Siria, EE.UU y un mundo asediado

Justicia Social


altEstá de más afirmar que la posición que hemos adoptado es contraria a la guerra. Está de más afirmar, nuevamente, que los organismos internacionales para solucionar cualquier crisis actual en Siria, no son la voluntad del Congreso y el Ejecutivo de los EE.UU.

Ese mundo, el del imperio que intervino en la República Dominica y en Haití en la década de 1910, como también ya yo había hecho en Cuba y Puerto Rico en el 1898, ya no existe.  Vivimos en un mundo que ha cambiado, donde la fuerza de los imperios, en particular los EE.UU y el Reino Unido, ya no se miden por su capacidad de invadir y atormentar militarmente a país alguno.

En Siria el pasado 21 de agosto, luego de dos años de una guerra civil compleja y contradictoria, aparentemente se utilizó gas sarín.  Esto es un gas tóxico, un arma letal, la cual se hizo popular como parte de los arsenales químicos con los cuales muchos países cuentan.  Las armas químicas están altamente reguladas por la comunidad internacional, y su prohibición o no uso, es la tendencia generalizada.   Ahora bien, ¿quién fue el que utilizó estas armas y contra quién? Esta es la pregunta que todos y todas debemos hacernos.

El gobierno de los EE.UU ha planteado que fue el ejército y el gobierno del presidente sirio, Bashar Al-assad.  A esta posición se suman los gobiernos de Francia y Arabia Saudita. No obstante, los gobiernos de Irán, Rusia y China, como una gran parte de los gobiernos de América Latina y el Caribe, objetan esta postura, rechazan cualquier intromisión militar y más aún piden que sea la Organización de las Naciones Unidas la que determine por vía de una investigación concluyente que pasó y quien es responsable.

El presidente de los EE.UU, Barak Obama, luego que el sábado pasado anunciara lo inminente del ataque punitivo contra las instalaciones del régimen de Al-assad, cambió de dirección y decidió pedirle permiso al Congreso de los EE.UU. El Congreso solo puede decidir sobre esto la semana entrante cuando regresan de sus vacaciones de verano.  La opinión del pueblo de los EE.UU, por virtud de las encuestas hoy realizadas no favorece una intervención militar.

La pregunta es si en plena segunda década del Silgo XXI, necesitamos que cualquier estado, siga pensando que la forma de resolver los conflictos internacionales es por vía de las intervenciones militares no autorizadas.  Nos parece que no.

El gobierno de los EE.UU tiene dos problemas que han hecho que su respuesta militar se retarde. Por un lado el 2003, cuando engañaron a todo el planeta tierra en el Consejo de Seguridad de la ONU, al decir que en Iraq había armas de destrucción masiva.  Nunca las encontraron luego de la intervención militar.

Por otro lado, Barak Obama es recipiente del Premio Nobel de la Paz.  Esto es un elemento importante en la conversación.  Si decide atacar a Siria, sin el consentimiento del Consejo de Seguridad, y contra la postura de la ONU, ¿debería devolver dicho reconocimiento?  Nos parece que sí.  Tanto el millón de dólares que ganó, como el pergamino, tendrían que ser devueltos.  ¿Está el presidente preparado para no ser historia? No sabemos.