¿Quien está detrás de esos locos del Tea Party?

Política

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Todos nos hemos preguntado desde hace tiempo quienes son esta gente del llamado Tea Party, que ahora protagonizan todo este espectáculo suicida que es el cierre del Gobierno federal. Estos personajes, que portan una filosofía casi anárquica, parecen constituir un grupo amorfo que le impide a líderes del centro del Partido Republicano (the Grand Ole Party) tales cómo el presidente de la Cámara de Representantes, John Boehner, negociar para acabar el conflicto.

Pocos medios norteamericanos se han enfocado en el motor principal detrás de la filosofía minimalista de gobierno que profesan estos miembros del Tea Party, pero desde antes de darse la paralización del gobierno de Washington, la revista Bloomberg Business Week, publicó un artículo de portada titulado “John Boehner doesn’t  run Congress. Meet the man who does”. La revista señala al exsenador republicano de North Carolina, Jim DeMint, como la voz de la sinrazón. Muchos se preguntaron por qué DeMint no se postuló de nuevo. Lo que sucede es que el exsenador de ultra derecha, quien es un experto en mercadeo, decidió aceptar la presidencia del Heritage Foundation, un grupo activista conservador que DeMint ha llevado hasta una posición recalcitrante. El rehusa revelar cuanto gana como cabecera del “ think tank” , pero su predecesor ganaba más de $1 millón anualmente. No hay duda de que esta es una organización poderosa.

El Presidente Obama fue reelecto y su plan de salud, tildado el Obamacare, no sólo fue legislado sino declarado constitucional por el Tribunal Supremo de los Estados Unidos. Este cuadro causó que en su momento Boehner se allanara, diciendo que “es bastante claro  que el Presidente ha sido reelecto. Obamacare es la ley de la nación”. Pero para DeMint las elecciones de noviembre, 2012, no expresaron el verdadero sentimiento de la nación y ahora es el momento de detener el Obamacare. El Heritage Foundation da generosamente a las campañas de candidatos ultra-derechistas, unos desenfocados, muchos de ellos de agenda racista, que no creen en el arte de la negociación tan medular para el proceso legislativo. Para DeMint los republicanos de centro terminan por claudicar ante la negociación. Su empeño es mover al partido más hacia la derecha con un discurso de que el gobierno debe ser mínimo. En juego no solamente está el Obamacare, sino Medicare, Medicaid, y el sistema de Seguro Social.

Son varios los líderes de esta recalcitrante derecha que le deben mucho al exsenador, muchos de ellos provenientes de la región tan “progresista” que es el sur norteamericano. Ted Cruz, senador por Texas, el mismo que detuvo las labores del Senado cuando se paró a hablar por casi 21 horas, despotricando en contra de cualquier causa que se considera liberal, ha dicho que no nubiese sido electo si no es por la ayuda de DeMint y su Heritage Foundation. Ayer, Cruz tuvo la desfachatez junto a esa luminaria intelectual de la derecha, Sarah Palin, la excandidata a vicepresidenta, de liderear una protesta en contra del cierre del monumento a los caídos en la Segunda Guerra Mundial en Washington. Gracias al paro causado por el Congreso, los mantenedores de los parques y monumentos nacionales han cesado en sus funciones al igual que la mayoría de los empleados a través de la nación. Estamos a días de que el gobierno federal no pueda honrar sus obligaciones ante bonistas y otros acreedores.

Otros adeptos a DeMint son el congresista Jim Jordan, que aspira presidir la Cámara de Representantes, el Senador Rand Paul y otros candidatos de la ultraderecha ultracaucásica a cuyas campañas el Heritage Foundation ha donado generosamente.