Crisis nacional de laxantes

Creativo

Al templo sanjuanero de mármol

Manual de instrucciones para una higiene adecuada, manual para protegerse de atentados terroristas cuando te encuentras en el baño; manual del buen político… Una vez leí que Julio Cortázar tenía una enfermedad que provocaba que sus huesos crecieran durante toda su vida, aumentando en su adultez aproximadamente un centímetro al año.

Aun así mi papá tampoco entendió que siempre quise ser poeta: quería que estudiara Biología. Sin embargo, como suele ser, eso no ocurrió ni soy una insigne escritora, tampoco bióloga. Algo de lo último sí, por lo de tener un doctorado práctico en anatomía sexual, léase me convertí en negociante callejera, hasta que enfermé. Finalmente terminé limpiando baños en este antro gubernamental llamado casa de las leyes. Entre mierda y mierda, me leo los proyectos de ley y otros reglamentos que dejan en los escritorios como si fueran libros de humor negro o teveguías y luego los uso para limpiar los espejos.

 

No les informé, tengo treinta años. Para algunos, podría ser importante. Con este trasfondo fáctico y normativo, analicemos el caso de marras en sus méritos. Existe una crisis nacional de laxantes. Una pitonisa anónima afirmó que se le estriñe la mente al que no tiene fe. ¿O era al fanático? Político, religioso, vanidoso, pintoresco, ignorante, chuchins, senadoras homofóbicas, bueno no recuerdo qué profesión, la idea es que lo escuché en un programa de radio, whatever, y llevo tres días sin ir al baño; ni para limpiarlo ni para vaciar mis residuos orgánicos. Se debe a una parálisis de ciertas funciones neurológicas e intestinales, dijeron en otra emisora. Esto ha causado un salpafuera terrible y hasta es posible que tengan que clausurar la fábrica de papel de inodoro debido a un superávit en su producción. Recuerdo, esto ataca a los fanáticos de toda denominación y a los que estamos sometidos a sus memeces. Posibilidad de contagio, 95.9% de la población sobre los dieciséis años.

Mi vecino, el que tiene la lavandería en la calle Loíza, asesinó al perro que le cagó la entrada de la casa; ya ves, ese estreñimiento hasta podría salvarte la vida.  Todo será cuestión de quién defeque y dónde. Luego comenzó en la radio otro debate sobre qué nombre ponerle a la estación principal del Tren Urbano. Honor a quien honor merece. Supongo que los trenes tampoco tienen inodoros, pero el hambre ataca y mi horóscopo sentenció que tendré suerte en los negocios, que tome las cosas con calma, que recibiría una visita de un antiguo amor. Y hace tres días que no cago.

Cuando niña escribí un poema, pero mi papá se rió antes de terminar su palo de ron. ¿No les dije? Él es profesor, no, catedrático universitario retirado, además de abogado y fue asesor especial del gobernador en asuntos de higiene espiritual… Estudié dos años de Biología, escribí 15 poemas. Sin embargo, siquiera tengo ni unos malditos diez pesos pa' los kotex y un paquete de pañales, etapa 3. En los negocios fueron mal, además se me enfermó la sangre con herpes y sida, pero mi mamá no se atreve a contarles a sus amigas. ¡Qué vergüenza! No terminé la universidad; hay alcaldes y senadores que no han estudiado, o al menos no lo parece. Tampoco les contó a sus amigas ni lo de mi enfermedad, ni lo de ser madre soltera, siquiera que quise ser poeta, mucho menos mi plaza laboral en la Rama Legislativa. Sí, mi vida le ha provocado mayor vergüenza que la vez que mangó a papá en la oficina de la Rectoría con una secretaria desnudita --eso  sus amigas lo sabían-- su exnovio (el de la susodicha nudista) se encargó de pegar fotos en los baños, hasta subió un videíto trili en el youtube… En fin, me enfermé por los efectos secundarios del maldito negocio, aunque en su momento me gané bastante, sin los descuentos por el plan de retiro ni el siete por ciento para Hacienda, pa’ servirle. Así de rápido se agotaron, como suele suceder. ¿Sería verdad que Cortázar crecería un centímetro cada año?

Y a todos se nos estriñe la mente, porque a lo mejor no leyeron las instrucciones del manual ese, que encima estaba en un inglés, que ni el de la Legislatura; pero yo tenía la versión en español. Un día encontrarán la cura. En otra emisora dijeron que quizá se pueden clonar los intestinos de los indios ticuna del Amazonas. Dice un estudio que ellos nunca han padecido de estreñimiento. Es cierto, quizás requeriría el uso de los periódicos cuando todos consigan ir al baño y liberarse de su mierda acumulada. Se limpiarán con las últimas noticias de un país africano, de un joven escritor asesinado en una barra de Santurce junto a su amante, del asesinato de otra mujer a manos de su macho, de escuela de computadoras invisibles, obviamente también vandalizadas por culpa del estreñimiento.

Recuerdo en mi niñez cuando regañaron a Ernesto en la clase de inglés por haberse tirado un peo, perdón, un gas, y cuidado con las ondas expansivas. Ernesto lloraba diciendo I am sorry, la maestra lo humilló, todos se rieron y faltó al otro día a la escuela, para su desgracia sus padres le obligaron a regresar. La maestra lo recibió riéndose y le dijo be careful with your gas leaks. Después de ese año no volvió.  Lo recordamos el día de la graduación. ¿Qué sería del aéreo? Ese fue otro de sus apodos. Supongo que él tampoco padeció nunca de estreñimiento. Olvidé, my name is Lucinda Ortiz Barceló. En la calle me dicen Lucy.

Papi nunca quiso leer mi poema. Prendí la radio, algo había detonado y el locutor vomitaba, la señora vomitaba, y no hubo un acuerdo de Estado, quizás vomiten ante la imposibilidad de sacar sus excreciones por otro el lado. Y gritan a coro y vomitaban en la calle, en el gobierno, en los chinchorros religiosos, templos con dinosaurios, y hasta en el shopping. Cuando los desperdicios orgánicos no pueden salir por un lado, salen por el otro. Aun así llevo varios días sin ir al baño, siento sudoraciones y mucho dolor, quizás sea el virus, como cuando Servicios Sociales, “peldón”,  el Departamento de la Familia, le quitó el hijo a la vecina porque su exmarido dijo que ella era una puta. Yo me escondí con el mío --digo mi hijo, que marido, no, gracias-- en casa de un antiguo amante de mi papá, dije un... En la masacre del capacete de 1988, los indios ticuna muertos fueron arrojados y hechos desaparecer en el Río Amazonas.

En el manual está la clave. Quizás al prender la radio anuncien que descubrieron el laxante salvador, ganó un nuevo gobernador, todos creen que iremos más al baño, quisiera saber si era cierto eso de Cortázar, quizás mi horóscopo esté correcto y me reencuentre con algún antiguo amor que no recuerdo. Decidí no encender la radio, tampoco aguantar un día más. Visité la casa de mis padres, mamá lloraba, papá había muerto como el mismísimo Elvis en el baño, no en la bañera como el Rey del Rock, sino en el trono, curiosamente no vomitó, quizás sí entendió mi poema, o encontró su laxante particular con su lógica consecuencia. Mañana tengo que regresar a mi honroso trabajo, quizás los medicamentos no me den tanto dolor de estómago. El responsable de la masacre de los ticuna fue absuelto.

Está lloviendo y sonó mi celular. Apaga la radio, Lucinda. El día mundial del inodoro es el 19 de noviembre. ¿Pueden creerlo? Tampoco hay inodoros en las guaguas. Nadie entendió a su inventor francés, y otro francés inventó el bidet. Curioso, ese es el día del Descubrimiento de Puerto Rico, o cualquier otro sinónimo bonito de nuestra bella isla. Muchos morirán en el inodoro hasta que no se resuelva la crisis. Y dicen que al tercer día resucitó de entre los muertos, el otro lo hizo después de perder unas elecciones. Sospecho que todos siguen sin leer el manual. Finalmente pude vaciar mis intestinos por el lugar indicado. Lo dejé ahí pa que lo limpiara otro. Mientras los fanáticos, y demás especímenes, seguirán vomitando nuevas estupideces y yo, Lucinda, limpiando perennemente sus baños.