Decía Ramón Emeterio Betances que para ser soberano hay que comenzar a serlo. Es decir, uno no puede pedir mucho permiso, simplemente ejerce sus atributos soberanos y la vida lo toma desde ahí. En Puerto Rico, en la mayoría de los casos, nadie entiende que es la soberanía, y peor aún nadie sabe cómo ejercitarla. Cuando digo nadie, puedo establecer grandes excepciones: el Comité Olímpico de Puerto Rico es soberano y vive de los atributos de su soberanía. En este sentido, sería la excepción más destacada. Pero el resto del país lo desconoce.
Hoy da inicio a la Asamblea General, de carácter anual, de la Organización de las Naciones Unidas. En esta asamblea asisten 192 estados soberanos, y algunos gobiernos que aunque no soberanos han sido reconocidos por dicha asamblea a participar de forma limitada. Puerto Rico no habrá de ir. Puerto Rico no tiene cultura de participar en este evento. Puerto Rico, y todos los movimientos políticos, si tienen cultura de participar anualmente en el Comité de Descolonización, el cual sesiona en el verano. Tenemos cultura de ser colonia y reclamar soberanía. No tenemos cultura de pensarnos de forma soberana y reclamarlo. ¿Cuál sería la consecuencia de ir, en un gesto de acción civil en lugar de desobediencia civil, y reclamar nuestro derecho como pueblo, país y gobierno, a estar representado en dicha asamblea?
En el 1953 cuando la ONU sacó a Puerto Rico de la lista de estados no autónomos, luego de la fundación del Estado Libre Asociado, no se planteó la idea de permitir a Puerto Rico estar en dicha organización. Pues cambiemos el curso de la cultura colonial que se nos impuso. Solicitemos hoy estar allí, como lo ha hecho el movimiento pro liberación de Palestina, el antiguo movimiento anti-apartheid y tantos otros.
Comencemos a ser soberanos en la Organización de las Naciones Unidas. Comencemos hoy.