Me cansé de escuchar y leer que todo está tan malo. Realmente hablando, se trata de un derrotismo institucionalizado que todo el mundo asume como normal. No es posible pensar lo interesante y complejo que se encuentra el país, y que todo se encuentra de forma compleja en un gran momento. Lejos de hablar de que todo está mal, por el contrario prefiero pensar que todo está súper interesante y bien.
La cultura de diferir, en particular de tener puntos de vista encontrados, es un gran acierto en lugar de ser un desacierto. La gente debe luchar por la diferencia. No obstante, nuestro entrenamiento en Puerto Rico es por simplificarnos. Si uno difiere, entonces a uno lo excluyen por “problemático o difícil”. Pero realmente estamos derrotando una posibilidad de una co-existencia importante. Es decir, si no aprendemos a vivir con la diferencia no crecemos como persona, como pueblo y sobre todo como país.
De otro lado, hay algo que me hace pensar que vivir en negativo cumple una función social importante para alguien o algún sector del país. Es decir, los medios noticiosos resaltan continuamente el conflicto como noticia. Pero, ¿y la resolución del conflicto, deja de ser noticia? Es decir, conflictos como pelea venden pautas noticiosas. Pero conflictos en su fase de resolución, es decir resueltos, no son vistos como buena noticia. Lo que yo deseo es la cultura total. La del conflicto como la de la resolución. ¿Será posible?
Lo que subyace en el discurso dominante del que “todo está mal” es la hegemonía de una forma cultural ante otras formas culturales. Es decir, de forma dominante en todos los sectores vamos diciendo que todo está mal, y nadie lo cuestiona.
Para muestras un botón. Ayer una línea áerea de europa asumió nuevamente los vuelos San Juan –Madrid. Esto en el contexto de una expansión de líneas áreas, no tradicionales, operando a partir del aereopuerto internacional de Carolina (equivocadamente referido como el de San Juan). Entonces, ¿todo está mal? No. Hubo un problema con Iberia, canceló la ruta de Puerto Rico, y ya hay otra solución. Me interesa más la solución y no el problema.
En fin, que me rehúso a hablar de solo de que todo está mal. ¡Cambia el chip