Saudades

Creativo

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A Priscilla y Gabriela

Hice todo lo que pude en la vida, viviéndomela debajo de la mesa, soñándomela entre cielos añejos, espesos, construidos por arquitectos embriagados de milenios. Pude amar tantas veces a una misma mujer multiplicada por 30, de todos colores; estructuras de sombra. Amé a mi madre mil veces cada minuto, ahora la amo 1 minuto mil veces cada silencio. Amé lo que no existe, como adoré los besos que me dio la oscuridad cuando ella desvestía mi piel y me arropaba con las saudades del niño que jugaba dentro de mí y recolectaba flores para regalárselas a los peluches que vendía el abismo que crecía por segundo entre la materia fichada del futuro.

¡Creé un mundo! Dentro de una botella de vino blanco sabor a luna, me perdí entre callejones queriendo tocar fondo; probé de todo un poco para no perder conciencia del paladar, morí 8 veces de sobredosis corruptas por de llantos amaestrados en los jardines del veneno, tuve enemigos que terminé cociéndolos en la lluvia, muchos de ellos creyeron que yo era lo que nunca fui y por el poeta sangriento mío que los opacaba, no publicaron su miedo, el de terminar vueltos simples hologramas. ¡Crecí tanto! ¡Me hice tan fuerte! Mientras lloraba una amante que de flores estaba hecha y me inspiraba en tumbas hechas de sangre de su vientre. Solo fui POETA: una condena que me hizo perder tanta vida moribunda en la luz y me hizo soñar que el infinito era solo el horizonte y que en la casa de las últimas de las abuelas vivía el fantasma de dios…Supe cómo amarrarme los zapatos en medio de un terremoto, supe cómo afeitarme en medio de un maremoto. Supe cómo ser una bestia salvaje y gritar atrofiado, pasado que hoy me arrepiento crucificado en las pupilas de mi hermana, una diosa que adoro con el filo de la magia que centellean los planetas. Viajé a ciudades de carne y hueso, en ellas de hoteles tuve chelters y prisiones, y siempre viajaba con mi maletín que guardaba el alma mía. Viaje muy al norte, pueblo fantasma y durante 6 meses me torné en uno que vagaba a las orillas de un lago contemplando la soledad, arrugada, calva, con un manantial de melodías que brotaban de ellas. Le hice el amor a brujas, ninfas, doncellas,serafines, querubines, duendecillas, lirios mientras pretendía ser el disparate mejor inventado por la sombra de dios. Bailé al son del coyote en el desierto y a 365 metros de altura le besé los senos al crepúsculo y agarré estrellas para darle claridad a los recuerdos de mi padre: víctima de la pesadilla americana. Muchas veces dejé de ser yo para que todos fueran, equívoco, nadie fue nada y la ciudad se hizo pasar por todos. Bebí del fruto sagrado del llano, mientras el diablo ardía en los espejos de mi sangre. Me enamoré todos los días de la misma mujer ahogada en el océano de la piel, absuelta por la espuma de la orilla traviesa. Fui exiliado poético, inmigrante doméstico o. Fui una de las heridas de Cristo, cuando se bajó de la cruz para clavar mi sombra en su cruz… Al fin y al cabo fui un enigma que supo bien soñar, a mis nietos cuidar, a las flores cantar bien sujetas al desastre.