Un modelo de justicia que no sirve

Justicia Social

altMe entero de que la tasa de asesinatos en lo que va de año no llega a 71, es decir 30 asesinatos por debajo de la cifra a un momento similar el año pasado. Pero pensamos que la cantidad de asesinatos determina algo exitoso de las políticas de prevención del crimen. Y realmente hablando, lo uno y lo otro no tienen nada que ver. La gente es asesinada por otro tipo de variables; la investigación criminal, y en particular, su éxito, corresponde a otro tipo de situación de efectividad administrativa. Ahora bien, donde sí coinciden ambos es en el hecho de que la justicia que se imponga una vez consumada una investigación criminal debería ayudar a evitar otro asesinato o acto criminal. En otras palabras que la justicia sirviera para evitar mayor criminalidad y fuera guía para transformar problemas sociales.

Lo cierto es que el modelo de justicia imperante no tiene nada que ver con esto. Es justicia de la dura y mala: usted es arrestado y encontrado convicto por un delito, y se espera que en 20 años, una vez usted extinga la pena, salga de la cárcel remodelado. Listo para participar como buen ciudadano de ley y orden.

Para muestras un botón: el jueves pasado fue arrestado Carlos Fabián Colón Lebrón, de 29 años de edad y vecino de Humacao, quien había cumplido una condena de ocho años de cárcel, saliendo en libertad en verano de 2013. El causante de su convicción había sido su vecino, Vicente Cruz Rodríguez, a quien Colón Lebrón había prometido matar como represalia de su encarcelamiento.

Pues cumplió su promesa y lo asesinó. Ahora Colón Lebrón fue acusado de asesinato, y a los 29 años se expone a una nueva convicción y continuar institucionalizado entre la libertad y la cárcel.

Lo interesante sería examinar este caso como una muestra de que el sistema de corrección de los errores sociales, llamado cárcel, no corrige ni modifica comportamientos humanos. Por el contrario, el que extingue una pena carcelaria tiene los años en la cárcel para pensar como saciar su odio por el responsable de su encarcelamiento. Un sistema de justicia basado en el castigo, es decir justicia retributiva, como en el caso antes mencionado, repetirá continuamente sus propias limitaciones: no modifica comportamiento humano. Mientras optar por otro sistema de justicia, de corte restaurativo, que sirva para aplicar una sanción contra el responsable de un delito, pero también para rectificar el comportamiento y más que nada explorar el perdón entre el agresor o la agresora y la víctima, se torna en una obligación moral.

Pero mientras seguimos condenando a gente a la cárcel y pensemos que todo se ha resuelto, andamos muy equivocados. Simplemente, el caso de Colón Lebrón demuestra, que es cuestión de esperar ocho años en una cárcel para salir y volver a cometer otro delito. ¿Por qué seguimos jugando con la justicia?

Crédito foto: derekskey, www.flickr.com, bajo licencia de Creative Commons