Puerto Rico y su problema de semillas de arroz

Política

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Los asiduos lectores de periódicos estaban prestos a leer los titulares sobre la propuesta, hecha el fin de semana, para discutir, vía asamblea, posibles cambios en la relación de la Isla con los Estados Unidos. En un diario sanjuanero estos se encontraron con un titular un poco distinto, pero que representaba perfectamente los problemas que pueden surgir en la relación territorial de Puerto Rico con los Estados Unidos.

El titular de portada del diario Primera Hora leía “No que No de la USDA”. La USDA son las siglas en inglés del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, que acaba de prohibir que se traigan unas semillas dominicanas de arroz a Puerto Rico porque este tipo de semilla una vez portó el germen de una plaga. Con la decisión, la USDA ejerció su “police power” en proteger la agricultura en su nación. Puerto Rico, querámoslo o no, está sujeto a las reglamentaciones y las leyes de los Estados Unidos. Es el Congreso el que decide que leyes federales son de aplicación a la isla, no el Gobierno del Estado Libre Asociado de Puerto Rico. De esto en gran parte se trata el debate inacabable de cuál debe ser nuestra relación jurídica con los Estados Unidos. La pregunta para muchos es si queremos tener más o todos los poderes para mandar en nuestro país. Por otro lado, hay un alto por ciento de los votantes que quiere que la Isla se anexe completamente a los Estados Unidos, o que se convierta en su estado 51.

Todo este asunto agrícola comenzó en mayo con una visita de funcionarios del gobierno de Puerto Rico a la República Dominicana, donde se produjo una especie de acuerdo de cooperación. Se acordó que de la República Dominicana se traerían a Puerto Rico unas semillas de arroz para sembrar en el muy fértil Valle de Lajas como parte de un proyecto de desarrollar la producción puertorriqueña de alimentos. Con las semillas vendrían unos asesores que ayudarían a preparar la tierra para el cultivo del arroz. La República Dominicana es autosuficiente en la producción de este producto, mientras que en Puerto Rico hace décadas que no se le siembra. No solo eso, el arroz es una parte integral de la mesa puertorriqueña. La ausencia de su cultivo es un indicio de la crisis de la agricultura en Puerto Rico, que importa la inmensa mayoría de sus alimentos.

Ayer, el Secretario de Estado, David Bernier, quién ha estado viajando a varios países en busca de inversión extranjera para este territorio norteamericano, dijo que se ha decidido usar una semilla proveniente del estado de Texas compradas a una corporación estadounidense llamada Rice-Tec. Aclaró que ya están sembradas 100 cuerdas y se están preparando otras 400 para la siembra. Los asesores dominicanos que se prometieron ya están en la Isla ayudando con el proyecto. El esfuerzo por desarrollar la agricultura es loable y necesario. No es sabio que una isla con una población de 3.7 millones no tenga una producción agrícola sólida. De más está decirlo. Puerto Rico, como territorio sujeto al Congreso norteamericano, no tiene la soberanía para hacer tratados internacionales, y si entra en “acuerdos de cooperación” comerciales, estos están sujetos al rigor de las leyes y reglamentos de los Estados Unidos. La noticia de la denegatoria les recordó a muchos lectores cuando hace dos y media décadas un acuerdo comercial entre un gobierno puertorriqueño y Japón fue vetado por el Departamento de Estado de Washington, que le recordó al entonces Gobernador Rafael Hernández Colón quien mandaba en este rincón del Caribe.