isla con la idea de establecer una ruta por el centro conectando los pueblos de Cayey y Coamo. (Cayetano Coll y Toste: Boletin Histórico de Puerto Rico, Tomo III, 1914-15) “Por qué la Carretera Central pasa por Cayey…” Memoria del Proyecto, pp. 196-205).
     En esa construcción histórica perecieron miles de trabajadores quienes tenían que dinamitar piedras que encontraron en el camino bordeando peligrosos riscos. A falta de mano de obra utilizaron presos y chinos que eran traídos de Cuba.
     De ahí que se construyeron Casillas de Peón de Camineros, que originalmente, tenían la función de resguardar a los presos al concluir las labores del día y para almacenar herramientas y equipos. Allí, fuerzas militares custodiaban los presos para que no hubiera fugas. (Archivo General de Puerto Rico (AGPR). Fondo Municipal: Aibonito, Caja No. 8).
     Luego estas Casillas pasaron a ser residencia de los peones camineros que tenían a cargo cuidar de los tramos de carretera que les asignaban. Protegían también la marcha de los transportes y atendían las necesidades de los pasajeros auxiliándolos en la medida que les era posible. El caminero recibía un sueldo de 15 pesos mensuales vivía en la casilla con su familia que también lo ayudaba en esos menesteres. A la Casilla de Asomante fueron llevados los heridos del Combate del Asomante del 12 de agosto de 1898. (Eduardo A. Regis: “Casos del peón caminero” Escenario, 13 de marzo de 2005, PR 20-21. ( El Nuevo Día).  
    
     La Carretera Central se dio por terminada en el 1886. Así que Aibonito quedó en la ruta para Coamo, Juana Diaz y Ponce conectada con el resto de la Isla. Ello trajo progreso e ingresos al pueblo que aumento su comercio y fortaleció la economía. El sistema norteamericano que advino en el poder colonial luego del 1898 las dejó en el olvido; desaparecieron los antiguos camineros y el estilo, de mantener las carreteras en optimas condiciones.
     Aibonito tuvo momentos de bienestar económico y es un pueblo con gran cultura y tradición histórica. Está en todos nosotros continuar amando esas nociones de la geografía intuitiva de la que partía el Maestro Hostos para engrandecer la patria nacional.