Defendiendo la hispanofilia de Albizu: una respuesta a la visión postmoderna

Política

Pedro Albizu Campos es indiscutiblemente el ícono mayor del independentismo puertorriqueño. La discusión sobre el nacionalismo de Albizu o “el albizuismo” persiste. Algunas visiones rayan en la hagiografía, pero por años la figura del líder nacionalista ha sido objeto de crítica especialmente por lo que entienden muchos comentaristas era su visión limitada de la nacionalidad puertorriqueña.

Concretamente, se le ha acusado a Albizu de tener una visión idealizada de España, amo de Puerto Rico por 400 años hasta que los norteamericanos se apoderaron de la Isla. Pero para el Profesor José Ignacio Jiménez, a Albizu lo que le interesaba era una definición de la esencia de lo puertorriqueño, y veía lo español como un componente innegable pero no único de la puertorriqueñidad. En una charla titulada “Hispanofilia, hispanofobia e hispanofiliación en Pedro Albizu Campos”, Jiménez describe a un Albizu que lejos de ser hispanólatra tenía claro lo que es el ser puertorriqueño sin entrar en rechazos ni reducciones de los componentes africanos y taínos. Albizu, hijo de un comerciante español y una mujer negra, postulaba una esencia de lo puertorriqueño como parte de un movimiento panamericanista que se posicionaba frente a los imperios mundiales. “No por aceptar al padre tenía que matar a la madre”, dijo Jiménez.

Albizu encabezó el Partido Nacionalismo Puertorriqueño, que después de dos intentos fallidos abandonó las urnas y recurrió a la lucha violenta. Hubo episodios violentos que involucraron nacionalistas en las décadas de los 1930 y 1950, incluyen un ataque al Congreso norteamericano, al presidente norteamericano Harry S. Truman y a la mansión ejecutiva de Puerto Rico. Murieron varios nacionalistas a causa de estos hechos violentos, inclusive en una famosa masacre en la ciudad de Ponce, y fueron presos varios otros. Albizu fue preso por actos de sedición en ambas décadas, y murió en cautiverio en un hospital de San Juan. A causa de su movimiento nacionalista el independentismo fue perseguido por los gobiernos norteamericanos y estadounidenses (Puerto Rico permanece como pertenencia de los Estados Unidos). Después de salir Albizu de la cárcel federal de Atlanta, la legislatura puertorriqueña paso la infame “ley de la mordaza” que limitaba la expresión a favor de la independencia de la Isla y en contra del gobierno de los Estados Unidos. Por años fue considerado un acto subversivo el tener u ondear una bandera puertorriqueña.

La ponencia de Jiménez pone en perspectiva la corriente notable en historiadores más jóvenes de criticar a Albizu por su alegada tendencia esencialista a reducir la nacionalidad puertorriqueña a la hispanidad y a lo español. Si nos damos cuenta de que antes de la llegada de los norteamericanos en 1898 ya estaba cuajada una cultura y una nacionalidad puertorriqueña, entenderemos que la afirmación de lo español en lo puertorriqueño—especialmente del idioma que nos une al resto de Hispanoamerica-- es meramente el reconocimiento de un hecho esencial en el ser boricua. Historiadores como Carlos Pabón han cuestionado esta visión esencialista dada en parte a la historia complicada de Puerto Rico, que incluye una migración masiva a los Estados Unidos y la autoidentificación de estos inmigrantes como puertorriqueños. Esta creación de la gran diáspora puertorriqueña pre-data la formación de la visión de Albizu. Definitivamente, hay que considerar estos más recientes desarrollos, pero debemos que reconocer que Albizu era un hombre de su época. A su gran crédito hay que decir que él junto a figuras como José Vasconcelos reconocían una visión panamericanista que hemos visto más recientemente con Hugo Chávez y que se identificó con las luchas por la libertad de otros pueblos como la India e Irlanda.